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La Ley General de Educación vigente en México, establece con claridad, compromisos del estado mexicano con sus educandos, en materia artística y cultural, que han sido hasta ahora escasamente cumplidos y no se avizoran esfuerzos suficientes para atenderlos. Refieren tanto a la formación integral de los educandos, desde la educación básica hasta la superior, como más específicamente a lo señalado en el artículo 30. XXII: El conocimiento de las artes, la valoración, la apreciación, preservación y respeto del patrimonio musical, cultural y artístico, así como el desarrollo de la creatividad artística por medio de los procesos tecnológicos y tradicionales; y el 30.XXIII: La enseñanza de la música para potencializar el desarrollo cognitivo y humano, así como la personalidad de los educandos

Para atender tales compromisos, faltan en el país plazas específicas para miles de docentes, docentes de artes, reformas en planes y programas de estudio, formación de los profesores/as, en programas educativos que atiendan tales compromisos con procesos de enseñanza/aprendizajes centrados en los educandos. Eso requeriría también una redistribución de las horas semanales de estudio a todos los niveles, y espacios específicos para la enseñanza/aprendizaje de las artes. Tareas son esas de grandes dimensiones cada una. Ahí mismo veo el nicho de oportunidades para instituciones de educación superior de Morelos, que asumiendo tal reto, se atrevan a colaborar entre sí, cada una con sus fortalezas en la materia, para aportar no sólo a Morelos, sino al país en su conjunto. Doy más detalles.

Tenemos en Morelos a la Facultad de Artes de la UAEM, con licenciaturas y posgrados en artes; igualmente está la Escuela de Música y Danza de la UAEM; tenemos al Centro Morelense de las Artes, también con licenciaturas y posgrados en Artes y, por otra parte, tenemos a la Universidad Pedagógica de Morelos, con licenciaturas y posgrados en educación y muy amplia experiencia en diseño de nuevos planes y programas educativos a todos los niveles educativos. ¿Verdad que es una situación de privilegio para atender tal tarea, al menos parcialmente?

Con voluntad política y académica, se pueden coordinar entre esas tres instituciones (podrían también invitar al Instituto Botticelli), solicitar apoyos federales y estatales, para que conjuntamente, diseñen programas de varios tipos (especializaciones, maestrías, diplomados), que atiendan procesos de formación, superación y actualización del profesorado que se ocuparía de la docencia de las artes para los diferentes niveles educativos. Y si la tarea les pareciera fuera de su alcance, podrían aliarse, tal como lo propone la Ley General de Educación, y la Ley de Educación Superior, con otras instituciones del país, expertas en diseño de planes y programas de estudio (UPN Chihuahua, UPN Hidalgo; UPN Jalisco, UPN Sinaloa, UPN Tijuana), de manera que en conjunto se distribuyeran esa gran tarea.

Hay capacidades institucionales instaladas, hay académicos/as con experiencia en tales empeños, como la hay en las ciencias y su enseñanza/aprendizaje (como ahora hay apuro en los resultados de las pruebas PISA), de modo que falta iniciativa de las autoridades, quizás por desconocimiento de las capacidades instaladas, como para atreverse a plantear tales propósitos, sí, ambiciosos como indispensables, si se ha de cumplir la responsabilidad educativa. Quiero decir: no basta con contribuir con votos para apoyar una causa nacional y estatal, partidaria, hace falta demostrar con propuestas y programas, capacidad y responsabilidades educativas y profesionales, para hacer lo que estas instituciones pueden y deben hacer. Pero pareciera que el requisito para ejercer los puestos educativos de autoridad es llevar muchos votos a las urnas, no lo es diseñar y operar programas educativos que atiendan a la calidad educativa demandada y comprometida.