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José Martínez Cruz y Marco Aurelio Palma Apodaca

 

Los derechos laborales son parte fundamental de los derechos humanos. Luchar por un mundo sin explotación ni opresión, sin discriminación ni violencias de todo tipo, es un compromiso de vida para transformar la realidad del sistema capitalista que está destruyendo el planeta y pone en riesgo el futuro de la humanidad. Por ello es que saludamos los pasos hacia la unidad de la clase trabajadora, nos alegramos del triunfo de la huelga de actores y guionistas de Hollywood y el inicio de huelgas automotrices en Estados Unidos, así como la huelga de más de 3 años de SUTNOTIMEX, entre otras muchas.

 

En Morelos se ha realizado el Foro preparatorio de la Convención Nacional Democrática de las y los Trabajadores (CNDT) que se llevará a cabo el 29 y 30 de septiembre en el auditorio del Sindicato Mexicano de Electricistas en la Ciudad de México.

Es por esto que, recordando estos y otros intentos de unidad, desde el Partido Revolucionario de las y los Trabajadores (PRT) se ha emitido un saludo a la unidad de las luchas a las que se convoca, para que logren fortalecer la organización de las y los trabajadores, al tiempo que también se avance en la coordinación y elaboración de un programa común que, si bien en principio pretende atraer a sectores tanto de trabajadoras y trabajadores activos y/o jubilados, como a sindicalizados y no sindicalizados además de los socios integrantes de cooperativas, esperamos que se incluyan a otros sectores importantes como son los desempleados y la particular circunstancia de los niños trabajadores.

En los diversos foros regionales pudimos ver y escuchar, además de sindicalistas, a sectores de trabajadores del campo, a jornaleros y a los defensores de sus territorios; también observamos la participación entusiasta de activistas por la defensa de los derechos humanos, de los pueblos indígenas, por la erradicación del feminicidio y por reivindicaciones propias de los habitantes de las ciudades. El llamado a la Convención Democrática significa una luz en el oscuro túnel en que el neoliberalismo ha sumido a la población más desprotegida, en particular a las y los trabajadores. Para la autoridad representa un éxito de su Reforma Laboral, el hecho de que sólo 4 millones de trabajadores amparados en más o menos 20 mil CCT, hayan legitimado sus convenios cuando en el país existen más de 58 millones de personas ocupadas; esto es, que más de 50 millones de trabajadores se encuentran sin protección de contrato y también sin sindicato.

De acuerdo con la autoridad, los 4 millones de trabajadores con CCT, están agrupados en unos 6 mil sindicatos. Podemos decir que, si bien el porcentaje de sindicalización ha mejorado en los últimos tres años, también es real que la fragmentación de los trabajadores ha aumentado, es decir también está ocurriendo más división gremial.

De igual forma, es alarmante la condición de las mujeres en el mundo del trabajo las cuales, siendo más del 42% del total de asalariados, apenas si se encuentran sindicalizadas menos del 6% donde más de la mitad de esas mujeres, reciben apenas 2 salarios mínimos en promedio, es decir, menos de 6 mil pesos mensuales.

La participación de las mujeres en las representaciones sindicales es también un pendiente crucial por atender pues, a pesar de que en la ley se mandata la proporcionalidad de género, esta disposición está muy lejos de cumplirse debido a que la autoridad ha hecho caso omiso de su contenido. Por si fuera poco, la violencia, el acoso o la presión ejercida hacia las mujeres en el entorno laboral y sindical, es también un tema de especial preocupación que seguramente, la CNDT no habrá de dejar de considerar.

La nueva organización que surgiera sería el referente sindical propio, confiable, autónomo e independiente, que daría voz y acción a los reclamos. Un referente organizativo que logre centralizar cada lucha, que, mediante la movilización, ponga en el primer plano la necesidad de detener la militarización del país, la desaparición forzada de personas y el feminicidio; que contribuya al respeto hacia los derechos de las comunidades indígenas, de sus territorios y formas de gobierno.

La iniciativa de la CNDT y el reto que significa su perspectiva actual se da en una situación muy complicada de la que no podemos abstraernos. La continuidad de las políticas neoliberales cuestiona el discurso de un gobierno que está en su último año pero que desde el principio usó una retórica antineoliberal y ofreció una cuarta transformación histórica. Por eso “gobierne quien gobierne, los derechos se defienden”. Las luchas de la clase trabajadora y otros movimientos populares, por ejemplo, la de los 43 de Ayotzinapa, tienen que continuar.

De esa manera, la CNDT apuntará a construir un polo social y político de lucha, alternativo tanto a los partidos de la derecha, como alternativo al gobierno y sus partidos. Al constituirse en ese polo alternativo, la CNDT podrá extenderse más allá de las y los trabajadores para dirigirse al campesinado, los pueblos originarios y otros movimientos populares.

La convocatoria a la CNDT nos da esperanza de que las cosas comiencen a cambiar en nuestro país. La historia nos ha enseñado que los grandes cambios sociales sólo pueden concretarse con la participación independiente, movilizada y organizada de los trabajadores y pueblos que, día con día, muestran su disposición de lucha pero que muchas veces adolecen de la herramienta organizativa que la encauce y lleve a buen término.