loader image

Esta mañana estuve escuchando al maestro jubilado David Molina Alamilla, mientras reflexionaba sobre un escrito de sus alumnas Yesenia y Ximena, sobre su proyecto de intervención socioeducativa en la Preparatoria por Cooperación de Chamilpa. A pesar de haberse jubilado él hace siete años, generoso como es, les ha dedicado mucho tiempo durante los últimos dos años, en el reforzamiento teórico y metodológico de su escrito. No lo hace por recibir algún estímulo académico, o por mejorar su sueldo –ya está fuera de tales certámenes–, lo hace por su convicción de docente más allá del ámbito laboral, y por su compromiso con sus exalumnas.

Reconociendo sus aportes orales y en conducción de tesistas, desde fuera del ámbito laboral, me pregunto por el gran potencial que Morelos tiene, en sus jubiladas y jubilados, quienes gozando de lucidez y la voluntad férrea de servir a otros, como el maestro David, están por ahí sin audiencias, desaprovechados, sin que alguien les llame para que compartan sus saberes, sus conocimientos, sus síntesis y análisis, producto de reflexiones acumuladas y reformuladas, tras una larga vida laboral y ahora en su espacio más holgado, sin presiones (eso esperamos), del hogar.

Sin duda, nos falta una convocatoria de tal carácter, sincera, para que quienes en tales condiciones quieran aportar a las instituciones, al alumnado, al público en general, compartiendo sus experiencias en cualquier área de la vida cotidiana, de los estudios, del cuidado de sí. Tienen mucho que aportar, y me atrevo a decir, que están en espera de tal convocatoria.

Hay fundaciones y asociaciones civiles, que como Fundación Comunidad A. C., llama continuamente a miembros de la sociedad civil a aportar sus talentos (de todo género), para acompañar y dar seguimiento a proyectos de desarrollo social comunitario. Ahí está un espacio abierto para jubiladas y jubilados, de crecimiento y múltiples satisfacciones para las partes.

Con ganas, sus participaciones no tienen que ser presenciales, necesariamente, pueden ser virtuales (hay costos asociados de transportación), y seguramente las instituciones tienen condiciones para generar canales de comunicación de tales saberes y conocimientos, experiencias, dando flujo a su talento acumulado.

El escrito de las alumnas mencionadas tiene que ver con el proyecto de vida de las y los preparatorianos, asunto complejo y necesario de ser tratado en esa etapa y desde antes. El maestro David les invitó a contemplar varios enfoques, para volver a analizar su propuesta, valiéndose de herramientas conceptuales como las del filósofo alemán Ernst Bloch, quien desarrolló la perspectiva analítica de las utopías sociales, desde la esperanza y las ensoñaciones, que incorporan el análisis social, económico, y se valen también de las artes gráficas y de la música para realizarse. Tenemos hoy en los planes y programas de estudio de la SEP el compromiso de hacer espacio curricular a las artes en general, y a esas, específicamente, en Bloch, como en Erick Erickson, hay sin duda gran sustento para lanzar una iniciativa esperanzadora, profundamente cultural, para nuestros infantes y jóvenes. ¡Vamos por ella!