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Las campañas llegan a su fin y el estado de Morelos, enfrenta la elección más trascendente en 155 años de vida en el pacto federal. No es que la entidad no haya conocido momentos graves con anterioridad, los hemos tenido y bastantes, nuestra convulsa historia da cuenta de ello, sin embargo, hoy es mucho lo que se juega. Los nubarrones de la continuidad nos acechan, así como también la inseguridad, el resquebrajamiento del tejido social, la falta de oportunidades que se traducen en pobreza y mala calidad de vida, así como el estancamiento del desarrollo social, elemento de primer orden en cualquier sociedad. Ser gobernador de Morelos hasta hace no mucho se antojaba idílico, hoy es una tarea que no admite tregua ni descanso, los frentes son simplemente demasiados, de ese tamaño es el reto y el nivel de compromiso que debe asumir la próxima gobernadora.

Morelos es un territorio inquieto en materia de política, lo fue en las tensas jornadas alrededor de su nacimiento como entidad federativa, en las pugnas por elegir a la sede de los poderes locales, fue escenario del movimiento social más trascendente de la Revolución Mexicana materializado en la bandera y lucha agrarista del general Zapata, la revolución nos dotó de una vigorosa identidad, pero también trajo desolación, destrucción y la situación no se regularizó sino hasta 1930. Posteriormente a pesar de ser la tierra del caudillo, las protestas de campesinos no cesaron y las vivimos desde brotes ya olvidados como “La Rebelión del Sorteo” en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, hasta el movimiento campesino de Rubén Jaramillo, cruentamente asesinado con su familia en las inmediaciones de la Acrópolis de Xochicalco el 23 de mayo de 1962. Hoy como una cruel ironía, el campo de Morelos vive un ancestral abandono y la planta de maíz que es el centro de nuestro escudo estatal parece haberse secado entre la indiferencia y desinterés del gobierno estatal y el daño reiterado al medio ambiente.

El sector urbano que a pasos agigantados parecer absorber al icónico Morelos rural tampoco es la excepción. La anarquía urbana es una constante, y la falta de planeación se traduce en una alarmante explosión demográfica que ha hecho de la entidad uno de los sitios más densamente poblados en el país, en resumen, la riqueza que se genera por kilómetro cuadrado se debe dividir en un mayor número de personas de lo que establece la media nacional. Hemos perdido nuestra competitividad empresarial e industrial, icónicas fábricas como Nissan ya no han ampliado sus líneas de producción en Morelos, para hacerlo ahora en otros estados más competitivos. El aeropuerto está cerrado, los caminos abandonados e inseguros, los pocos cuerpos de agua se secan, a diferencia de otros sitios en el centro del país carecemos de un centro expositor para turismo de convenciones, nuestro “World Trade Center” no pasa de tener una denominación pomposa, se encuentra en medio de un paraje seco y sin la infraestructura necesaria alrededor. El turismo y la cultura son dos columnas vertebrales no solo en cuanto a las más hondas tradiciones morelenses sino como puntales del desarrollo económico y social del estado. Morelos cuenta con los atributos indispensables para ser uno de los destinos más solicitados en México, la calidad y experiencia de sus servicios y prestadores es innegable, hay oferta para todos los rubros y para el turismo nacional y extranjero, desafortunadamente la actual administración también desamparó a este importante sector. Aquí es importante no pasar por alto como también se perdió la industria de las escuelas de enseñanza de español que tanto lustre dieron a Cuernavaca en décadas pasadas.

A pesar de contar con una de las comunidades culturales más vigorosas del país, el sector cultura corre una suerte similar al del turismo, por desgracia a nivel de la administración estatal, ambas carteras están fusionadas en una secretaria, lo que significa que la misma titular atiende tanto turismo como cultura.

La campaña política no ha estado exenta de sobresaltos, la violencia se ha hecho presente, al igual que las descalificaciones y las conductas reprobables por parte de actores de las distintas fuerzas políticas que compiten. Todo indica también que es muy probable que la elección se judicialice y se resuelva en los tribunales electorales, con todo lo que con ello conlleva.

Sin embargo, hay ejemplos que deben ser un punto de referencia para Morelos, mirar en el espejo del pasado y ver como otras naciones han podido sortear momentos más complicados que el nuestro. Ahí están los ejemplos de Europa y Japón tras 1945, se levantaron literalmente de los escombros y hoy son potencias económicas y prósperas, de la misma forma podemos ver a Corea del Sur, que hace décadas era más pobre que México. En un modelo más local debemos nutrirnos de las experiencias de entidades vecinas que han logrado un desarrollo social y económico particular, así como también consolidar su oferta turística y cultural. El camino para la reconstrucción de Morelos es sinuoso, pero de cualquier forma el próximo lunes debe ser el momento obligado para iniciarlo.

*Escritor y cronista morelense.