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¿CAMBIAR O NO CAMBIAR?

Vicente Arredondo Ramírez *

“Cambio” es la palabra más reiterativa en nuestra época, en la que tantas cosas cambian y a gran velocidad. Nodescansamos de oír, ver y experimentar que el cambio se está produciendo en muchas dimensiones: cambio climático, cambio tecnológico, cambio político, cambio generacional, cambio organizacional, cambio cultural, cambio histórico, cambio social, cambio hegemónico, y más. Se repite con frecuencia, que “lo único permanente es el cambio”.

Vivir en medio de esta circunstancia naturalmente impacta nuestras vidas, genera confusión e inseguridad, y relativiza la construcción de cualquier escenario futuro, aunque, por otro lado, estimula capacidades humanas poderosas, como la imaginación y el deseo de ser parte activa en esos cambios.En efecto, el cambio puede ser visto como algo positivo o como un algo negativo en nuestras vidas. 

Visto como algo positivo, el cambio nos invita a renovarnos, a refrescar nuestra vida, a descubrir nuevas cosas, a enfrentar nuevos retos, a probar nuestro potencial; y, al contrario, cuando se ve al cambio como algo negativo, nos ponemos a la defensiva, y nos inclinamos a defender nuestras ideas, valores, y forma de vida personal y las del grupo al que pertenecemos.

Lamentablemente en México, como en otras partes del mundo, se está dando el fenómeno de que grupos de población están enfrentados en torno a la necesidad o no depromover determinados cambios, en el ámbito de lo político y de lo económico. En lengua llana, se habla de grupos “conservadores” que están molestos y reactivos frente a quienes están buscando cambios a las reglas de convivencia vigentes, que cuestionan la utilidad de algunas instituciones, que quieren cambiar las formas de relación entre gobierno y sociedad, que cambian el esquema de prioridades sociales, y que buscan modificar las relaciones de poder vigentes. Estos “conservadores” se enfrentan a quienes quieren “transformar” el estado actual de cosas. 

Es fácil constatar que los opositores al actual gobiernofederal, más que argumentar, defender y probar la bondad del estado de cosas cuestionado, se empeñan en criticar y oponerse sistemáticamente a las iniciativas gubernamentales de cambio de legislación y de política pública, así como a proyectos de infraestructura de alto impacto, para lo cualutilizan los medios masivos de comunicaciónconvencionales, así como el novedoso mecanismo de las redes sociales virtuales. 

Por su parte, los promotores del cambio, sin acceso a los medios de comunicación tradicionales, utilizan también las redes sociales, y sobre todo el recurso presidencial de la conferencia de prensa conocida como la “mañanera”. Es prácticamente una sola voz la que justifica los cambios que se promueven, con un solo estilo comunicativo y argumentativo.

El resultado de este actuar en paralelo entre conservadores y transformadores tiene muchas implicaciones negativas en materia del auténtico derecho a la información y libre expresión. Es un algo por demás infructuoso y nocivo para el buen ánimo nacional. No permite crear consensos sobre lo que es importante y urgente cambiar en México, a la luz de los aconteceres mundiales que sin duda habrán de impactarnos en el corto y mediano plazo, más allá de lo que imaginamos.

El encono de los opositores del actual gobierno federal los inhabilita para buscar un diálogo razonado, a la vez que esa actitud justifica la actitud de la otra parte. Esta lectura es de doble vía.

Por otro lado, hay millones de mexicanos que sin voz mediática y más allá de “narrativas”, propaganda, medias verdades y francas mentiras, viven su vida cotidiana, enfrentándola como se presenta, desde su propia realidad local, con sus usos y costumbres, y sin formalmente participar en la definición y orientación de lo que hay que conservar o cambiar en el país. 

¿Cómo poner a dialogar a los que quieren conservar lo existente y a los que quieren cambiar? ¿cómo conocer y certificar los motivos reales de quienes se colocan en cada una de las posturas?  ¿Qué hacer frente al conflicto existenteentre los poderes formales y los poderes fácticos, quesumado el número de personas que los componen son realmente una minoría de mexicanos? ¿cómo administrar o gestionar racionalmente lo que hay que conservar y lo que hay que cambiar en México, a la luz de la multiplicidad de los cambios mundiales, promovidos también por una minoría insignificante de habitantes del planeta, mientras que la inmensa mayoría somos sólo receptores pasivos?

La respuesta a estas preguntas no es fácil. Las sociedades se han construido con la influencia, liderazgo, y poder de unos cuantos, sean jefes de tribus, señores feudales, reyes, burgueses, clérigos, cabezas de industrias militares, farmacéuticas, financieras, energéticas, y de comunicación.Todo indica que ya es tiempo de que hablen las mayorías.

*Especialista en temas de construcción de ciudadanía.

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