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Construyendo un futuro resiliente

 

“No es ola de calor, es el cambio climático” dice la imagen en forma de meme que circula en las redes sociales. El cambio climático es uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo, con impactos profundos y multifacéticos en el medio ambiente, la economía y las sociedades a nivel global. Este fenómeno, caracterizado por el aumento de las temperaturas, la alteración de los patrones climáticos y el incremento en la frecuencia y severidad de eventos meteorológicos extremos es en gran parte una consecuencia de las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, la deforestación y otras prácticas insostenibles.

En la actualidad, la investigación sobre el cambio climático es crucial para entender sus causas, efectos y las posibles soluciones para mitigar sus impactos. En este ámbito, las mujeres juegan un papel fundamental y cada vez más visible. Desde científicas que lideran investigaciones pioneras hasta activistas que promueven políticas ambientales, las mujeres están en la vanguardia de los esfuerzos por abordar el cambio climático. Su trabajo no solo amplía el conocimiento científico, sino que también influye en la formulación de políticas y en la concienciación pública sobre la necesidad de una acción urgente y sostenida.

Jessica Hernández encontró su camino hacia la ciencia de la conservación y la justicia ambiental a través sus raíces, de su abuela, quien poseía un vasto conocimiento sobre el mundo natural. María de Jesús, miembro de la comunidad zapoteca del sur de México, enseñó a su nieta cómo cuidar la milpa familiar, el terreno donde cosechaban frijoles, maíz, calabazas, plantas medicinales e incluso chapulines. Llevaba a Hernández en caminatas por las montañas que rodeaban su hogar, explicándole cómo interactúan las plantas y los animales en el ecosistema local.

Hija de inmigrantes indígenas de México y El Salvador, ingresó a la universidad para estudiar ecología, pensó que la sabiduría transmitida por sus ancestros sería vista como un activo valioso. Escribió un trabajo sobre pesquerías que entrelazaba las enseñanzas de su padre, quien había sido pescador en su natal El Salvador. Pero, para su sorpresa, fue humillada por ello. La discriminación se hacía presente (como es costumbre) en la academia. No sólo era mujer, sino indígena. ¿Qué iba a saber ella de teoría?

Son precisamente estas ideas que Jessica en sus estudios descoloniza para la conservación de las especies. Hernández es una científica ambiental en la Universidad de Washington y una crítica vehemente de los movimientos de conservación occidentales, que, según ella, a menudo ignoran o cooptan la ciencia indígena y marginan a las comunidades que han producido ese conocimiento.

Con su labor incansable y su voz poderosa, Hernández continúa abriendo caminos y defendiendo la integración de la sabiduría indígena en la lucha global contra el cambio climático y la justicia ambiental.

Foto de: Woods Hole Oceanographic Institution / imagen cortesía de la autora