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Esta reflexión nace de la indignación permanente, de rabias contenidas, y de emociones inefables. El ´68 fue visto y percibido por mi generación con estupor, con muchas preguntas, con innumerables porqués. Los “sesentayocheros” fueron nuestros hermanos mayores en tanto que, entonces, terminábamos la secundaria o el bachillerato. Los veíamos con cierta admiración, nos sentíamos medianamente informados, teníamos la suerte de contar con influencias importantes.

Puedo decir que fuimos una generación que leía los periódicos, que se enteraba, que opinaba, con todo y nuestras escasas entendederas juveniles. Recuerdo una revista que mi papá compraba con frecuencia: LIFE -en español- donde aparecieron muchas fotografías de la represión, de la masacre. Una de ellas mostraba a un soldado amenazando con la bayoneta a un joven estudiante que se pegaba acuclillado a la pared sobre la banqueta. Fue la última edición que se permitió circular en México. Y no podía entonces afirmarse que esa publicación era de origen procomunista o radical. El imbécil que gobernaba acomplejado por la fiereza de su rostro, manifestó un acendrado odio a todo aquel que opinara en su contra o que utilizara contundentes argumentos para desnudar su atrabiliario temperamento o bien, que expresara el sentir del pueblo. La revista ¿POR QUÉ? en la persona de su director sufrió contumaz represión por atreverse a publicar lo impublicable según los sacrosantos criterios utilizados por la siniestra pareja, Díaz Ordaz y Luis Echeverría.

Otra referencia. Pertenecía entonces a una generación de amigos, estudiantes del Seminario de Cuernavaca bajo el cuidado y la disciplina de Don Sergio Méndez Arceo. Su presencia en los escenarios sociopolíticos era reconocida, bien vista y escuchada. Desde antes de la fatídica fecha Don Sergio se manifestó públicamente en favor de los estudiantes, en favor del diálogo y el acuerdo. Una vez que ocurrió ese trágico acontecimiento Don Sergio no cejó en su profética denuncia. Días antes de la masacre (22 de septiembre de 1968) había manifestado: “Me hace hervir la sangre la mentira, la deformación de la verdad, la ocultación de los hechos, la autocensura cobarde, la venalidad, la miopía de casi todos los medios de comunicación”.

Insistía también en conservar la conciencia crítica y la información veraz. Incluso después de Tlatelolco y del halconazo de junio del ’71 que exhibía el descaro gobiernista para golpear, intimidar e –incluso- matar jóvenes estudiantes el Obispo de Cuernavaca habló de “abatir el muro de la desconfianza levantado piedra por piedra por la simulación, el secretismo, el tapadismo, por el escamoteo de la verdad”.

De ahí la postura que fue radicalizando cada vez más en diversos momentos, derivada de la lectura del Evangelio, de su contextualización histórica, de su análisis económico y político, derivada, en fin, del análisis marxista así, sin ambages: “El marxismo es la capacidad del hombre para realizarse. Pero también eso es el cristianismo. Si ustedes son capaces de conocer a Marx y a Mao Tse Tung, sean capaces de conocer a Cristo”. Y con esas razones y elementos, la afirmación de un nuevo modelo económico: “Sólo el Socialismo podrá dar a Latinoamérica el verdadero desarrollo (…) creo que un sistema socialista es más conforme con los principios cristianos de verdadera fraternidad, de justicia y de paz. No sé qué forma de socialismo, pero esa es la línea que debe seguir Latinoamérica. Por mi parte, creo que debe ser un socialismo democrático”.

Coincidía con Revueltas: “cualquier movimiento revolucionario, incluido el de 1968, es socialista porque las necesidades de democracia cabal que plantean sólo pueden ser satisfechas cuando el proletariado…se libere a sí mismo y a la sociedad en su conjunto”.

Destaquemos la ejemplar actitud de personajes entrañables: Don Sergio, el Rector por antonomasia Barros Sierra, Heberto Castillo, Elí de Gortari y, por supuesto, José Revueltas convertido en paradigma de la militancia política y comprometida. Octavio Paz renuncia a la Embajada de México en la India en protesta por la masacre estudiantil. Ricardo Guerra entonces director de la FFyL de la UNAM, invita a Octavio Paz a la Universidad a una conferencia. Los estudiantes acudieron sólo para salirse poco a poco desplegando una manta que decía: “NI PAZ, NI GUERRA… ¡REVUELTAS!”.

El sátrapa dijo en su informe que asumía la responsabilidad total, ética, política e histórica por los trágicos acontecimientos y, el Congreso diazordacista, protagonizó una vergonzosa escena de carácter internacional al ponerse de pie y aplaudirle hasta la histeria. Fueron los aplausos de la indignidad para otro indigno.

Y las consecuencias. La revista ¿POR QUÉ? clausurada, Mario Menéndez su director, encarcelado, torturado y enviado al exilio. Revueltas, Elí de Gortari, Heberto Castillo y otros en la cárcel sufriendo la represión y los golpes de los presos comunes, enviados a maltratarlos con auténtica saña. Parecía que se incrementaba el calendario de derrotas al pueblo.

Paradójicamente el 68 fue declarado por la ONU Año Internacional de los Derechos Humanos. Y, veamos: Praga en la ahora República Checa sufre la agresión de 200 mil soldados y 5 mil tanques; en marzo, un grupo de soldados gringos llevó a cabo en Vietnam la masacre de My Lai; en abril asesinan a Martin Luther King y en mayo se desata la revolución estudiantil en París justo donde nace la consigna que exige La imaginación al Poder. Esta revuelta llevó a Francia a una huelga general. El 68 es pues el año de My Lai, Praga, París, Tlatelolco.

“PROHIBIDO PROHIBIR” fue uno de los más significativos lemas y consignas. Y: “LA IMAGINACIÓN AL PODER” que de haberse tomado en serio nos hubiera ahorrado 50 años de masiva enajenación y represión. Hemos transitado de la guerra sucia hasta el surgimiento del EZLN pasando por experiencias latinoamericanas que surgieron con efervescencia y no por generación espontánea: el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador; el Sandinista de Nicaragua ahora tan vilipendiada por traidores; el Ejército Guerrillero de los Pobres de Guatemala ejemplo de sacrificio y compromiso con los más pobres de entre los pobres, indígenas que combatieron en pro de la vida del pueblo y en contra del proyecto de muerte de las trasnacionales y los asesinos militares guatemaltecos; los Tupamaros de Uruguay… en fin, nuestra América Latina y sus venas abiertas descrita con impresionante ternura por Eduardo Galeano.

La televisión inició el 3 de octubre con una frase cotidiana como si nada hubiera sucedido: Hoy es un día soleado… dijo Zabludovsky, el conductor. Ningún comentario, ninguna imagen, acaso posteriormente la de los servidores de limpia que barrían y regaban el piso de la Plaza de Tlatelolco para borrar la sangre del pueblo vertida en ella. El silencio cómplice correspondía al abuso cometido, el ejército cumplía su labor represora y cobarde. Los culpables continuaron impunes. Así nació la consigna que se convirtió en demanda permanente: ¡NI PERDÓN, NI OLVIDO!

Algo más. En el 2008 se da una formidable revuelta en Grecia que revivió acontecimientos que nunca más deben repetirse. Titulares de los diarios daban testimonio de la revuelta juvenil, de jóvenes que vieron asesinado su horizonte. Escuchemos con suficiente atención sus exigencias, sus reclamos:

“¡Olvidaron! Esperábamos que nos apoyaran, que tuvieran un poco de interés, que nosotros por una vez nos enorgulleciésemos de ustedes. ¡En vano! Ustedes viven vidas falsas. Tienen la cabeza inclinada, los pantalones abajo y están esperando el día que se van a morir. ¡No tienen imaginación, no se enamoran, no crean nada! Sólo venden y compran…

“No nos critiquéis antes de entendernos. No nos apuntéis con el dedo antes de vernos. No nos censuréis antes de hablarnos. No nos matéis antes de dejarnos vivir… (…) …Somos la sociedad que habéis creado…Somos el resultado de las generaciones de indiferencia, de no creer en nada… de la apatía… Nos rebelamos porque ya estamos hartos de este mundo… Hay que cambiar el mundo y si no lo conseguimos al menos lo habremos intentado.

“Queremos soñar. ¡No nos maten los sueños!”.

Preguntémonos: ¿Va esta generación nacida entonces a la conciencia a aceptar un régimen timorato y pequeñoburgués?

Fotografía / Getty Images