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Pluralidad o Babel

Vicente Arredondo Ramírez*

Para quienes estamos interesados en entender lo que está pasando en México y en el mundo, la tarea no es sencilla. Para lograr eso, se requiere de información relevante, suficiente, factual, y desde luego, marcos interpretativospertinente de lo que origina el acontecer de las cosas.

Como sabemos, las relaciones internacionales están transitando por un período convulsivo, más de lo ordinario, lo cual intensifica no sólo el mercado y el tráfico de armamento bélico modernizado, sino también ahora lapotenciada y poderosísima arma de guerra que es la manipulación de la información. 

Las guerras convencionales en terreno, como el caso de la irresponsable guerra en Ucrania provocada por los principales poderes hegemónicos occidentales, producenlamentablemente la muerte y el dolor de cientos y miles de soldados y de civiles en ese territorio; por si fuera poco, la guerra de Ucrania se está librando también a través de los múltiples medios de comunicación lo cual, sin duda, distorsiona las mentes y los ánimos de miles de millones de personas.

Hago referencia a esa guerra por las implicaciones que está teniendo a nivel de la geopolítica, pero podemos traer a colación cientos de temas del nivel local, estatal, nacional e internacional que están sujetos a tratamientos mañosos, parciales, y mentirosos de la información, lo cual hace imposible entender realmente lo que está sucediendo. 

Se nos ha hecho creer que mientras más fuentes de información existan en una sociedad, habrá mejores condiciones para conocer la verdad de las cosas. Esta es una de las muchas verdades a medias que alimentan el discurso sobre cómo se fortalece la vida democrática. Se le suma a esto el señalamiento de que la libertad de expresión debe de ser defendida a toda costa, sin controles ni medidas. Lo anterior suena bien y políticamente correcto, pero las cosas no son tan sencillas. La guerra de la desinformación que sufrimos, nacional e internacionalmente, ejemplifican el engaño discursivo.

En efecto, cuando hay un conflicto, cada una de las partes recurre a estrategias y medios de comunicación para difundir su “verdad”, y también para atacar y obstaculizar la difusión de la “verdad” del otro. Mientras tanto, los receptores de la información, que no tienen tiempo o posibilidad de obtener información generada desde las dos partes en conflicto, tiene que consumir la “verdad” que le ofrece el medio de comunicación disponible. Esto se agrava aún más, cuando el receptor no tiene historia, contexto y herramienta analítica sobre los temas que le informan.

En este sentido, el caso de la mayoría de los medios de comunicación convencionales de México tendrá que ser un estudio de caso, por la forma en que le hacen la guerra al actual gobierno federal. Lo que está sucediendo es la negación de las ventajas atribuidas a las tesis mencionadas sobre la libertad de expresión y la diversidad de las fuentes de información. Esto vale también para el tratamiento de la información sobre la guerra de Ucrania, y sobre lo que sucede en México y América Latina, por parte de los medios de comunicación preponderantes del mundo anglosajón y europeo, y que a su vez son referencia de serviles empresas de comunicación existentes en los diversos países de América Latina.

Si a lo anterior sumamos el poder, la penetración y la influencia de las múltiples redes sociales (Facebook, Twitter, WhatsApp, YouTube y otras) las cuales también acotan, manipulan y censuran contenidos a discreción, entonces el derecho a la información relevante, suficiente, y factual, irónicamente, parece inalcanzable. Más que vivir y disfrutar la riqueza que da la pluralidad de ideas y de formas de vida, padecemos un caótico desorden informativo y una granconfusión babilónica.

Es entendible entonces que exista entre nosotros divergencias serias en la fijación de prioridades sociales y formas de atenderlas en colectivo. Pareciera que como personas y grupos estamos cada quién inmersos en nuestra propia Ucrania, y en nuestro propio México. Por eso es importante hacer conciencia personal de qué guerra estamos peleando cada uno y qué guerra están peleando los medios a los que recurrimos para informarnos.

No olvidemos lo que afirmó Ryszard Kapuscinski, el corresponsal de guerra polaco, o, mejor dicho, el magníficocronista de las múltiples realidades que conoció: “He visto tantas cosas terribles que me opongo por principios a la guerra. En la guerra nunca hay vencidos ni vencedores. En la guerra pierden todos. La guerra es la prueba de la debilidad que existe en el hombre y la sociedad”. (El mundo de hoy, Anagrama, 2004)

*Especialista en temas de construcción de ciudadanía.

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