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El siglo XXI se caracteriza por la incertidumbre, la creatividad, la innovación y el Big Data. Todo parece indicar que la nueva doctrina es el dataísmo el cual está emergiendo como un super poder, porque sostiene que el universo consiste en flujo de datos; y que el valor de cualquier fenómeno o entidad está determinado por su contribución al procesamiento de datos, así lo explican los expertos en la materia como Tim Blanning.

El Big Data es un término que describe el gran volumen de datos, tanto estructurados como no estructurados, que inundan los negocios, la economía, la ciencia, la tecnología, la política y; por supuesto, el comportamiento humano.

Hoy en día todo se está expresando en algoritmos matemáticos, inclusive los organismos se expresan como algoritmos bioquímicos y no se diga que los científicos informáticos han aprendido a producir algoritmos electrónicos cada vez más sofisticados como la Inteligencia Artificial.

Al respecto Yuval Noah Harari refiere que “el dataísmo une ambos, y señala que las mismas leyes matemáticas se aplican tanto a los algoritmos bioquímicos como a los electrónicos. De esta manera, el dataísmo hace que la barrera entre animales y maquinas se desplome, y espera que los algoritmos electrónicos acaben por descifrar los algoritmos bioquímicos y los superen”.

Bajo este referente, todo parece indicar, que los usuarios de celulares estamos siendo monitoreados en todo lo que escribimos, vemos, hacemos, oímos, leemos, hablamos y esa información es procesada por algún algoritmo matemático, para ser reducidos y expresados en base de datos que se vende a los anunciantes y sin darnos cuenta venden la información que producimos o al revés, somos sujetos de consumidores de lo que los anunciantes quieren vendernos y; en pocas palabras, somos sujetos de manipulación y todo eso se hace con el poder de los datos.

Para precisar estas ideas con algunos ejemplos tangibles podemos observar cómo los suspirantes a ser los ungidos por Morena, para la gubernatura de Morelos, constantemente están publicando encuestas, si las publica por ejemplo Rabin tiene mayor preferencia que los demás; sí las publica Margarita aparece que va a la cabeza, si las publica el güero es el más posicionado. Pero que son las encuestas, pues son estadísticas de datos y con ellos se está pretendiendo engañar.

El inquilino del Palacio Nacional, constantemente cuando se le cuestiona sobre los acontecimientos de la vida nacional y la opinión no le favorece, invariablemente, suele decir que él tiene otros datos, datos que nunca muestra, pero para el pueblo crédulo, son los únicos que cuentan por el solo hecho de que los dice el Presidente.

Al parecer hoy en día todo es procesamiento de datos, los organismos individuales, las sociedades enteras, los virus, las colmenas, los bosques, los huracanes, las sociedades humanas, son analizados como sistemas de procesamiento de datos. Los economistas interpretan nuestra realidad como un sistema de procesamiento de datos. Solo los políticos populistas e ingenuos interpretan la vida como pueblos buenos, campesinos, obreros, clientes. Pero esa realidad ya ha sido rebasada. Los expertos ven la economía como un mecanismo para acopiar y procesar datos sobre deseos y capacidades, y transformar estos datos en decisiones.

Es cruel, pero en tiempos de las redes sociales y la inteligencia artificial, los seres humanos estamos siendo reducidos a conjuntos de datos.

Foto: Picpedia