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En Coatetelco se vive una contradicción. Por un lado, el municipio hizo diversos esfuerzos por lograr la rehabilitación de la Planta Tratadora de Aguas Residuales, incluso buscó el apoyo de la Comisión Estatal del Agua, la cual se comprometió a dar asesoría técnica y legal para evitar posibles riesgos a la salud por la descarga de aguas residuales y para evitar la invasión de las riberas de la laguna.

La planta no es tan vieja, fue construida en 2015 con una inversión de 15 millones de pesos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de Pueblos Indígenas, pero nunca llegó a ponerse en funcionamiento, en cambio, durante siete años, simplemente fue presa de saqueos, por lo que, en los últimos meses, las obras para rescatarla fueron más bien reconstructivas.

Hay que recordar que el descuido de las aguas residuales en nuestro estado es un problema grave que contamina incluso sus reservas de agua limpia y afecta directamente al ecosistema, pues no solo se conforman con desechos humanos y animales, sino químicos e industriales. Se calcula que en Morelos se contaminan seis mil 400 litros de agua por segundo y solo se tiene la capacidad de sanear menos de una tercera parte. Por lo tanto, es un problema real y grave.

Pero los pescadores del municipio indígena consideran que la planta podría generar más contaminación que podrá afectar severamente su fuente de trabajo. Y no solo eso, ya se organizaron y conformaron un “bloque” de vecinos inconformes, como señaló a este diario el presidente de los pescadores de Coatetelco y Miacatlán, Abel Galicia Santana.

Su temor radica en que se atraigan todas las aguas residuales de la zona y, si un día se llega a descomponer, serían muy graves los daños a la laguna, pues resulta que la Planta está construida muy cerca de ella.

Ciertamente la ubicación de la Planta también fue considerada equivocada por la propia Comisión Estatal del Agua pues la humedad podría dañar la maquinaria; aun así, se decidió proceder a su rehabilitación, principalmente por la cantidad de las descargas de aguas negras que ya sufre la laguna.

De alguna forma, ambos bandos tienen razón y los dos -los contrarios al funcionamiento de la Planta y los que están a favor- buscan el mismo fin: evitar mayor contaminación a la laguna y preservarla para que siga siendo la fuente de trabajo para la comunidad. La cuestión es que necesitan ponerse de acuerdo.

Una de las quejas de los pescadores ha sido que los trabajos se han realizado sin informar a la comunidad, se quejan de que hay muchas cosas que no les comunican los “ingenieros de la CEAGUA”.

Quizá la información a la comunidad hubiera sido un buen punto de partida del proyecto, en su momento los productores también hubieran podido plantear sus inquietudes, quizá hubieran aportado al proyecto elementos de mejora. Incluso podría ser que los problemas que señalan los pescadores ya estuvieran previstos, pero de eso nadie les ha informado.

Mientras tanto, el problema de las aguas residuales y la urgente necesidad de conservar y sanear el medio ambiente en Morelos siguen siendo asignaturas pendientes.

Para los futuros proyectos habrá que anotar dentro de los requisitos que es imprescindible trabajar en armonía con las comunidades y la comunicación siempre será un buen punto de partida.

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