loader image

 

La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser solo un tema de ciencia ficción para convertirse en una realidad que permea en todas las esferas de nuestra vida cotidiana. La encontramos dándonos desde recomendaciones de música y películas hasta sistemas avanzados de diagnóstico médico, la IA ha demostrado su relevancia y potencial. En este contexto, la pregunta no es si los países deben adoptar esta tecnología, sino cómo pueden hacerlo de manera eficaz y equitativa. En el caso de México, la educación emerge como una herramienta esencial para la apropiación adecuada de la IA. Para lo cual resulta fundamental la formulación de una política nacional que permita implementar los beneficios de esta tecnología a lo largo y ancho del país, así como en el conjunto de la población.

Para lo anterior, es crucial reconocer que, aunque México ha tenido avances significativos en el ámbito tecnológico y cuenta con talento humano altamente cualificado, aún persisten desigualdades educativas que pueden amplificarse con la adopción de tecnologías como la IA. Si solo un pequeño grupo tiene acceso a estas herramientas, se corre el riesgo de ahondar las brechas socioeconómicas ya existentes.

Por eso, el sistema educativo debe desempeñar tres roles fundamentales: el primero debe ser el de promover el Alfabetismo Digital, es importante destacar que no todos seremos desarrolladores de IA, pero todos seremos usuarios de sus aplicaciones. Las escuelas y universidades deben garantizar que todos los estudiantes, independientemente de su especialidad, tengan una comprensión básica de qué es la IA, cómo funciona y cuáles son sus implicaciones éticas y sociales.

En segundo lugar, el sistema educativo deberá impulsar la formación de especialistas, México tiene la oportunidad de convertirse en un líder regional en el desarrollo y aplicación de IA. Para ello, es esencial invertir en programas académicos avanzados que formen especialistas capaces de innovar y adaptar estas tecnologías a las necesidades y contextos locales.

En tercer lugar y no por eso menos importante, se debe establecer un marco ético, ya que la IA trae consigo dilemas éticos sin precedentes. ¿Cómo garantizamos que los algoritmos no perpetúen o amplifiquen prejuicios sociales? La educación debe proporcionar a los estudiantes las herramientas críticas para reflexionar sobre estas cuestiones y actuar de manera responsable.

Además de lo anterior, es esencial que el sistema educativo colabore estrechamente con el sector privado y el gobierno. La industria puede ofrecer perspectivas sobre las habilidades y competencias más demandadas, mientras que el gobierno puede establecer políticas que incentiven la investigación y desarrollo en IA, así como garantizar que sus beneficios se distribuyan de manera equitativa.

La IA es una herramienta poderosa que ofrece grandes oportunidades, pero también importantes desafíos. La educación tiene el papel crucial de asegurar que la sociedad esté preparada para enfrentar y aprovechar ambos. Solo a través de una educación inclusiva, crítica y adaptada a las necesidades del siglo XXI, México podrá aprovechar plenamente los beneficios de la IA y construir un futuro más justo y próspero. El papel que juega el gobierno federal en este importante reto es fundamental, pues deberá ser el articulador de los esfuerzos de los diferentes niveles de gobierno, pero también incorporar la opinión y la participación de la sociedad civil y del sector privado, pues únicamente mediante la conjunción de esfuerzos, se podrá alcanzar de manera correcta el ambicioso objetivo que representa la incorporación de la IA en los diferentes ámbitos de la sociedad mexicana.

*Profesor de Tiempo Completo de El Colegio de Morelos.

Fuente: Pexels.com