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La propuesta de la presidenta electa Claudia Sheinbaum de unificar el subsistema de educación media superior en México para centrarlo en el modelo dual, representa una estrategia ambiciosa y visionaria para abordar algunas de las problemáticas más arraigadas en el sistema educativo del país. El modelo dual, que combina la formación teórica en las aulas con la experiencia práctica en el entorno laboral, ofrece una solución prometedora para mejorar la calidad educativa y la empleabilidad de los jóvenes mexicanos.

En primer lugar, es necesario reconocer la fragmentación actual del subsistema de educación media superior en México: existe la coexistencia de múltiples modalidades y subsistemas, desde preparatorias tradicionales hasta bachilleratos tecnológicos y escuelas técnicas; lo anterior ha creado un panorama educativo dispar y, en ocasiones, desigual. Esta diversidad, aunque rica en opciones, también ha dificultado la creación de una estructura homogénea que garantice la equidad y calidad educativa en todo el país, por lo que la unificación propuesta por Sheinbaum busca precisamente armonizar estas disparidades, ofreciendo un camino claro y consistente para todos los estudiantes.

El modelo dual, al integrar educación y trabajo, no solo prepara a los estudiantes con conocimientos teóricos, sino que también les proporciona habilidades prácticas y experiencia laboral. Este enfoque tiene el potencial de reducir la brecha entre la formación académica y las demandas del mercado laboral, un problema que ha persistido en México durante décadas; al proporcionar a los estudiantes una formación más completa y relevante se espera que aumente su empleabilidad y que se reduzca el desempleo juvenil, una de las grandes preocupaciones en la actualidad.

Además, el modelo dual puede contribuir a disminuir los índices de deserción escolar, que son alarmantemente altos en la educación media superior en México, muchos jóvenes abandonan sus estudios porque no ven una conexión clara entre lo que aprenden en la escuela y sus oportunidades futuras de empleo. Al incorporar la formación práctica y la colaboración directa con empresas, el modelo dual puede motivar a los estudiantes a continuar con su educación al ver un beneficio tangible en sus esfuerzos académicos.

Sin embargo, la implementación de este modelo no está exenta de desafíos, ya que se requiere una estrecha colaboración entre el gobierno, las instituciones educativas y el sector empresarial, es fundamental que existan acuerdos sólidos y claros que definan las responsabilidades de cada parte involucrada. Las empresas deben estar dispuestas a invertir en la formación de los jóvenes, proporcionando mentores y espacios adecuados para la práctica profesional; a su vez, las instituciones educativas deben adaptar sus currículos para integrar eficazmente la formación teórica con la práctica.

Otro reto significativo es la formación y capacitación de los docentes, quienes deberán estar preparados no solo para enseñar conocimientos teóricos, sino también para guiar a los estudiantes en su formación práctica. Esto implica una reestructuración de los programas de formación docente y una inversión en el desarrollo profesional continuo.

La propuesta de la Dra. Claudia Sheinbaum también debe contemplar la infraestructura necesaria para la implementación del modelo dual, no todas las regiones del país cuentan con las mismas oportunidades de colaboración empresarial, especialmente en áreas rurales o menos desarrolladas económicamente. Es crucial diseñar estrategias que aseguren que todos los estudiantes, independientemente de su ubicación geográfica, tengan acceso a una educación de calidad y a oportunidades de formación práctica.

La unificación del subsistema de educación media superior en México bajo el modelo dual es una iniciativa que, si se implementa correctamente, puede transformar profundamente el panorama educativo del país. Al alinear la formación académica con las necesidades del mercado laboral, se puede lograr una educación más relevante y eficaz, que prepare a los jóvenes mexicanos para enfrentar los retos del siglo XXI; sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad de articular esfuerzos entre todos los actores involucrados y de superar los desafíos inherentes a una reforma de esta magnitud. Es una oportunidad única para construir un sistema educativo más equitativo, inclusivo y orientado al futuro.

*Profesor de El Colegio de Morelos.

Imagen cortesía del autor