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Gabriela Mendizábal Bermúdez y Gloria Aidaly Viveros Viveros

La igualdad de género es un principio fundamental en la construcción de sociedades equitativas y justas; sin embargo, en el contexto de la seguridad social a nivel nacional -y el Estado de Morelos no es la excepción- persisten brechas significativas entre hombres y mujeres en términos de afiliación y cotización, por lo que estas disparidades plantean desafíos importantes para lograr un aseguramiento inclusivo y equitativo.

Esto significa que, la falta de igualdad de oportunidades para que las mujeres accedan a la seguridad social les afecta directamente en su economía y a su vez enfrentan menor protección ante enfermedades, desempleo y vejez. Esta desigualdad perpetúa la pobreza, limita el acceso a servicios de salud, así como a las pensiones adecuadas y dignas para la vejez, orillándolas a realizar trabajos con mayor precariedad que los hombres y reduciendo su participación en el mercado laboral formal.

En cuanto a la participación de las mujeres en la Población Económicamente Activa (PEA), aquellas que cuentan con acceso a la seguridad social representan el 15% del total de la PEA, en contraste con el 22% que conforma su equivalente masculino.

Ahora bien, el “Informe al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la Situación Financiera y los Riesgos del IMSS 2022-2023” en su capítulo I titulado “Entorno de operación IMSS” reportó que para el año 2022 se contaron con 17.1 millones de hombres asegurados y 12.7 millones de mujeres, estos datos evidencian que las mujeres siguen siendo menor número que los hombres en términos de trabajadoras formales con derecho a aseguramiento ante el IMSS, que además se traduce en seguridad social para sus familias, y las coloca en situación de mayor vulnerabilidad por la falta de protección financiera en situaciones de enfermedad, maternidad o jubilación, entre otros.

Además de lo mencionado previamente: Las mujeres que se unen al mercado laboral formal reciben salarios inferiores. Según información del IMSS, se nota que hay más mujeres que ocupan puestos con sueldos hasta tres veces la UMA 49% de las mujeres aseguradas), en contraste con los hombres (44%). Asimismo, hay una mayor proporción de hombres que ganan más de cinco veces la UMA 32% en contraste con solo el 26% de las mujeres (CONSAR, Equidad de género en pensiones. El caso de México, 2022).

Esto significa que si las mujeres cobran menos salarios, cotizan menos al IMSS y acumulan menores derechos de prestaciones económicas, como pensiones por vejez y cesantía en edad avanzada, ya que sus contribuciones al sistema son más bajas. Esto perpetúa un ciclo de desigualdad de género en términos de seguridad económica en el futuro.

De acuerdo con la autora Georgina Ligeia Rodríguez Gallardo las razones detrás de estas brechas de género pueden ser diversas y multifacéticas, las desigualdades laborales, salariales y de oportunidades educativas pueden influir en la capacidad de las mujeres para acceder y mantener una afiliación continua a la seguridad social, la presión social y las expectativas de género también pueden afectar las decisiones laborales y, por ende, la participación en sistemas de seguridad social.

En esa tesitura, en necesario entender que la brecha de género en la cotización para la seguridad social en México es una realidad que requiere atención inmediata, superar estas disparidades no solo fortalecerá la protección social para las mujeres, sino de sus familias y también contribuirá a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, en la que hombres y mujeres tengan igualdad de oportunidades y acceso a sus derechos humanos particularmente el derecho humano a la seguridad social.