loader image

Oralba Castillo Nájera

El 31 de julio y 1 de agosto se llevó a cabo el Foro en defensa de la vida. Diversos colectivos se reunieron para difundir y denunciar la situación de guerra global, nacional, estatal, regional y local, abordando los temas: Violencia, Justica, Paz y Arte.

Las muchas caras de la guerra quedaron expuestas por Carlos González de Consejo Nacional Indígena, Gilberto López y Rivas de La hora de los pueblos, Jesús Plácido del Consejo Indígena y Popular-Emiliano Zapata, María Herrera y Arcelia Osorio -madres que luchan por aparición y justicia para sus hijos, entre otros- expusieron las caras de la violencia que viene de muy atrás y que con la cuarta T se ha agudizado.

La Cuarta Guerra Mundial fue el título que el subcomandante Marcos dio a lo que llamó en 2003, las cuatro ruedas del capitalismo que en su avance hacia a la muerte va acompañado de: opresión, explotación, represión y muerte a quienes se opongan a su “desarrollo”, a su “progreso”. La acumulación de poder y avance se lleva a cabo por medio de presencia militar y delincuencial, dentro de la lógica del capitalismo la guerra es un negocio más legitimado por la Cuarta T.

Gilberto López y Rivas señaló que las ganancias económicas de los Estados Unidos se fortalecen con el Tren Maya, el Corredor Transístmico, Dos Bocas, el Aeropuerto Felipe Ángeles, y los que se sumen en el territorio nacional.

Los megaproyectos han agudizado la violencia contra las comunidades zapatistas, confrontaciones entre quienes defienden vida, naturaleza, territorios y autonomía con decisión de construir la paz. Y quienes ven a la madre tierra como mercancía, que implica entre otros males el control de las dos fronteras por órdenes del imperialismo yanki, al que AMLO encadenó al país.

El abogado José Carlos Flores del Frente en Defensa de la Tierra y el Agua de los Pueblos, señaló que el reto es conseguir justicia combinando lucha legal y movilización. Juan Carlos habló de las resistencias en contra de minas e hidroeléctricas en Morelos, Tlaxcala y Puebla.

Doña María Herrera y Arcelia Osorio madres violentadas por el sistema perjudicial, dieron testimonio de su lucha larga y dolorosa. Arcelia madre de Lesby Berlín luchó porque no se considerara el asesinato de su hija como suicidio, sino feminicidio.

María Herrera ha perdido cuatro hijos, en esta guerra no declarada, con voluntad férrea continua en la lucha a lado de sus hermanas. Los colectivos Siemprevivas y Buscadoras en enlace, hartas de pasividad, silencio e impunidad se organizaron y mantienen su espíritu maltratado vivo y con esperanza de construir una sociedad diferente, amorosa, solidaria.

El compañero Jesús Placido del CIPOG-EZ compartió su experiencia al formar parte de la Policía Comunitaria surgida en 2014, emanada de la Asamblea popular. Los pobladores se organizaron para correr a los narcos de sus territorios. Lucha desigual, ya que los narcos están vinculados con policías, Guardia Nacional y presidentes municipales que los cobijan.

La situación es grave -sostuvo el licenciado Carlos González de CNI y CIG, la violencia se agudiza con los despojos contra las comunidades originarias, y principalmente dirigida a acosar y aniquilar al zapatismo.

El Foro forma parte de la jornada convocada por la Coordinadora Nacional contra de la Guerra a los pueblos zapatistas que inició el 5 de junio con mesa de prensa y se expresó en calles y plazas el 8 de junio con 72 acciones a nivel nacional e internacional visibilizando la guerra que el presidente mesiánico reduce a pleitos intercomunitarios.

Negación y silencio es táctica contrainsurgente. El capataz sordo, necio no dio acuse de recibo de las luces que se estamparon en las pardes de Palacio Nacional a los lados del balcón presidencial acusando al Estado de la guerra desatada. Compañeros de distintos colectivos entre ellos la comunidad Otomí, el colectivo Raíz, el 15 de julio pernoctaron en el zócalo, continuando la jornada del 13 al 16 de julio en que se realizaron 36 actividades para difundir la lucha. En Morelos la Red de apoyo al CIN Y CIG, realizó acciones en Jiutepec y en Cuernavaca.

El sureste está convulsionado, allí llega la migración maltratada vía obedecer la orden de Trump de no dejarlos pasar. Los migrantes se han convertido en mercancía, mano de obra casi esclava, cobro de tramites, empresa también controlada por los militares que tienen en sus manos servicios que antes estaban en mandos civiles. Su presencia está acompañada de una ideología que sostiene que los militares por su honestidad etc., son los indicados de acabar con el narco estado. Mucha gente piensa que el ejército es lo mejor que nos puede pasar, personas sin memoria histórica del comportamiento criminal de las fuerzas castrenses en nuestro país. 68, 71, la guerra sucia, Acteal, El Bosque, Aguas Blancas, Ayotzinapa y de allí en adelante la actuación del ejército mexicano entrenado por kaviles guatemaltecos, ligados a fuerzas contrainsurgentes israelíes, muestra su rostro de muerte y crueldad.

El Foro puso énfasis en construir la paz, no la de los sepulcros; paz fuera de los partidos políticos, paz que se teje en muchas luchas que, a pesar de ser pequeñas, son potentes y alumbran en esta época de oscuridad

Una chispa del mundo posible y deseable es la alegría que acompañó le cierre del Foro con mesa del arte como resistencia. Arturo Torres el “Churro” cantó el himno zapatista. Le siguió la danza moderna ejecutada por Hugo Molina; una jovencita interpretó el baile de mariposas encapuchadas; el investigador y cantante Jesús Peredo interpretó música de la Bola Suriana. Se cantó el himno zapatista de Marciano Silva, corridista del general Zapata; finalizó el evento el grupo la Revuelta de las Semillas, que con sus sones invitó a bailar.

[responsivevoice_button]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *