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En una secundaria, un tanto hipotética, el profesor de historia asigna a sus alumnos la tarea de escribir un ensayo sobre la Revolución Mexicana. Después de unos días, recibe las tareas y comienza a revisarlas. Al principio, se siente satisfecho y orgulloso al ver el trabajo de sus estudiantes. Uno tras otro, califica los ensayos como excepcionales, tanto así que una leve sospecha sobre su origen empieza a inquietarlo. La duda crece en la mente del profesor hasta irritarlo. Se da cuenta de que el vocabulario utilizado por sus alumnos es amplio, variado e incluso retorcido en sus textos. Hay argumentos en los ensayos que apenas un experto maneja y una técnica literaria que a los escritores les lleva años obtener. «No lo han escrito los alumnos», concluyó.

Con un poco de perspicacia, el profesor abrió en su computadora el ChatGPT, un programa de inteligencia artificial (IA) dedicado a procesar textos y responder preguntas, y escribió: «Dame un ensayo sobre la Revolución Mexicana». Casi de inmediato, recibió un ensayo sumamente elaborado sobre el tema solicitado. «¿Podrías proporcionarme las fuentes que utilizaste para escribir el ensayo?», preguntó el profesor. En la pantalla apareció un pequeño pero preciso listado bibliográfico. «Problema resuelto», se dijo a sí mismo. Pero ¿cómo calificar a los alumnos? Era evidente que habían eludido todo el proceso creativo que implica escribir un ensayo, y lo que es lamentable, lo habían engañado haciéndolo pasar como suyo. «¿Merecen un castigo? ¿O un aplauso?», reflexionó.

Esta discusión formó parte de una clase sobre el impacto de la IA en la enseñanza, en el marco del Diplomado Pensamiento Científico en el Aula, organizada por la Academia de Ciencias de Morelos *. El Dr. Carlos Méndez, Investigador del Centro de Ciencias Genómicas y experto en IA, quien impartió la clase, puso el punto sobre las íes en un asunto tan controvertido como el uso de la IA en la educación, explicando en qué consiste y desmintiendo algunos de sus mitos y concepciones erróneas.

El Dr. Méndez opinó que, lejos de adoptar una estrategia punitiva por el uso de tecnologías de inteligencia artificial en la enseñanza, es necesario seguir un enfoque constructivo y estimulante del aprendizaje. En primer lugar, la IA es una tecnología informática diseñada para simular la inteligencia humana y realizar tareas de análisis de datos mediante el reconocimiento de patrones y el aprendizaje. Diversos algoritmos computacionales son entrenados con grandes cantidades de datos para encontrar asociaciones, probabilidades de ocurrencia y patrones consistentes en los textos, y luego son capaces de responder a preguntas con coherencia. Uno de los primeros ámbitos educativos donde la IA ha tenido éxito es en el lenguaje. Varios programas basados en IA pueden realizar traducciones, hacer una composición literaria y hasta –estoy seguro– una columna de opinión como esta, a partir de unas pocas instrucciones.

En la escuela, la IA es una aceleradora del aprendizaje cuando se utiliza de manera ética, induciendo la creatividad en los estudiantes y catalizando su responsabilidad en su propio aprendizaje y esfuerzo personal. La IA no es infalible y puede producir resultados inconsistentes y referencias inventadas, por lo que la evaluación humana siempre debe de estar detrás de su uso. Este es uno de los retos de los profesores, calificar si el alumno comprende los conceptos imbuidos en el texto. Para hacerlo, también tienen que ser usuarios de la IA, y apoyarse en la tecnología para diseñar sus programas, tareas y exámenes con mayor facilidad y rapidez. Ninguno de estos aspectos es aún contemplado en los programas de enseñanza media del estado. No obstante, es evidente la necesidad de entender los usos y limitaciones de la IA en la educación e incorporarlos. Más allá del temor y curiosidad que despierta la IA, hay que contribuir a desterrar los mitos a su alrededor y aceptar sus retos. Como otras tecnologías, el mal uso de la IA es inaceptable, pero es un hecho que en los próximos años revolucionará muchos aspectos de la vida diaria, la educación, y la salud, entre otros.

vgonzal@live.com

*El Diplomado Pensamiento Científico en el Aula es iniciativa de la Academia de Ciencias de Morelos. Está dirigido a profesores de enseñanza media del Estado de Morelos, e impartida por investigadores de diversos institutos de investigación del estado. La segunda edición del diplomado se efectúa de febrero a mayo de 2024.