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En los últimos años ha sido un tema recurrente el descuido en el que ha caído el sector cultural tanto en el país como en nuestro estado.

Particularmente el arte, si acaso figura, debe estar en los últimos lugares de los pendientes de los gobiernos.

Por alguna razón difícil de explicar, el teatro, la danza y la música, entre muchas otras materias culturales, parecen tener sin cuidado a la mayoría de nuestros gobernantes, y es un hecho que deploramos más de uno.

Es por eso por lo que noticias como que la Escuela de Teatro, Danza y Música de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos tenga garantizado por los próximos treinta años una sede digna y adecuada para que los jóvenes futuros artistas puedan desarrollarse, es, por lo menos una buena nueva entre tantas malas.

El arte no solo sirve para pasar el rato escuchando música que a algunos les puede parecer aburrida o incomprensible, ni para llenar paredes o libreros, el arte, como lo dijo el gran dramaturgo irlandés, George Bernard Shaw, permite hacer soportable al mundo ante la crudeza de la realidad, y vaya que la realidad es cruda en nuestro estado.

El gran pintor Vincent Van Gogh, de vida particularmente trágica, decía que el arte sirve para consolar a todos los que están rotos por la vida, casi como si se la recomendara a los mexicanos.

Pero el arte también genera empatía y solidaridad, curiosidad, placer, emoción, sentido de trascendencia, reconocimiento de nuestra trayectoria humana, identidad cultural, orgullo por nuestro pasado y un muy largo etcétera. ¿Cómo es posible que no figure entre las grandes prioridades en un país con tanta necesidad de todo lo anterior como México y un estado como Morelos?

Así es que, una gran noticia como lo es el acuerdo de dos grandes instituciones como la Lotería Nacional -dueña del edificio histórico de avenida Morelos del Centro Históricode la Ciudad de Cuernavaca- y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos -que requiere mantener un espacio digno para que morelenses, y mexicanos en general, puedan desarrollar su amor por algunas de las bellas artes y lo conviertan en una forma de vida-, nos debe alegrar a todos, porque de esto ya nos beneficiamos. Afortunadamente, el arte es infinitamente mayor que cualquier gobierno.

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