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Este artículo semanal presentará análisis de la realidad política nacional y local; abordará temas tanto de coyuntura como de fondo, haciendo énfasis en posibles soluciones a la problemática planteada. Agradezco a La Jornada Morelos este espacio.

Barbie & Ken, Claudia & AMLO y Xóchitl & Fox

Hugo Eric Flores*

La película de Barbie es para reflexionar sobre el rol y el valor de la mujer en la sociedad moderna. Presenta un mundo al revés, donde los hombres son acompañantes de las mujeres y presentan el viejo dilema de “la guerra de sexos”: sociedad matriarcal versus sociedad patriarcal. A lo largo de la historia, la guerra de sexos, la dominación de los hombres sobre las mujeres ha impactado negativamente a ambos géneros, y a pesar de los avances significativos sigue afectando a la sociedad moderna. Tiene sus raíces en los roles históricos, disparidades, estereotipos y discriminación sistemática que crearon y normalizaron una cultura de opresión hacia las mujeres. En la cinta de Greta Gerwig se presenta un mundo al revés donde son los hombres los que no tienen identidad propia, el único propósito de Ken es vivir para Barbie, el mismo rol de millones de mujeres que solo viven para sus maridos.

Fueron siglos de lucha de las mujeres para acceder ilimitadamente a derechos universales. Por ejemplo, el derecho a la educación sin importar sexo es hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 que la ONU lo adopta y es impulsado internacionalmente. O bien, el derecho al voto de las mujeres que en Mexico se concretó hasta las elecciones federales de 1955. Son decenas de ejemplos que demuestran la discriminación histórica hacia las mujeres. A pesar de los avances, los estereotipos de género persisten, la brecha del salario, la dominación masculina en varios sectores productivos, el complejo tema de los derechos reproductivos, y un largo etcétera pues millones siguen creyendo que las mujeres están para el servicio doméstico, para ser amas de casa, y objetividades para la explotación sexual tanto privada como comercial. De esta tragedia humana todos debemos estar conscientes.

En el diseño original de Dios para el sexo masculino y femenino todo estaba perfectamente equilibrado, hasta que el pecado entra en escena. En la historia de Adán y Eva todo se salió de control y una de las maldiciones que entró a la humanidad es que las mujeres desearan gobernar sobre sus maridos. Y para los hombres, la maldición vino porque no podían permitir que las mujeres gobernaran sobre ellos. Ahí empezó todo, la idea de las mujeres de dominar a los hombres y de los hombres de no permitir que las mujeres lo hicieran dio pie a una sociedad machista que más tarde derivaría en una patriarcal. En el verdadero cristianismo, las mujeres no tendrían la necesidad de derrotar a los hombres para empoderarse, pero tampoco los hombres tendrían la necesidad de oprimir a las mujeres para demostrar que ellos “son la cabeza”. El verdadero significado de ser mujer viene de la reivindicación cristiana cuando las mujeres adquieren un papel relevante en la historia bíblica al ser una mujer la escogida para engendrar a Jesús, de traer en su vientre a Dios encarnado al mundo. Más tarde, el mismo Jesús seguirá dignificando el papel de la mujer no solo con su propia madre, sino con la historia de mujeres muy cercanas a él, como María Magdalena o como Martha y María las hermanas de Lázaro, uno de sus mejores amigos. Se quiera reconocer o no, en los relatos bíblicos el papel de muchas mujeres fue fundamental y no se puede de ninguna manera apreciar un menoscabo por su condición de mujer.

En el Partido Encuentro Solidario (PES) siempre sostuvimos desde nuestros inicios la necesidad de un cambio político a través del nuevo liderazgo público de las mujeres. Nuestra historia empezó con mujeres y se desarrolló con mujeres tomando el liderazgo comunitario de uno de nuestros principales proyectos “Las Casas de Encuentro”. También de luchar contra inercias culturales que sostienen que las mujeres no votan por mujeres, cuando son ellas las principales activistas electorales. Creemos que la verdadera transformación de la vida pública nacional pasa necesariamente por la creación de un nuevo liderazgo político que se salga de los moldes culturales tradicionales. Por eso, por tres lustros, hemos sostenido que si queremos cambios profundos vale la pena que los principales espacios de poder y liderazgo del país sean ocupados por mujeres. Incluso, sostuvimos por muchos años que la primer mujer presidente de México saldría del PES.

Claudia & AMLO, no es una historia de subordinación, sino de acompañamiento, de equipo, de lucha social y política. Que si Claudia Sheinbaum es la favorita del Presidente, por algo debe ser, pero es absolutamente intrascendente si no, no se logra dimensionar la propia identidad de la ex Jefa de Gobierno. Su disciplina, su orden, su personalidad sistemática ayudó en muchos momentos al movimiento estudiantil, al cardenista y también a AMLO en su gobierno en la CDMX y como dirigente partidista. Pero Claudia no es y no debe ser AMLO. Claudia tendrá que forjar su propia historia basada en su propia identidad y no en el legado de López Obrador. Qué bueno que sea el proyecto del Presidente pero no debe ser una copia; qué bueno que vea en ella talentos para continuar dirigiendo el movimiento pero no debe ser su alter ego. Ya lo he escrito en otras ocasiones, Claudia no debe ser la Dilma mexicana, y AMLO no debe aspirar a ser Lula. Si así fuera, no tiene caso que sea Presidenta porque el cambio, la transformación, no sucedería, al contrario la cultura machista y patriarcal se profundizaría.

Xóchitl & Fox es una situación distinta pero con efectos similares. No puede apreciarse que sea Fox el principal impulsor de la candidatura de la hidalguense pero recordemos que Xóchitl llega a la política de la mano de los head hunters de Fox que la reclutaron para su gobierno. Aquí el tema es de mimetización de personalidades, de estrategias de mercadotecnia electoral muy parecidas. El populismo de derecha ejemplificado por Fox parece ser el modelo de Xóchitl. Así aprendió a hacer política con ocurrencias que generan simpatía y empatía. Fox fue un gran producto de la mercadotecnia electoral pero también fue un Presidente “chafa” -para usar su propio lenguaje-, quedó a deber mucho. Si Xóchitl quiere ser una líder real, genuina y seria debe alejarse del modelo populista y ocurrente del foxismo, sería la única manera de hacer trascender su liderazgo femenino.

En conclusión, con la gran posibilidad de tener una mujer en el máximo cargo político de México debemos entender que este es el tiempo de combatir los graves conflictos de género. Se necesita esfuerzo colectivo pero también individual, de la sociedad organizada pero también de las instituciones públicas para que con educación entendamos la importancia de la igualdad y las relaciones sanas entre ambos sexos. Es tiempo de romper estereotipos y roles de ambos lados, con comunicación abierta y honesta que sepa generar empatía. Es tiempo que la discusión no solo se dé entre grupos feministas, los hombres deben ser incluidos en la conversación. Genuina igualdad puede hacer que los seres humanos podamos alcanzar nuestra potencial y estemos por fin libres de la histórica discriminación que hemos hecho los unos de los otros. El objetivo no debe ser instaurar un matriarcado para sustituir al patriarcado; el propósito deber ser la igualdad, la equidad, animar a ambos sexos a complementarse recíprocamente y no alentarnos a combatir eternamente. Lo que necesitamos es una sociedad en libertad que verdaderamente celebre las contribuciones de ambos géneros.

Al final esperamos que en el desenlace de la elección presidencial, como lo fue en la película, Barbie sea Barbie y Ken sea Ken. Así necesitamos que Claudia sea Claudia y que teniendo su propia identidad política como mujer se levante el liderazgo político y social que Mexico necesita.

*Político y líder del Partido Encuentro Solidario.

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