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Beatriz Paredes, es sin duda alguna, una de las políticas más avezadas de fines de la pasada centuria y el actual siglo en México. Originaria del histórico Tizatlán en Tlaxcala y bajo la tutela de Don Emilio Sánchez Piedras, aquel magnifico gobernador tlaxcalteca, muy joven despuntó en las filas de la Confederación Nacional Campesina (CNC), el otrora poderoso sector agrario del PRI e inició una ascendente trayectoria que la ha llevado desde contestar el tercer informe presidencial de José López Portillo en 1979, a ser diputada local, así como diputada federal y senadora de la república en más de una ocasión, actualmente desde 2018 es senadora de la república. Ha sido también gobernadora de su estado natal, subsecretaria de la Reforma Agraria, de Gobernación, embajadora de México en Cuba y en Brasil. Ha ejercido diversos cargos al interior de su partido como secretaria general de la CNC, la primera mujer, secretaria general del PRI y presidenta nacional del mismo instituto. A su personalidad se añaden dotes de oratoria, una carga ideológica progresista y un conocido gusto por la música bohemia.

Todo lo anterior da cuenta de una de las mujeres más prominentes en la escena política nacional, lo cual le es reconocido dentro y fuera de su partido. Recientemente Beatriz Paredes se anotó a la lista de aspirantes a la presidencia de la república por el Frente Amplio por México, y logró dar una sorpresa en un escenario donde se creía que Xóchitl Gálvez no tendría rival, incluso destacados analistas políticos han afirmado que la declinación de Santiago Creel entre diversos factores obedeció a reforzar a Xóchitl frente a Beatriz. A pesar de que la irrupción de Beatriz en la carrera presidencial le ha significado una bocanada de aire fresco en su carrera, también ha enfrentado negativos que, si bien nunca nadie puede darse por muerto en la política, pueden derivar en el ocaso de su vida pública

Uno de ellos lo entraña el hecho del repudio generalizado de la sociedad hacia el PRI y desafortunadamente Beatriz representa el perfil del viejo priista por antonomasia. De igual forma las declaraciones del lunes pasado, vertidas por Alito Moreno, dirigente nacional del PRI, en el sentido de que las encuestas no favorecen a Beatriz, muchos lo hemos entendido como una invitación a declinar, y la posterior réplica de Beatriz comunicando que no fijará su postura hasta conocer los resultados del sondeo, lo cual ocurrirá hoy. Esto deja claro que no hay peor enemigo de un priista que otro priista y que después de incontables reveses, los tricolores aún no han aprendido a lavar la ropa sucia en casa.

Morelos a su vez es un claro escenario de lo que puede ser el ocaso de la Senadora Paredes. En 2002, Beatriz enfrentó una de las pruebas más duras de su carrera, fue derrotada en una cuestionada elección hacia la dirigencia del PRI por la dupla Madrazo-Elba Esther. Sin embargo, en Morelos ganó, y fue gracias a la operación política de sus dos amigos morelenses: Don Antonio Riva Palacio y Rodolfo Becerril Straffon.

Dos décadas después Beatriz volvió a Morelos en campaña, pero ahora ya sin la presencia de Riva Palacio y Becerril. Aun así, su mejor acto proselitista fue su presencia en el homenaje a Don Antonio el pasado 15 de julio, donde fue oradora. Días después visitó Cuautla, y tuvo un magnífico acto también con ejidatarios en el Balneario El Almeal, sin embargo, la Beatriz de 2023 ya no es en Morelos la Beatriz de 2002. Ya no tiene operadores locales como en aquel entonces. Aunado a lo anterior encontró en Morelos a un PRI disminuido, la versión local del Frente Amplio, es una suerte de “Frankenstein” sin pies ni cabeza donde convergen los intereses del ex gobernador Graco Ramírez, un PRD sin registro estatal, un PRI sin fuerza alguna y un PAN dividido y enfrentado. Ante estas condiciones le es imposible destacar en el escenario local.

En el resultado del proceso de selección de candidato presidencial por parte del Frente Amplio por México, es del dominio público que Xóchitl Gálvez será la abanderada, ha sido un ejercicio interesante, las postulaciones por ejemplo, de los ex gobernadores Aureoles o Cabeza de Vaca le restaron seriedad, pues dieron la impresión de ser figuras de relleno para aparentar una competencia real, el caso de Beatriz es distinto, tiene prestigio, peso político y una carga ideológica que por mucho deja atrás a Xóchitl, sin embargo lo deseable es que esta aventura, no vaya a derivar, como ya se mencionó, en el ocaso de su vida política.

*Escritor y cronista morelense.