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Un sujeto estético para todo objeto cotidiano

(Tercera y última parte)

 

El pasado 25 de mayo, 99 años se cumplieron del natalicio de Rosario Castellanos, quien, además de escritora, periodista y diplomática, en 1950, con 25 años, se graduó de Maestra en Filosofía por la UNAM.

El que se va se lleva su memoria,

su modo de ser río, de ser aire,

de ser adiós y nunca.

(Rosario Castellanos)

Así, si la Segunda parte de esta colaboración fue un reconocimiento a la labor creativa del escritor, en especial, al acto revulsivo que, sobre los objetos cotidianos, oficiaron José Martí y Alfonso Reyes, ésta, es en reconocimiento a dicha labor en Rosario Castellanos:

Nada debo implorar para mí en los caminos

porque mi lengua acaba exactamente allí,

en las fronteras simples de sí misma…

Pues bien, si el significado, en la relación sujeto/objeto, desde el orden ético, integra lo que cada objeto tiene de singular y único, el sentido, en la estética vasconceliana, en la relación sujeto/objeto, revierte en la materia la energía disipada en el proceso físico ya dicho; cambia su dirección en la existencia misma y la intensifica por el grado estético inyectado.

Dicha vitalidad estética inyectada en la materia impulsa a la sustancia y permite que transite y supere cada estructura (la física y la biológica), anhelando su integración al absoluto; la anhela, mas no se cumple, no se concreta. De ahí que no sea el absoluto en Vasconcelos una totalidad cerrada, sino abierta: “donde cada quien se siente aumentado en lo que es, unido con un anhelo que sobrepuja las partes” (Vasconcelos en Estética).

Este impulso ‘superativo’ que el sentido permite desde el orden estético en la relación sujeto/objeto, inyecta vitalidad a cada estructura que supera, física y biológica. Pero, al alcanzar el orden espiritual, dicho impulso o vitalidad no es estático, denotando o designando alguna finalidad, sino que, mantiene su vibración, y potencializa y abre direcciones al absoluto.

El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve

–antes que lo devoren– ( cómplice, fascinado )

igual a su enemigo.

(Rosario Castellanos)

Quizá, por ello, quepa entender que el sentido es ‘origen de procesos’, pues, con cada estructura, “átomo en física, organismo en biología o alma en espiritualidad”, se genera una transformación de sentido y un comienzo de ciclo.

Cuando el sentido llega al orden espiritual, busca caminos al absoluto a través del impulso estético, el cual, es existencia misma, pero renovada: “el tipo de transformación que la conciencia opera es más profundo porque establece la energía en una esfera distinta, no sólo en el sentido, también en la calidad existencial”. Un acto que no concluye en un fin, sino que presenta, al efectuarse, mayores potencialidades.

* Profesor de Tiempo Completo de El Colegio de Morelos.