loader image

 

Eduardo André Galván Reyes*

Para poder explicar que existe una escena, primero me gustaría hablar sobre los elementos principales de una, que, si bien el término viene del teatro, hablar de una escena musical en una comunidad como Cuernavaca es necesario conocer los elementos que la conforman.

Uno de estos elementos son los escenarios en donde se proyectan las bandas musicales de rock y sus derivados, podríamos mencionar al L.U.C.C. o a Rockotitlán como parte de los inicios de la exposición de este tipo de música, seguido del “Foro Pepe el Toro”, al igual que “Sanatorium”, “El Aloha”, “Funky Donkey”, entre otros. Algunos más actuales como “Punto Cero”, “El Cabaré”, “Catbobber” y el que más ha durado a pesar de su cambio de locación y una pandemia, el foro multidisciplinario “The Pit” que ha dado cabida a proyectos de música alternativa locales, nacionales e internacionales.

Ya con una idea de dichos escenarios locales, los actores principales en esta escena vendrían siendo las personas involucradas en ella, las personas que se encargan de gestionar o apoyar a la escena: el público, los músicos y las bandas musicales.

El músico local Daniel Dorado en una entrevista personal, nos comenta que Cuerna, es una ciudad que ofrece todo y nada, es noble y desapegada, es fiel y apática, por lo cual concluye que es una ciudad muy complicada para hacer música original, ya sea por los contextos en los temas de inseguridad, el poco respaldo en temas de cultura, que ofrecen “apoyos” precarios por no decir nulos, ya que la mayoría de la música local independiente así como los espacios donde se proyectan se mantienen desconocidos por la misma población, siendo indicios que podría ser una escena más abierta si existiera y se valorara más en los temas culturales del estado que no solo son musicales, sino también en otros ámbitos artísticos que sí siguen apoyando a artistas eternamente emergentes.

Las bandas musicales son el elemento principal de esta escena, que si bien son los que se esfuerzan haciendo música original, de igual manera la mayoría funcionan de manera autogestiva, produciendo sus propias grabaciones, su material impreso y digital como las playeras, los volantes impresos o digitales para promocionar sus eventos, e incluso se organizan para prestarse equipo de audio para que el evento se escuche lo mejor posible.

Como miembro activo de dos proyectos musicales locales (Lord of the Void y El Zahir) hacer música independiente con amigos, me ha funcionado como una forma de escapar de mi cotidiano, de las presiones que puedan surgir en el ritmo de vida y si bien también para expresarme sobre las inquietudes que podamos coincidir como grupo e individualmente. Sobre todo en el panorama local que, si ponemos los pies en la tierra y observamos la escena, ha sido una experiencia gratificante por lo mucho que me gusta hacer música, pero también ha sido una lucha constante, tanto de forma personal al ver mi entorno local violento y hedonista, viniendo de un municipio con índices altos en inseguridad Me he familiarizado con el género metal, y lo que he aprendido de esta música es que si el ruido del entorno es hostil, yo puedo contestar musicalmente de la misma forma, una forma de verlo es que con resiliencia, los músicos nos adaptamos a las circunstancias del municipio, para poder expresarnos y exponer nuestra música, nuestro arte, en panoramas complicados.

De igual manera la falta de una comunidad, una verdadera red de apoyo entre músicos es una de las inquietudes en la localidad y de acuerdo con el músico Jano, en una entrevista personal, coincidimos que respetar el trabajo de otras bandas y la creación de una comunidad empática podría ser de gran ayuda para la cultura musical local ya que el “cangrejismo” es una limitante a la creación de una verdadera escena, que solo se puede llevar a cabo con el compromiso de las bandas con su música y su comunidad.

*Pasante de la Maestría en Imagen, Arte, Cultura y Sociedad de la Facultad de Diseño de la UAEM