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Cristina Girardo*

Desde hace ya algunas décadas las mujeres intentamos cambiar en la sociedad las relaciones de poder y jeraquías de subordinación y explotación a las que estamos sometidas. Apesar de ello, las desigualdades entre hombres y mujeres persisten y el ritmo en la reducción de las brechas está siendo muy lento. Por ejemplo, las diferencias de género en el trabajo continúan siendo uno de los mayores retos a nivel internacional y particularmente en América Latina. México no es ajeno a esta realidad. Las mujeres continuamospadeciendo una baja participación en la escala laboral y en distinos ámbitos de la vida personal. Por lo tanto, aún falta mucho camino por recorrer para que el enfoque de género deje de ser un reto.

El pensamiento económico hegemónico piensa la economía como neutra al género. Cómo la Economía Social y Solidaria tiene entre sus objetivos la transformación de la sociedad en general y de la actividad económica y los mercados laborales, en particular, la introducción de la perspectiva de género permite analizar como se insertan varones y mujeres en el mundo del trabajo, tanto del trabajo productivo como el reproductivo. Las distintas modalidades de organización que conforman a la ESS comparten principios y valores, incluyendo la participación de las mujeres en las actividades y fomentan su incorporación a lugares de decisión y gestión de los órganos como son las asambleas en los ejidos y comunidades, modalidades de la ESS. Sin embargo, en México conocemos la escasa información y datos estadísticos relativos a la Economía Social y Solidaria. En concreto en México, existen estadísticas respecto a las distintas organizaciones como son los ejidos, cooperativas, sociedades de productores rurales, asociaciones de la sociedad civil y fundaciones, pero se trata de iniciativas que en muchas ocasiones se repiten o están atomizadas y aisladas, con información muy limitada, no contamos casi con estudios desagregados y enfocados al estudio de género y ESS, que nos den cuenta de la calidad y las formas de trabajo en este sector. 

Así mismo a nivel nacional, la economía social se ha mantenido en el debate de las políticas públicas, sobre todo desde la aprobación de la Ley de Economía Social y Solidaria y más recientemente con la inclusión del término género en la denominación de las políticas públicas, más precisamente en el Programa de los Nodess (INAES).  En términos de políticas merece la pena destacar este Programa de Fomento e Impulso de la Economía Social y Solidaria. Esta última contó con un eje específico de “fomento de la igualdad de género y de la inclusión social en la economía social”, dejando constancia del compromiso existente por dotar de una perspectiva de género a las políticas de fomento de la ESS. El fomento sólo sin embargo no es suficiente, si aesto se añade la dificultad de hacer visible en términos numéricos la aportación de la ESS a la sociedad en comparación con la aportación de otros agentes económicos, en especial de las empresas tradicionalmente enmarcadas en el sector privado. A su vez, abordar el aporte e impacto sobre el bienestar, que muestra el papel relevante de las mujeres de la ESS va más allá de las varibles económicas tradicionalmente utilizadas. En este sentido, es urgente la existencia de evidencia empírica, análisis en profundidad del rol de la mujer en la ESS y la contribución que estas entidades hacen a la igualdad entre mujeres y hombres, así como la perspectiva de género a las iniciativas relacionadas con la ESS. 

*Investigadora y Consultora en Economía Social y Solidaria. Responsable del Nodess Morelos y Solidario Grupo de Trabajo Cooperación Internacional. Invitada por Tatiana Vanessa González Rivera.

 

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