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Un sujeto estético para todo objeto cotidiano

(Segunda parte)

 

Un día como hoy, pero de 1895, muere, a sus 42 años, en batalla, durante la Guerra de Independencia de Cuba o, como él la llamó, “Guerra Necesaria”, José Martí, de quien me permito transcribir aquí el siguiente fragmento de su Poema, Versos sencillos:

Yo soy un hombre sincero

De donde crece la palma,

Y antes de morirme quiero

Echar mis versos del alma.

Asimismo, el pasado 17 de mayo, 135 años se cumplieron del natalicio de Alfonso Reyes. Pensador, diplomático y humanista que, por llamar El centauro de los géneros al ensayo (debido a su prolífica constitución), quizá quepa en él (debido a su prolífica constitución), el mismo apelativo; ya tenemos un Centauro del norte, uno del sur y otro de oro, quizá nos falte el de las letras.

Por ello, si la Primera parte de esta colaboración fue un reconocimiento a la labor creativa del escritor, en especial, al acto revulsivo que, sobre los objetos cotidianos, oficiaron Paul Auster y Ricardo Garibay, ésta, es en reconocimiento a dicha labor en José Martí y Alfonso Reyes.

Decíamos que, para Vasconcelos, la estética consiste en un acto revulsivo sobre los objetos, a través -literalmente- de tres órdenes: físico, biológico y espiritual. Debido a que dicho acto revulsivo sucede de manera ascendente (a la inversa de la degradación natural de la materia y la energía), tanto la relación sujeto/objeto como el significado y el sentido tienen determinada expresión según se encuentren en qué orden.

Pues bien, en el orden biológico/ético, el significado, la significación, lo significativo, se asocia con valores éticos, lo cual responde a una relación esencial, no formal, entre sujeto y objeto. La significación, entonces, en este tipo de relación, ya no es geómetra, pues integra, desde el orden ético lo que cada objeto tiene de singular y único, sin menosprecio cualitativo.

Por ejemplo, Vasconcelos refiere: “lo característico de cada objeto no es su forma, ni siquiera su peso, su volumen, su dimensión, sino lo que podríamos llamar la fórmula energética de su caso”.

La existencia de un objeto en el orden biológico/ético es una realidad concreta que, para ser conocida, exige, en lugar de apreciación formal, pensamiento vivo igual a la porción de energía que el objeto alberga.

Tibieza vegetal donde se hamaca

el ser en filosófica mesura…

(Alfonso Reyes, ¡A Cuernavaca!)

Así, la significación, por tratar con esencias, no cuantifica al objeto, sino que usa elementos que son combinables, pero no sustituibles; unidades específicas que no pueden sumarse o multiplicarse, por no ser homogéneas sino heterogéneas; su operación es cualitativa y asume contradicciones y contrarios, como fecundos estímulos de actividades creadoras.

Yo vengo de todas partes,

Y hacia todas partes voy:

Arte soy entre las artes,

En los montes monte soy.

(José Martí, Versos sencillos)

No hay significado aislado, siempre es con respecto a un conjunto que le otorgue unidad de propósito; que acelere el desarrollo de cada partícula y que le añada significación dentro de un todo.

La estética es un proceso ultrabiológico, cuyo propósito no es expresarse sino realizarse. (Vasconcelos. Estética).

Mientras sea la función emotivo-estética la que dé cuenta de la diversidad y lo heterogéneo, en oposición a lo homogéneo, el criterio de extensión será reemplazado por el criterio de significación y reincorporará el objeto a la vida anímica del sujeto.

* Profesor de Tiempo Completo de El Colegio de Morelos.