loader image

Aideé Tassinari Azcuaga*

Defender el lugar donde se vive de la depredación de una empresa extractiva puede implicar un alto costo que se paga con la pérdida de la tranquilidad familiar, la amenaza de convertirse en una persona criminalizada, es decir, que empresarios depredadores o autoridades o ambos en sólido equipo fabriquen delitos y la persona termine en la cárcel. Tal vez se deberá huir del pueblo donde siempre se ha vivido porque lo que sigue, es quedar en medio de balaceras entre grupos de narcos que, casualmente, se disputan una plaza en la que hay, por ejemplo, un proyecto minero para sacar oro, plata o mineral de hierro.

Bertha Cáceres del pueblo afromestizo Lenca en Honduras, fue asesinada el 2 de marzo de 2016 en la comunidad de la Esperanza porque su pueblo la reconocía como una defensora del río Gualcarse y tenía autoridad y respeto. Luchó contra la construcción de una represa en el río. La constructora la mandó a asesinar. La resistencia continuó.

En contraste, hay ejemplos de luchas ambientalistas en las que no todo es sacrificio, sino que las protestas en su multiplicidad de expresiones han alcanzado éxitos, a veces parciales a veces rotundos. Mujeres de comunidades ejidatarias, indígenas, mestizas, barriales o colonias semiurbanas participan y encabezan las protestas pro defensa del ambiente contra las empresas extractivistas transnacionales y gobiernos, han aportado nuevos lenguajes sobre el significado de defender la vida de la naturaleza como una totalidad, no como curiosidad exploradora sino como la reproducción de la vida social.

Las mujeres enfrentan esta situación con valentía porque saben que, si una empresa contaminante gana, lo que se pierde es la continuidad de la vida para ellas y sus comunidades. El 8 de marzo en el número especial de la Jornada Morelos mencionamos a mujeres como Máxima Acuña en Perú, emblema de la resistencia contra la minera canadiense Newmont, a Fátima Babu que en la India ha liderado durante décadas una campaña contra la fundidora de cobre de Sterlite, Freda Husan, matrarca de la nación Wet suwet en la Columbia Británica canadiense que encabeza la lucha contra la construcción de un gasoducto de Coastal Gas Link.

El Frente de Pueblos Indígenas y Colonias contra la Minería en Morelos y el Frente Morelense contra la minería a tajo abierto por metales cuentan con muchas defensoras, son ellas las que explican incansablemente las razones del rechazo a que Zacatecas Silver extraiga oro a cielo abierto en Tetlama, Xochicalco, Alpuyeca u otras colonias. Entre ellas se encuentra Virginia, una mujer valiente que lleva más de una década participando contra la minería en Morelos a pesar del acoso que ella y su familia han enfrentado. Les invito a leer la entrevista en https://evlyn.online/el-costo-de-resistir-a-las-mineras-canadienses-en-morelos/, ella explica lo que ha significado una resistencia persistente y cómo la minera ha promovido la violencia contra las mujeres de forma sutil.

¿Cuál es el sustrato psicosocial, cultural, territorial, político que da la fuerza y valentía a todas estas mujeres que como Virginia no se arredran a pesar de que enfrentar a las empresas depredadoras y las autoridades que las solapan? 

Una explicación la aporta la ecofeminismo. Las mujeres de las comunidades viven de forma directa la crisis de un modelo económico que pregona desarrollo y progreso pero que es biocida. Se acaba el agua, la tierra de cultivo se pierde y aparecen en las familias enfermedades relacionadas con las substancias contaminantes que desechan las empresas. La subordinación social de las mujeres y la explotación de la naturaleza son dos caras de la misma moneda, explican las ecofeministas, pues el sometimiento de la vida a las exigencias de la acumulación del capital de las expresas extractivistas significan una guerra declarada contra la vida que ignora la interdependencia entre seres humanos y naturaleza. Las mujeres se plantan en la primera línea de defensa de la vida cuando lo que sigue es su destrucción.

*Profesora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *