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Enrique Guadarrama López*

Hace dos meses publiqué, en este espacio, una reflexión titulada Hora de las cuentas (LJM 23 febrero). En esa ocasión saludé el anuncio del inicio de trabajos de la Comisión Independiente de Investigación sobre la pandemia de Covid 19. Señalé que las autoridades debían muchas explicaciones a la sociedad acerca de la toma de decisiones durante la pandemia, pues los datos y hechos eran irrefutables, asimismo, que los reportes internacionales ubicaron a México entre los peores países en el manejo de la crisis.

Ahora que se conoce el informe de la Comisión Independiente, tal como lo adelanté, vino la descalificación a priori del documento y, de inmediato, se buscó colocar otros temas en la discusión nacional. Se confirma que la crítica -aunque esté soportada en datos científicos-, no es bien vista por el gobierno. Pero tampoco dan ejemplo de autocrítica. Más bien, les acomoda la autocomplacencia.

Sobre lo ocurrido con el Covid 19, en el mundo se conocen iniciativas promovidas por los legisladores o por los propios gobiernos, para hacer un balance de lo enfrentado, sacar conclusiones y prepararse ante la nueva pandemia que (ahora se es consciente), vendrá. Prevalece en esas iniciativas una visión de Estado y no de intereses políticos.

De manera increíble, en México se anunció que ¡se preparará una respuesta para refutar el contenido del informe! Vaya tarea de los encargados de esa labor. Se ven obligados a defender lo indefendible, para no hacer enojar a ya saben quién. La respuesta sensata de un estadista requería aceptar los resultados, reunirse con los autores y definir esquemas de implementación de las propuestas incluidas en el informe, por ejemplo, conformar una comisión de trabajo, integrada por representantes del gobierno, de la iniciativa privada, las universidades y de la sociedad civil. ¿No que gobernar es una tarea fácil?

Ante este escenario, abundo en dos de los planteamientos expuestos en el artículo anterior:

1) Esperar los resultados de las elecciones para exigir a los nuevos gobernantes, hacer suyo el informe de la comisión de la verdad en el Covid, lo que implicaría crear la comisión de trabajo antes señalada, que prepare el diseño institucional especial y permanente para enfrentar la eventual nueva pandemia y las secuelas de la que vivimos en los años recientes. Esto atraviesa por varios terrenos: legal, técnico, médico, científico, organizativo, estructural, presupuestal, comunicacional.

Estoy convencido que una buena convocatoria del gobierno traería una buena recepción social, lo que permite trabajar por un objetivo de país común. En momentos de acentuada división entre mexicanos, esta puede ser la oportunidad para lograr que las coincidencias prevalezcan aun entre quienes mantienen diferencias respecto a la visión de país. A México le urge un caso de éxito en materia de semejanzas sociales.

2) Una muestra palpable de empatía de quienes asuman el gobierno sería ofrecer una disculpa pública a la sociedad mexicana por la manera como se actuó durante la pandemia. No se trata de asumir que el gobierno entrante sea el responsable, sino que muestre sensibilidad ante lo vivido por las familias mexicanas. Con esa perspectiva se colocaría en la tesitura de buscar los mecanismos para no repetir lo ocurrido.

No se soslaya la exigencia de responsabilidades a quienes correspondió enfrentar la pandemia. Tenían una obligación de enorme magnitud que no supieron, no quisieron o no pudieron atender y resolver. Aunque la gente puede tener identificados a alguno o algunos responsables, lo cierto es que se requiere una evaluación objetiva, apegada a derecho, que revise la cadena de mando en la toma y ejecución de decisiones. Es necesario conocer la verdad de lo ocurrido; se trata de un derecho humano, de urgente satisfacción, que deben atender las autoridades.

Al poner los puntos sobre las íes (como dice María Amparo Casar, a quien expreso mi solidaridad), el resultado muestra, en el manejo de las autoridades del Covid 19, incapacidad, indolencia, ineptitud, ineficacia y lo que cada uno agregue con el prefijo in. Reitero lo que dije anteriormente: es la hora de las cuentas; ahora se tiene sustento científico.

No se debe desaprovechar el ejercicio realizado por la comisión investigadora. No tenemos tiempo para discusiones estériles de corte ideológico-partidista. Se necesita avanzar en la conformación de políticas públicas anti-pandemia, que se caractericen por un enfoque humanitario y cuyo centro de atención lo sean las personas. Sólo de esa manera se podrá superar las carencias, ausencias y deficiencias que hubo en los años álgidos del Covid 19.

* Investigador del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM y del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) eguadarramal@gmail.com