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Martín Cinzano

Los hermanos Dodge empezaron armando bicicletas; luego se asociaron con Henry Ford para fabricar motores de autos, y al final, después de varias peleas con el magnate, decidieron montar su propia empresa automotriz. Eso ocurría en 1913; un año más tarde lanzaron al mercado el Old Betsy, un modelo bastante exitoso que debió sacar ronchas al mismo Ford. En 1917, cuando Estados Unidos le entra al ajo de la Primera Guerra Mundial, los hermanos también se dedican a armar motores para camiones de uso militar, y se forran, pero sólo tres años después ambos mueren de neumonía. Para ellos la posteridad y un chiste clásico: el doch patach.

Sin embargo, aún no se sabe muy bien cómo es que Pancho Villa se hizo de su Dodge del 22, a bordo del cual recibió la descarga final de trece balazos, el 20 de julio de 1923, en Hidalgo del Parral, Chihuahua. La primera armadora establecida en México fue la Buick, en 1921, pero también es probable que Villa haya comprado el Dodge en una de sus tantas incursiones más allá de la frontera yanqui. Ahora bien: ¿fue víctima el Centauro del Norte de aquella obsesión tan mexicana por “traer coche del año”? ¿Se daba de vez en cuando el gustito de presumir sus lujosos cachivaches ante la rancia sociedad chihuahuense? El resto no es literatura sino la película de la Revolución Mexicana, exterior día: primer plano de la cara del general Francisco Villa, relajada. La cámara retrocede poco a poco hasta presentarlo al volante de un Dodge Brothers modelo 22, acompañado de cinco hombres, dos en el asiento trasero, un copiloto y dos más en los estribos. La cámara puede retroceder aún más y mostrar cómo el Dodge, en una esquina, disminuye la velocidad para sortear un charco, justo en el instante en que un hombre de paisano se saca el sombrero y grita: ¡Viva Villa! En este momento tal vez sería conveniente dar, por medio de un plano cenital, una visión panorámica del escenario, a fin de conferirle a la escena del crimen un carácter de emboscada minuciosamente planificada, racional, simétrica: cuatro hombres armados con fusiles 30-30 y pistolas calibre 45 irrumpen al mismo tiempo desde los cuatro puntos de esa esquina y abren fuego sobre el Dodge, sin dejarles a los hombres de Villa la más mínima posibilidad de respuesta. Efectos de humo, algunos gritos. Entre la confusión se ve a los sicarios montar sus caballos y salir de escena, mientras la cámara sigue el lento camino del Dodge hasta que éste se estrella contra un muro.

Fundido en negro.

Dos hombres caminan por el Zócalo de cualquier ciudad, pueblo o ayuntamiento mexicano, en silencio; de golpe uno de ellos se detiene ante Palacio y pregunta: ¿Quién chingados mató a Villa?, y el otro, sorprendido, responde: ¡Calle… sé, compadre!

Fin y créditos.

John y Horace Dodge

Foto: carrosyclásicos.com

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