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Oralba Castillo Nájera

A cuarenta y siete años de la muerte del muralista –6 de enero de 1974, en La Tallera, con nombre de mujer, por demandante, decía Siqueiros, su obra y vida vigorosa y provocativa expresada en la consigna “No hay más ruta que la nuestra”, sigue poniendo los pelos de punta a ciertos intelectualesexquisitos, empeñados en mutilar y fragmentar la obra del muralista. Sobre estas bases se intenta reivindicar exclusivamentesu producción pictórica, ignorando o descalificando su posición política comunista. Como si fuera posible olvidar la persecución, exilio y encarcelamiento que padeció a lo largo de su intensa vida, por confrontar el poder del Estado mexicano.

A cuarenta y siete años de su fallecimiento, se hace imprescindible analizar, reflexionar y difundir la compleja obra del polémico muralista, que marcó una ruta estética y política vigente en nuestros días. 

El afán de desacreditar y mutilar a Siqueiros no sólo lo acompañó durante su vida, continuó después de su muerte, muy pocos fueron los que protestaron por la destrucción de parte de la barda y de la fuente los genios de Mario Orozco Rivera, destrucción que llevó a cabo el Trade Center en el Polyforum, que formaba parte de la propuesta estética arquitectónica del muralista.

Pocos se escandalizaron por la insolencia de un Caballero de Colón, de Malta, que organizó a los vecinos de Polanco, para evitar que se le cambiara el nombre a la calle Tres Picos, misma en que vivió el pintor, y que al morir heredó al pueblo de México. ¡Cómo iba a llevar el nombre de un comunista!

En 1989 al pasar su obra al INBA, la directora de la Sala de Arte Pública Siqueiros, con el pretexto de remodelarla,cambio la museografía orientándola a la despolitización del comunista. Relegó los premios Lenin y el motor de un avión gringo derribado por el pueblo vietnamita, que Ho Chi Ming envió a Siqueiros como trofeo de guerra. Desaparecieron cartas y dibujos hechos por niños de todo el mundo, que le enviaban a Lecumberri, solidarizándose con David Alfaro. Se expulsó de la Sala al Taller de Arte e Ideología, coordinado por Alberto Híjar, heredero de Siqueiros, nombrado en su testamento como uno de los responsables en gargarizar que su legado llegue al pueblo de México. El TAI fue expulsado de la Sala, en donde por esos años se mantenía una escuela popular, dedicada a formar trabajadores de la cultura popular revolucionaria, continuando con ello la ruta siqueriana, explícita en su obra teórica y práctica.

Lo único que se rescató de su estaturapolítica es su participación en el asalto a la casa de León Trotsky, en agosto de 1942. Hecho que lo etiqueta como estalinistafuribundo, sin preocuparse, por supuesto, de contextualizar lo ocurrido en su momento histórico, y desde luego ignorando lasrazones que el propio Siqueiros expuso en sus memorias Me llamaban el coronelazo, donde explica las causas de la pugna entre trotskistas y estalinistas agudizadas en loscampos de batalla de la Guerra Civil Española –en la cual Siqueiros, consecuente internacionalista, participó logrando el grado de coronel. Y no es que se trate de justificar, sino de abrir la discusión a partir de análisis, reflexión y difusión de la obra del muralista, asumiéndolo como una totalidad compleja, contradictoria, vital y de enorme vigencia actual. 

Siqueiros eligió Cuernavaca y La Tallera para trabajar los bocetos de La marcha de la Humanidad para el Polyforum. 

 

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