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NOVELA

Hélène BLOCQUAUX

“Shrödy, ven aquí minino precioso, ¿dónde te metiste ahora?, ven, es hora de cenar”. Heidi tuvo que llamar varias veces a su gato para que se dignara a salir perezosamente de su caja de cartón acolchada con un cojín de terciopelo rojo para que su pelaje abundante,atigrado, resaltara siempre que alguien lo mirase dormir adentro. Heidi le sirvió de comer una cantidad suficiente para evitar maullidos durante la lectura, con una nostalgia anticipada, de los últimos capítulos de su novela “Un amor eterno/sin fin”. Puso las Gymnopédiesde Satie para adentrarse mejor en el relato misterioso. De por sí la compenetración con su novela era inmensa,por llamarse la protagonista como ella. Retomó su lectura en el momento de mayor suspenso: Heidi y Tadeo deben reencontrarse. Sin embargo, por las distancias y contingencias que han estado aquejando A la pareja desde que se conocieron, parece que necesitan un deus ex machina para juntarse. Cuando Heidi cerró su libro, la penumbra de su cuarto tenía tal grado que se preguntó de qué manera había podido concluir. ¿Acaso el final era más imaginado que lo que realmente el autor había querido apuntar/escribir? Shrödy parecía haberse regresado a su caja, aunque nada era menos seguro que adivinar el lugar donde se encontraba, así que Heidi renunció A llamarlo y salió a contemplar el espectáculo nocturno, formulando el deseo de que en alguna parte del mundo un hombre sin nombre aún estuviese admirando la bóveda estrellada emitiendo el mismo mensaje. Después del sabor intenso de disfrutar de una novela que la mantuvo durante días y noches en desvelo, Heidi se encontraba deseando esta noche vivir una historia tan fuerte como la de la atrevida protagonista quien se había arriesgado totalmente por amor y sin temor alguno a perderlo todo de golpe. Se sentó en el piso humedecido por una leve lluvia. En ese preciso momento presintió que alguien venía en camino, alguien importante en su vida, sin poder precisar más al respecto. 

Su sueño prosiguió en la misma sintonía. Heidi se dejó llevar por Tadeo, el coprotagonista de “Un amor eterno/sin fin” en el universo que le estaba abriendo sus puertas. La música de piano atravesó de pronto las dimensiones temporales y el baile amoroso de la pareja,los umbrales espaciales. Fue un viaje místico de los pensamientos del mundo sutil, intangible y sin embargo más auténtico que la realidad.

Heidi acudió a la librería al día siguiente con una sola idea: tenía que encontrar otra obra que la hiciera viajar a mundos imaginarios tan intensos como los de la novela recién terminada. Sus ojos recorrieron los estantes buscando ser cautivados a primera vista por un título alentador, un color de portada o un detalle apenas perceptible que fuera digno de su atención. Sus pensamientos navegaban a la velocidad luz. Tenía que encontrar a Tadeo en otros libros para seguir sintiendo esta increíble compatibilidad alquímica y encontrar la manera de atar los hilos narrativos entre la vida soñada y la cotidiana. Algo tenía que suceder, materializarse en un futuro casi inmediato, pensó Heidi. Tomó varios libros colocados en el estante más alto dejando un hueco en el que se asomó un rostro. Heidi se sonrojó, se imaginó de pronto haber visto a Tadeo.

Nota: Los sucesos y personajes retratados en esta historia son ficticios. Cualquier parecido con personas vivas o muertas, o con hechos actuales, del pasado o del futuro es coincidencia, o tal vez no tanto. Lo único cierto es que no existe manera de saberlo y que además no tiene la menor importancia. Creer o no creer es responsabilidad de los lectores.

*Escritora, guionista y académica de la UAEM

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