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(Segunda parte)

Tatiana Vanessa González Rivera*

El comportamiento humano en la sociedad mexicana denota un egoísmo, enojo, individualismo y prepotencia desmedida ¿no lo cree usted estimado (a) lector (a)? Quizás, los siguientes episodios le ayuden a coincidir conmigo:

Marzo de 2023, Teotihuacán, Estado de México. Una menor muere debido a intensos golpes que recibió en la cabeza durante una pelea que tuvo con una compañera de clases; la menor víctima de 14 años aparentemente sufría de acoso escolar desde tiempo atrás. Todo lo anterior se registra en videos, los cuales fueron capturados por niños no mayores a 15 años quienes, en lugar de ayudar, prefirieron grabar el momento con sus celulares para ganar “muchas vistas” y quizás muchos “me gusta” en las redes sociales.

Y tal cual lo afirmamos en nuestro escrito de la semana pasada, el ser que parece moldear el egoísta sistema capitalista desconoce por completo la interdependencia de la vida creyendo que puede vivir solo sin respetar, mínimamente, el medio natural que le rodea. Para comprobarlo, sigamos con nuestro recuento.

Mayo de 2023, Tecámac, Estado de México. Un hombre fue captado lanzando a un perrito a un cazo con aceite hirviendo y el “lomito” tristemente no sobrevivió al abuso. El individuo usó al can para amedrentar al dueño de un negocio al aludir una futura acción similar en contra de dicha persona en caso de que no cumpliera con sus demandas. Lamentablemente, este caso se suma a muchas más denuncias de maltrato animal en todo el país, como el de la joven de preparatoria que en junio de 2023 sube estados a su WhatsApp en los cuales se mofa de la tortura y muerte que le provocó a un cachorro.

Y una de las notas más recientes, y que causó revuelo en todos los medios, se dio justo el mes pasado, julio de 2023, cuando unos padres de familia ingresan a un Kinder en Cuautitlán Izcalli, Estado de México y comienzan a culpar a la maestra por presuntamente haber lastimado físicamente a su hijo en días anteriores. El video también difundido en redes captura el momento en el cual el padre del menor amenaza con un arma, mientras la madre golpea a la maestra; y si esto no fuera suficiente para evidenciar este nivel de descomposición social, se suma el hecho de que es posible escuchar, en el video, al menor de tres años riéndose mientras sus padres maltratan a la maestra y a la cocinera del kinder quien intentaba ayudar. Ambas víctimas narran, posteriormente – pues eso no fue captado en aludido video – que estos padres de familia las obligaron a arrodillarse y a la maestra encargada la forzaron a pedir perdón al menor quien continuaba riendo y aceptaba como completamente normal dicha conducta.

La verdad, escribir estas líneas ha sido complicado pues se me revuelve el estómago al rememorar episodios que quisiera pensar son los únicos en todo el país pero que lamentablemente se replican; de hecho, cuando me enteraba de estas situaciones tenía que corroborar la veracidad pues cada suceso era más sorprendente que el anterior, superando así la ficción. Asimismo, han provocado descontento y tristeza en buena parte de la población; precisamente esto último quizás sea lo poco que podemos rescatar de situaciones monstruosas y decadentes como las descritas en líneas anteriores; es decir, me refiero al hecho de que todavía hay individuos inconformes quienes alzan su voz y se muestran empáticos con las víctimas de tan deleznables sucesos. Precisamente somos parte, y pretendemos que ustedes también lo sean, de ese grupo que se opone a esa descomposición del tejido social y que por el contrario busca opciones para una reconstrucción.

Las alternativas deben plantearse de forma integral. Desde lo estrictamente social por supuesto, hasta lo ambiental y ciertamente económico. Como ustedes bien lo saben, somos fieles seguidores de ruta de las economías transformadoras que promulgan valores y principios básicos que sitúan en definitiva a la vida, las personas y al medio ambiente en el centro de todos los procesos para una sostenibilidad.

* Investigadora Asociada C de Tiempo Completo del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (CRIM-UNAM). tatianag@crim.unam.mx

Foto: redes sociales

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