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Gustavo Yitzaack Garibay

Como cada 15 de agosto, este año, el pueblo de Yautepec celebró en su parroquia, un Exconvento dominico del siglo XVI, la máxima fiesta patronal, Assumpta est María. Entre cohetes, plegarias y velación en la víspera del Día de la Virgen, familiares y amistades despedimos conmovidos los últimos momentos de aliento del cronista de nuestro pueblo, César Emigdio Ortiz Triana, quien hizo de su amor por Yautepec y Morelos, una vocación, es decir una pasión puesta al servicio de la comunidad.

Celoso guardián de la memoria, Ortiz Triana fue un férreo y comprometido defensor del patrimonio cultural y uno de los decanos de la crónica morelense. Su pasión por la reivindicación de la grandeza histórica y cultural de Morelos le guio en una labor de investigación y descubrimiento, de comprensión e interpretación, de revelación.

Perteneciente a una generación de yautepecenses como Juan Luna Cárdenas, Esperanza Carrillo Rodríguez, Rubén Reyes Bustamante, Rocío Galicia Arriaga,Francisco Bastida Chavarría, Demetrio Valdepeña, Manuel Salazar, Fernando Bustamante Orañegui, Miguel Valdepeña Quintana, Daniel Bastida Salomón, Refugio Barrera, y seguramente otres que ominosamente olvido o desconozco, César Ortiz Triana, se propuso, a veces de manera coincidente y otras por diferentes caminos y lugares, el rescate de la memoria histórica de Yautepec, desde la época prehispánica hasta la primera mitad del siglo XX.

Esa labor no fue fácil frente a la nebulosa memoria de eso que llamamos “El sur”, la tierra caliente, las montañas y las barrancas, pero también los valles de Cuauhnáhuac y Tlalnáhuac, ese constructo político que es Morelos, una implosión de regiones y corredores culturales milenarios, de los olmecas a los mexicas.

Fueron casi cuatro décadas de estudio e investigación sobre Yautepec, en las que César fue un acucioso investigador, lector, interlocutor de cronistas, arqueólogos, antropólogos e historiadores, arquitectos y museólogos o museógrafos de primer orden, especialistas en todas las disciplinas sociales, como Jesús Sotelo Inclán, Valentín López González, Francisco Pineda, Michael Smith, Carlos Barreto Marck, Hortensia de Vega Nova, Horacio Crespo, Teresita Loaera Cabeza de Vaca, Miguel Morayta, Samuel Hernández Beltrán, Edgar Assad, Luis Jiménez, Juan Antonio Siller Camacho, Adalberto Ríos Szalay y Fernando Hidalgo. También apostó por dialogar y colaborar con las nuevas generaciones, pues fue amigo, compañero o maestro de jóvenes historiadores y cronistas como Armando Josué López Benítez, Oscar Cortés Palma, Baruc Martínez, Dante Aguilar, Edgar Castro Zapata, Enrique Anzures Carrillo; Carlos Barreto Zamudio, Jesús Zavaleta Castro, María del Rosio García, Víctor Hugo Sánchez Reséndiz y de Miguel Ángel Alarcón Urbán, o de periodistas como Emmanuel Ruiz.

César Ortiz fue profesor de Economía en la UNAM, su alma mater. También trabajó como periodista y locutor en diversos medios comerciales o privados, pero también independientes y comunitarios. Se desempeñó como estratega político en el Partido Revolucionario Institucional, llevando al triunfo en 1994 al Lic. Miguel Ángel Alarcón Rojas, el último presidente priísta del siglo XX en Yautepec. César fue servidor público en Yautepec, en el Congreso y en el Gobierno del Estado, y formó parte de múltiples movimientos sociales y culturales, como Iluminemos México. En 1988 fue protagonista en el rescate de la zona arqueológica “El Tecpan”, como Tesorero de la Sociedad Cultural de Yautepec, años en los que estrechó su colaboración con el Centro INAH-Morelos, especialmente con los muy estimades Victor Hugo Valencia Valera y la Lic. Alma Rosa Cienfuegos.

También fue profesor de la Preparatoria por Cooperación, Alberta Rojas Andrade, y fundador de la Red de Promotores Culturales y del Colegio de Cronistas del Estado de Morelos, del Festival Tzenzontle, del Museo del Chinelo y del Grupo Cultural Yautepec A. C, integrante de Cultura 33+3, Luis Puebla y Cuadra de Cocoyoc, y uno de los fundadores y administradores del Grupo Conservación del Patrimonio Cultural del Estado de Morelos.

Conocí a César Ortiz por allá de 1992, cuando siendo estudiante de la Secundaria Federal Ignacio Manuel Altamirano creamos un pequeño periódico escolar. Nos presentó su hermana, la laboratorista Patricia Ortiz Triana. Un año antes, en 1991, Ortiz había creado el Ateneo Altamirano de Yautepec, para difundir la obra del escritor tixtleco, autor de El Zarco, novela que relata la vida en el Yautepec de la segunda mitad del siglo XIX. Por aquellos años, si mal no recuerdo, César escribía en El Sol de Cuautla. Después, según me contó, entre 1994 y 1995, escribió en El Regional del Sur y en El Universal.

Después nos encontramos en el Ayuntamiento de Yautepec. Colaboramos del 2009 al 2012 al frente de la Dirección de Protección al Patrimonio Cultural, sin modestia, uno de los periodos más efectivos en la protección defensa y restauración del patrimonio cultural material e inmaterial de Yautepec. Hicimos equipo y los resultados se coronaron con la restauración y recuperación de la Ex Estación de Ferrocarril de Yautepec como Casa de la Cultura Virginia Fábregas de Yautepec.

Desde aquí hacemos un llamado a su familia, y me sumo para las acciones a que haya lugar para la recuperación y conservación de su archivo y biblioteca impreso y digital personales, que se encuentra en manos de su viuda, de quien se había separado hace algunos años.

César nos enseñó que solo la memoria permite avanzar, nunca el olvido. Ese es el deber de recordar. Descanse en paz, César Ortiz Triana, el Cronista de Yautepec

César Ortiz Triana en Radio UAEM, 2015

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