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Marcos y encuadres musicales

 

Framers es un libro escrito por Kenneth Cukier y Viktor Mayer-Schönberger, que asienta que los marcos son modelos mentales que usamos para entender la realidad, nuestro entorno. Los marcos sirven para guiarnos en la vida diaria, pero también nos permiten ver el mundo a partir de sus variables. Dependiendo del marco usado se ve la realidad. Los marcos son referentes, que permiten a las personas ver con base en ellos lo que es la realidad y analizar múltiples cosas como la política, la cuestión ambiental o los derechos humanos. Lo marcos y encuadres no son perennes, también dependen de posiciones ideológicas y los mismos se usan para transformar la realidad política, el mercado o el consumo mismo. Todo marco tiende a erosionarse, a volverse obsoleto con el correr del tiempo, ya que algún momento deja de dar cuenta de las nuevas realidades a las que se enfrentan los humanos, lo que la realidad social, científica o tecnológica dan paso, por lo que deben ser suplidos con otros.

De acuerdo con lo asentado en Framers se comprenden bien los efectos que han tenido en el campo musical los programas Napster y Spotify, que vinieron a darle una fuerte sacudida al continente musical, lo que terminó por conducir a los melómanos y amantes de lo sonoro a formas de consumir y producir la música, la cual se volvió ubicua y un bien al alcance de múltiples interfaces o herramientas como lo atestiguan los tiempos que corren.

Napster fue un programa de intercambio de archivos de música lanzado en 1999. Fue pionero en el intercambio de archivos musicales en formato MP3 vía peer-to-peer; el programa desde su inicio despertó resquemores en la industria musical y su corta vida se desenvolvió en medio de la controversia y los pasillos de los juzgados por la violación de los derechos de autor. A pesar de eso el programa cultivo millones de fieles.

La forma en que Shawn Fanning, creador de Napster, enmarcó el problema de la disponibilidad de la música a fines de los años noventa lo llevó a pensar, que el formato CD era un impedimento para la libre circulación de la música, mientras que el número de interesados por la misma se multiplicaba con el auge de internet. Antes de Fanning nadie había abordado el problema de la disponibilidad de la música como él se lo propuso: confeccionar un programa en donde la gente tuvieran en pantalla un listado de melodías que podían ser descargadas a su computadora, de ponerlas a disposición de otros usuarios, de manera que las búsquedas por melodías y autor o banda fueran fáciles de localizar.

Antes de Napster, la industria musical estaba dominada por grandes sellos discográficos que controlaban la producción y distribución de música. Napster cambió eso al permitir que los usuarios compartieran archivos de música directamente entre sí, sin la necesidad de intermediarios, además desmaterializó la música al prescindir del formato CD para tener acceso a la misma. Los músicos por su parte podían compartir sus creaciones directamente con los usuarios. Además, Napster al enmarcar el problema de la música como un bien digital personalizado, hizo que el interés por los discos completos perdiera sentido. Sin olvidar que gracias a Napster, se multiplicó la cultura de la descarga de música, la cual se vendría a frenar con la aparición de Spotify.

A pesar de proliferar los émulos de Napster, ninguno pudo alcanzar su popularidad, por lo que ese vacío que generó el programa en el campo musical fue aprovechado por Apple Music, que quiso darle a su proyecto un cariz legal en consonancia con lo demandado por las major musicales. No obstante sería Spotify la que capitalizaría esto, al enmarcar de mejor manera los nuevos tiempos del consumo musical.

Spotify fue creada por Daniel Enk y lanzada en 2008 como una plataforma de streaming de música que revolucionó la forma en que los usuarios acceden, descubren y disfrutan de la música. La plataforma ofrece una experiencia musical personalizada y diversa que se adapta a los gustos y preferencias de cada usuario.

Daniel Enk se preguntó si el marco que existía en ese momento para el consumo musical era el adecuado. Partiendo de otro marco de referencia enmarcó el problema que vivía el campo musical que se debatía entre el interés masivo por la música y el freno a la circulación de la misma por las discográficas por la violación de derechos de autor. Daniel propuso dar paso a un acceso ilimitado de música que estuviera mediado por una suscripción mensual o gratuita con publicidad. Esto llevó a millones de usuarios a usar la plataforma y encontrarse con una cantidad apabullante de géneros, artistas y canciones sin comprarlos o descargarlos. Al mismo tiempo, eso dio paso a los músicos a adaptarse a las preferencias cambiantes y exigentes de los usuarios.

Las playlist de Spotify popularizaron en realidad la playlist como una forma de organizar, compartir y disfrutar de la música según diferentes criterios a gusto de los humores de los escuchas mismos. Esto ha facilitado el consumo musical de los usuarios, que pueden elegir entre millones de playlists creadas por Spotify, los usuarios o por la que ellos mismos confeccionan.

En conclusión, Spotify vino a ser un terremoto en el campo musical al introducir nuevos marcos que pusieron patas arriba la manera de relacionarnos con la música, modificando la forma en que se crea, distribuye y consume la música en estos tiempos digitalizados. Estos marcos han generado beneficios y desafíos tanto para los usuarios como para los creadores de música, que tienen que adaptarse a un entorno cambiante y complejo. Así pues, el enmarcado es una habilidad clave para entender y aprovechar las oportunidades y los riesgos que plantea el consumo musical en esta era mediada por dispositivos móviles y etéreos gustos musicales.

@tulios41