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LO QUE SIGUE EN MÉXICO

 

¿Qué se hace, cuando con antelación se tiene que preparar y enviar un texto, como es el presente caso, para ser publicado el día después de unos comicios, y sin conocer cómo se desarrolló el proceso y cuáles fueron los resultados?

En este contexto, pongo a tu consideración las siguientes reflexiones, para ver sus implicaciones a futuro, al margen de cuáles hayan sido los resultados de la elección:

1. IMPORTANCIA RELATIVA DE LOS RESULTADOS ELECTORALES. La importancia dada a los resultados electorales está sobrevaluada, cuando candidatos, partidos, y prensa no toman en cuenta la actual complejidad de la situación nacional e internacional. Este es el caso de lo sucedido en las convencionales y poco imaginativas campañas electorales que precedieron a la elección del día de ayer. La razón es clara, todo lo planteado por candidatos y candidatas, ya sea en términos de propuestas hacia al futuro o de críticas de lo realizado en el presente, se plantean en realidad como algo atemporal, en donde lo sucedido y lo que se quiere que suceda, no toma en cuenta variables externas al país, ignoran el actuar de los poderes fácticos mundiales, y no hacen relación con eventos impredecibles e incontrolables generados por la madre naturaleza.

Los planteamientos de quienes aspiran a ser electos son básicamente formulaciones e intenciones generales, sin que sientan la necesidad de explicar en detalle el porqué de sus principales propuestas y el cómo de su realización. Simplemente se da por sentado que los que lleguen al gobierno habrán de controlar, tanto el conjunto de variables que causan los problemas sociales, como las que pueden solucionarlos. Esta expectativa no es otra cosa que un autoengaño colectivo.

Por si fuera poco, en la dinámica de las campañas, muy vinculadas a lo que reproducen los medios de comunicación, pareciera que la única realidad que se debe analizar y sobre la cual hay que construir opiniones y formular acciones es aquello que ha sucedido en las últimas 24 horas, o si acaso, lo acontecido durante la última semana. Se olvidan los contextos y los procesos históricos que explican la realidad actual.

Esta disfuncionalidad está causada, entre otras cosas, en razón de que el “ciclo digestivo” de los medios de comunicación es de muy corta duración. No hay ritmos, ni pausas, ni dietas. Los medios de comunicación necesitan “consumir alimentos” todo el tiempo, de manera continua, porque su fase de ingestión, procesamiento y desecho de lo consumido es casi inmediata; esto hace imposible valorar en su justa dimensión, relevancia, y verdad lo que se difunde a través de los medios de comunicación convencionales, y ahora, los digitales. Esta situación debilita profundamente la posibilidad de un diálogo a fondo entre los candidatos de los diversos partidos, y no digamos, lo más importante, entre candidatos y ciudadanos.

Es tan pobre la visión de la democracia de los políticos de oficio, de sus partidos, y de grandes sectores de la población, que nunca hay tiempo, ni voluntad para modificar la forma de hacer campañas políticas, para que sea posible un auténtico discernimiento colectivo sobre las rutas que debe seguir el país. Los que componen la llamada “clase política” padecen de una gran pereza mental, lo que los imposibilita a enfrentar y procesar lo complejo de la realidad. Son elementales, obvios, y predecibles.

2. PLANES DE GOBIERNO INSUSTANCIADOS. Parece imposible que los gobernantes electos, ya sea del nivel nacional, estatal o municipal, realmente estén en capacidad de hacer programas de gobierno adecuados a las necesidades reales de quienes habitan en su respectivo ámbito territorial de responsabilidad. Lo que se hace es una abstracción que nos aleja de la especificidad de la realidad.

Se definen problemas generales y se instrumentan también soluciones generales. Sobran ejemplos de sujetos generales abstractos: “los mexicanos quieren…”, “los estudiantes necesitan…”, “los empresarios dicen…”, “las mujeres exigen…”, “los campesinos protestan…”, todo lo cual impide conocer con objetividad las demandas sociales y encontrarles la fórmula de solución adecuada. Nunca se sabe bien quiénes son esos entes abstractos a los que hay que atender, ni cuántos son en realidad, ni en dónde viven. Si acaso se recurre a la estadística, no siempre se usa para hacer planeación, ni programación a la medida de esa realidad. Como es complicado mapear las causas y circunstancias de los problemas sociales, el camino más fácil en la operación del gobierno es simplemente atender, siempre bajo presión, demandas específicas de solución a problemas concretos de determinados grupos de personas que se organizan para defender sus causas y solucionar sus propios problemas.

3. LA BABEL DE LA INFORMACIÓN. Cuando se quiere fundamentar o explicar lo que sucede en la realidad, todo se centra en el manejo de información a modo, y sin mayor glosa y explicación. El abuso que se ha dado al axioma de “lo que no se puede medir, no existe” ha desvirtuado totalmente el criterio de verdad de las cosas y los esquemas de interpretación de lo que sucede en la sociedad. La babel de “mis datos, tus datos y sus datos” es inaceptable y muy peligrosa para la convivencia.

Hay que resolver la “desfiguración” de la realidad mexicana generada por los múltiples actores políticos, nacionales y extranjeros, que participaron en el proceso electoral. Se aceptó la existencia de dos proyectos de nación en competencia, cada uno sustentado en diagnósticos totalmente distintos de la situación del país. Para los opositores, el país es un infierno del que hay que escapar; mientras que, para los incumbentes, a pesar de los problemas, el país va por buen camino y sólo se requiere darle continuidad a lo realizado.

Lo que sigue en México dependerá, más del quehacer de los ciudadanos, que de lo que hagan quienes hayan salido electos. Entender eso es avanzar hacia una democracia real.

*Interesado en temas de construcción de ciudadanía.