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Hace pocos días se presentaron los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua (Ensanut) 2022 elaborado por el Instituto Nacional de Salud Pública, en la que se reveló que los niños y las niñas en Morelos son de los principales afectados por intoxicación de plomo a nivel nacional.

Desde 2006 se levanta de manera permanente esta encuesta para conocer el estado de salud y nutrición de los mexicanos mediante información relacionada con su salud, alimentación, padecimiento de enfermedades de larga duración, actividad física, nivel de vacunación, acceso a servicios de salud y programas sociales de ayuda alimentaria a los que se tiene acceso.

La Ensanut estudia a toda la población, se toman medidas:peso, cintura y estatura; muestras de sangre para determinar desde anemia hasta la tensión arterial; también se toman en cuenta los antecedentes clínicos de los encuestados. Es decir, es una encuesta, pero no se conforma con respondercuestionarios, y sus resultados son analizados por especialistas clínicos, lo que la hace sumamente confiable.

Pues bien, en los resultados correspondientes al último ejercicio -aún está en marcha la Ensanut 2023- casi millón y medio de niños mexicanos de 1 a 4 años, el 16.8 por ciento de infantes mexicanos de esa edad, presentaron intoxicación por plomo, de acuerdo con la Norma Oficial vigente, cuyo límite es de cinco microgramos por decilitro de sangre.

La región del país con mayor prevalencia de intoxicación por plomo es la “Pacífico Sur”, en la que se incluyenMorelos, Guerrero, Oaxaca y Puebla; en cuanto a afectaciones, le sigue la zona “Centro” integrada por los estados de Hidalgo, Tlaxcala y Veracruz.

El estudio también determinó que, a nivel nacional, una tercera parte de la población en México está expuesta a la intoxicación por plomo por exposición ambiental, es decir, por su cercanía a talleres mecánicos o de pintura, a minas o al uso de barro vidriado, que es identificado como una de las principales causas por los niveles de intoxicación en la zona a la que pertenece nuestro estado. Se calcula que un 33.3 por ciento de la población está expuesta al plomo por el uso de barro vidriado para preparar, almacenar o consumir alimentos y bebidas.

La concentración de plomo no es lo importante, pues ningún nivel de este metal en el organismo es saludable, pero ciertamente afecta más dramáticamente a los organismos en desarrollo, como son los niños y las niñas menores a cuatro años, pues el plomo es sumamente pernicioso para el desarrollo de órganos como el cerebro y, dado que toda la población está expuesta a este problema, se puede prever que el envenenamiento inició desde la gestación. 

Aunque el problema no es nuevo, tampoco se ha logrado disminuir en los últimos años. De hecho en 2019 se puso en marcha un programa urgente que se tuvo que frenar por la pandemia: el “Programa de Acción de Aplicación Inmediata para el Control de la Exposición a Plomo en México”.

Como se ve, hay razones de fondo para que se piense en la forma en que desarrollamos nuestra economía y hasta la forma en que vivimos cotidianamente. A la larga, habrá generaciones completas de mexicanos y morelenses con afectaciones de salud permanentes por razones tan simples que hasta pueden pasar desapercibidas, como preparar la comida en una cazuela de barro vidriado o vivir cerca de una mina, eso da mucho en qué pensar.

Pero sobre todo en la necesidad de rescatar, aunque sea a nivel local, aquel programa urgente de aplicación inmediata.

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