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Miguel A. Izquierdo S.

La semana pasada tuve la fortuna de visitar la escuela Laura de los Ríos, de preescolar, en la colonia Progreso de Jiutepec, durante una actividad conjunta con madres y padres de familia, docentes y directiva, orientada al juego, a la lectoescritura, a la comunicación verbal, amorosa, entre madres, padres y sus pequeñas y pequeños. Fue un gran deleite ver a infantes acompañados por sus familiares, en al menos tres dinámicas diseñadas para la convivencia, el juego y el acercamiento a la literatura infantil, y en una de ellas, mediante una dramatización de un equipo de madres. Esta semana, otros equipos están haciendo lo propio, a partir de textos elegidos, considerando las necesidades de sus pequeños.

¿Qué encuentro novedoso, respecto a otras dinámicas que se promueven en general en torno a la lectoescritura? Sin duda el que las docentes propicien el directo involucramiento de madres y padres, familiares, en la formación de sus infantes, pero más allá de recomendar ciertas lecturas, o típicos momentos y formas para interactuar con ellos en torno a ese proceso transformador: invitan y han logrado, que las madres hagan teatro a los ojos de sus críos, de modo que les presentan una historia, una narración, una trama, de manera lúdica, con varios personajes, y con las propias dotes (que van logrando) de sus madres. Entonces, ellas aprenden a dramatizar, a hacer teatro para sus pequeñas y pequeños, pero también PARA ELLAS. 

Para algunas, es su primera oportunidad en la vida de hacer teatro, en público, frente a más de un centenar de personas. Lo sabemos: eso puede causar terror, pero es un reto que han venido superando con mutua estimulación, además del empuje que reciben de las profesoras entusiastas, como la directora, convencidas de su proyecto educativo, que les está funcionando. ¿Por qué lo digo? Vi que mantenían su atención estos preescolares en cada segmento de la mañana, incluso en el más largo, durante la obra de teatro a cargo de su parentela. 

De tal modo, la familia va siendo integrada a los objetivos escolares, y más, a la acción escolar, haciendo un continuo en las experiencias infantiles entre casa y escuela. Vi que en la actividad inicial, cada padre/madre, jugaba con su infante, nombrando las partes de su cuerpo y haciendo pequeñas cosquillas al de su pariente, lo que hizo de aquel momento una algarabía de unas y otros. Sabemos de la importancia que dan los pequeños a la presencia de sus familiares en un evento escolar, y el gran dolor cuando no están ahí como los padres de sus compañeros…y pude constatar que toda criatura tuvo ahí a un familiar acompañante, incluso un hermano mayor, que alegre jugó su importante rol. 

Vuelvo a la carga: en esa escuela el alumnado de ese Preescolar, tiene acceso a la biblioteca escolar, rolan sus cuentos, los escuchan e interpretan, los escenifican, dialogan sobre ellos, los buscan y demandan. La literatura infantil va así formando parte de su experiencia vital, acompañados y estimulados por su entorno familiar y escolar, como un todo educador, un medio ocupado en y con un valiosísimo propósito educativo: integrarlos a su comunidad, hacer de ellos futuras y futuros lectores y escritores, ciudadanas y ciudadanos. Están en ese camino, gustosamente, muy bien acompañados. 

El colectivo escolar merece esta felicitación por su compromiso y dedicación. Mucho agradezco a su Directora, maestra Luz Adriana Bustos Martínez y a la Maestra Indira L. Jaime, el haberme invitado, y por un momento, ser parte de ese proceso que con tanto tino conducen, artísticamente. 

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