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10 de mayo

 

Como ya lo sabemos, en sociedades tradicionales, las mujeres eran vistas principalmente como esposas y madres cuyo rol principal era cuidar del hogar y la familia. Pero el feminismo ha desafiado estas ideas al abogar por derechos iguales para las mujeres en todos los aspectos de la vida, incluyendo el acceso a la educación, la participación en la política y el trabajo remunerado fuera del hogar.

En México, como en muchos países de mayoría católica, las enseñanzas religiosas tradicionales a menudo enfatizaban la sumisión de la mujer al hombre y la importancia de la maternidad como el principal rol de la mujer. Esto provocó que el feminismo fuera percibido como radical o extremista, lo que llevaba a estigmatizar a quienes se identificaban como feministas. Esto podía ser resultado de una comprensión limitada o distorsionada de los objetivos del movimiento feminista.

El primer congreso feminista en México se llevó a cabo en 1916 y marcó un hito importante en la historia del país. El congreso se realizó en un contexto de cambio social y político en México, justo después de la Revolución Mexicana. Las mujeres que participaron en el congreso buscaban aprovechar este momento de transformación para impulsar los derechos de las mujeres y la igualdad de género en la sociedad mexicana. Durante el congreso, se discutieron una serie de temas importantes para las mujeres, incluyendo el derecho al voto, el acceso a la educación, la igualdad en el matrimonio y la participación política. Las participantes también abordaron cuestiones como la violencia de género y la explotación laboral de las mujeres. Pero, además, hablaron de temas de salud sexual y reproductiva y del derecho a decidir.

En esta reunión, se abrió la discusión sobre la maternidad elegida, un concepto radical en su época (y todavía para algunas personas) que abogaba por el derecho de las mujeres a decidir cuándo y con quién tener hijos. Este enfoque desafiaba las normas sociales y religiosas predominantes que consideraban la maternidad como un deber sagrado y la anticoncepción como inmoral.

La idea de que la celebración del «Día de las Madres» en México fue adoptada como una reacción contra el movimiento de emancipación femenina y el control natal ofrece una perspectiva intrigante sobre el origen y la evolución de esta festividad en el país. Esta narrativa sugerida por la Dra. Martha Acevedo, menciona que las instituciones gubernamentales y religiosas vieron en el Día de las Madres una oportunidad para contrarrestar las ideas feministas y pro-anticonceptivas que estaban ganando terreno en ese momento.

La Secretaría de Educación Pública, junto con el arzobispado mexicano, podría haber considerado que la promoción de la maternidad como un valor supremo y la exaltación de la figura de la madre en un día específico servirían como un medio para reforzar las normas tradicionales de género y la primacía de la maternidad como el rol más importante de las mujeres. En este sentido, el Día de las Madres se convirtió en una herramienta de propaganda que promovía una visión conservadora de la familia y la sociedad.

La narrativa propuesta también sugiere que la adopción del Día de las Madres estadounidense en México fue estratégica, ya que la festividad ya tenía un fuerte arraigo en Estados Unidos, donde se originó como una iniciativa para promover la paz y la reconciliación después de la Guerra Civil. Al adoptar esta celebración, las autoridades mexicanas podrían capitalizar su popularidad y adaptarla a sus propios fines, desviando la atención de los movimientos feministas hacia una celebración que exaltaba los valores tradicionales de la maternidad.

La avalancha de propaganda a favor de la madre en el Día de las Madres, según esta perspectiva, serviría entonces como un contraataque simbólico contra las ideas de emancipación femenina y control natal, al reforzar la imagen de la madre como un símbolo de sacrificio, abnegación y virtud femenina. Esta estrategia habría buscado desalentar la idea de la maternidad por elección y reforzar la idea de que ser madre era el destino natural y deseable de toda mujer.

Por ello es importante considerar el mensaje que se está transmitiendo este día y la manera en que se quiere honrar y celebrar a las madres. Dejemos de reforzar la idea de que la maternidad es trabajar de manera gratuita cuidando a la familia. Optemos por regalos más personalizados, significativos y centrados en el bienestar y los intereses individuales de la madre para expresar nuestro aprecio y gratitud a ellas, las que, sin dudarlo, darían la vida por nosotros.