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El problema de la dotación de agua hizo crisis esta semana en Cuernavaca. Por dos días centenares de vecinos bloquearon las calles de la capital para presionar que se encontrara una solución, pues no contar con agua en casas, escuelas y oficinas afecta el bienestar de todos de manera directa.

 

Desde luego, en el trasfondo hay un problema de corrupción por la falta de pago a la Comisión Federal de Electricidad pues la deuda se dejó crecer a pesar de que el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (Sapac) recibía las cuotas de los usuarios y no ha realizado inversiones notables o de emergencia que hubieran justificado acumular más 310 millones de pesos en cartera vencida.

 

Aunque se vea como el ogro del drama, la CFE hace lo que acostumbra a hacer con sus clientes morosos: retirarles el servicio. Ciertamente podría haber buscado alguna alternativa para persuadir al Sapac a que buscara la forma de allegarserecursos y liquidar la deuda, o parte de ella, antes tomar decisiones que afectan de manera inmediata a una gran parte de los cuernavacenes.

 

Tuvieron que transcurrir 48 horas de caos en la ciudad para que, el ayuntamiento, el gobierno estatal y la Cámara de Diputados pensaran que se tenía que hacer algo.

 

En enero, el municipio, con las arcas vacías después de pagar aguinaldos y prestaciones de fin de año, desde un principio buscó algún plazo para reunir los fondos necesarios y regularizar la situación de uso corriente. Por lo pronto, aquella “deuda histórica” de cientos de millones, no era el problema.

 

Cuernavaca logró ganar un poco de tiempo pero cuando el Sapac reincidió en falta de pago, la CFE reinició también con la suspensiones al servicio eléctrico de los pozos de bombeo, generando la crisis en la que estamos.

 

Mientras tanto, el gobierno del estado y los legisladores hicieron lo que pudieron por olvidar el asunto, ciertamente, de escala municipal pero que, al afectar a la ciudad capital, en donde se asientan los poderes, es decir, en donde están sus respectivas oficinas, era muy fácil que saltara a ser un problema político.

 

Y la respuesta que dieron ayer ofrece una imagen clara de sus relaciones: el gobernador exhortó a los legisladores “que aprobaron el Fondo de Infraestructura Regional Municipal, a redireccionar parte del presupuesto designado a obras que por el momento no son prioritarias en Cuernavaca, Yautepec y Yecapixtla para que el Ayuntamiento capitalino pueda atender el endeudamiento que tiene con la Comisión Federal de Electricidad (CFE)”.

 

Por su parte, el presidente del Congreso local, Francisco Sánchez Zavala, le respondió que el Congreso haría lo que solicitaba el gobernador, si este se comedía en pedirlo formalmente pues requerir la entrega de recursos extraordinarios es su facultad.

 

Es decir, no desaprovecharon la coyuntura para lanzarse alguna puya.

 

De regreso al ayuntamiento, el cabildo no tuvo más remedio que otorgarle al Sapac un fondo extraordinario de 15 mdp para cumplir con la obligación y con ello garantizar el suministro de agua potable a los ciudadanos. Para compensar el desbalance de las finanzas tendrán que revisar la nómina del Sistema;seguramente, necesitará en algún momento una ampliación al presupuesto y, si se ponen de acuerdo el Ejecutivo y el Legislativo, quizá lo consiga.

 

Aunque la situación se normalice y regrese el agua potable a todos los hogares de la capital, cabe la idea de que quizás esta crisis no tenía por qué haberse dado, que si en realidad sebuscaran soluciones se podrían encontrar sin llegar al extremo de afectar a la ciudadanía, tanto a los morosos como a los cumplidos.

 

 

 

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