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La silla rota

 

Lo que ha sucedido en las últimas semanas, particularmente en Cuernavaca, no es otra cosa que el reflejo del desgobierno. Hay que decirlo de manera clara: el señor Cuauhtémoc Blanco prefiere ir a la CDMX a jugar fútbol en el Azteca que analizar cuáles son las verdaderas causas de la inseguridad en Morelos.

El hecho de que el presidente municipal Urióstegui haya decidido – quién sabe si de manera unilateral o asesorado por la Secretaría de Protección Ciudadana o por quién sabe quién – no formar parte del mando único o mando coordinado de seguridad pública establecido por el gobierno del Estado, es, a todas luces, un error.

Desde mi perspectiva, no es otra cosa más que manejar los recursos que los fondos federales en materia de seguridad pública otorgan como beneficio a los municipios para combatir la delincuencia. Un tema fundamental para el desarrollo del Estado, la paz social, la sana convivencia y vivir en paz, es hoy poco menos que una burla a los ciudadanos. Los gobiernos municipales deberían estar sumamente coordinados con el gobierno del Estado en materia de seguridad pública para otorgarles a los ciudadanos tranquilidad en las calles.

Sin duda, Cuernavaca se ha vuelto en las últimas semanas como Cuautla en los últimos meses. El terror de las administraciones municipales; pero también el terror del gobierno del Estado. No existe una sola acción tangible, visible, de seguridad pública o de prevención del delito en ninguno de los órdenes de gobierno. Morelos se ha convertido en una tierra sin ley. Los morelenses, los cuautlenses, los cuernavacenses, los habitantes de cada uno de los municipios del Estado tenemos miedo de salir a la calle, tenemos miedo de salir a caminar, tenemos miedo de ir con nuestras familias a cenar. Los jóvenes tienen pavor de salir a divertirse un viernes por la noche o un sábado por la noche. Después de las ocho de la noche, Morelos se vuelve una tierra sin ley.

La delincuencia le ha ganado terreno y le ha ganado la batalla al gobierno del Estado en materia de seguridad pública.

No encontramos por ningún lado, por más que buscamos, una declaración del almirante Guarneros que tenga coherencia con lo que está pasando en el estado de Morelos. No existe coordinación alguna con la Federación en materia de seguridad pública. Hoy, los morelenses tenemos que exigirle al gobernador Blanco que responda al estado, tenemos que exigirle que de una vez por todas se vaya de Morelos y deje que otro u otra encare la responsabilidad de gobernar un estado que se encuentra sumido en la peor crisis económica, política y social de la que se tenga memoria.

Si nos remontamos hace algunos años, a tiempos de Jorge Carrillo Olea, de ninguna forma la oposición le habría perdonado la situación en la que hoy se encuentra Morelos, Cuernavaca, Cuautla, Huitzilac, Mazatepec, o Miacatlán. En fin, el municipio que usted mande y ordene.

Es momento de que los ciudadanos, de manera organizada, le exijamos al gobierno del señor Blanco que tome cartas en el asunto que, de manera coordinada con los municipios del estado y sus presidentes municipales, genere políticas públicas claras de prevención del delito. El gobernador, a cinco años del desgobierno, le ha fallado al pueblo de Morelos, y hoy es el momento de exigirle respuestas claras y de juzgarlo desde el poder del pueblo.

Hoy es el momento, y lo hemos venido señalando en algunas otras oportunidades, en que la sociedad debe exigir sus derechos. Hoy es el momento en el que los ciudadanos de Morelos tenemos que unirnos de manera urgente, de manera pacífica, civilizada y salir a las calles a exigir seguridad pública. Hoy es el momento también en el que debemos exigir castigo a quienes han abandonado el estado de Morelos, de exigir castigo a quienes han sido omisos en su responsabilidad de otorgarle seguridad y paz social a los habitantes del Estado.

De ninguna manera Morelos aguanta otros seis años de inseguridad pública. Hoy, lo mismo se mueren niños, mujeres, hombres, comerciantes, trabajadores, jóvenes en Morelos.

Debemos exigir al gobernador Blanco que ya dé resultados, porque a cinco años del peor gobierno de la historia de Morelos, la situación ya es insostenible. Tenemos que exigirle de manera clara, contundente, que pague por sus omisiones, que pague por su incapacidad, por sus pocos resultados y que pague por el cinismo de haber venido a Morelos a descomponer y a robar; sí, a robarle su tranquilidad.

Es inadmisible que estemos ante la cifra aterradora de 1526 crímenes atroces en distintos municipios de Morelos en lo que va del año. Al menos en los últimos días, entre Cuernavaca y Cuautla, se han registrado más de tres feminicidios. ¿Cuándo en la historia de Morelos habíamos visto ejecuciones, atentados de carácter político, multihomicidios, desapariciones y asesinatos de elementos policiacos, asesinatos de mujeres con violencia extrema, homicidios múltiples mutilación de cuerpos y localización de fosas? Jamás en la historia de Morelos habíamos vivido esta historia de terror.

Menudo paquete tiene la sociedad de Morelos para el 2024. Habrá que analizar de manera minuciosa, con conciencia social, a quién le entregaremos la responsabilidad histórica de componer Morelos, de rehacer el tejido social y entregarle al estado políticas públicas claras y definidas en materia de seguridad pública, que le permitan vivir en paz, que le permitan a los morelenses disfrutar de las bellezas naturales de Morelos y que le permitan a Morelos cerrar este capítulo de barbarie, de terror, en el que nos ha convertido el señor Blanco Bravo y su ineficiencia e ineficacia para gobernar.

Hoy, la silla del gobierno del estado está rota, está coja. Hoy, la silla gubernamental se encuentra vacía. Hoy la silla rota busca quien la arregle, la llene y, desde la participación ciudadana, reestructure el Morelos que hemos perdido; el Morelos qué nos han robado y que se nos desvanece entre historias de terror, delincuencia y desgobierno.

Y no me despido, queridos lectores, sin recordar a Don Nacho Cortez Morales, quien dejó huella en el periodismo morelense, maestro incansable en la lucha de los derechos de los estudiantes morelenses, hombre recto y de principios e ideologías sólidas, decano del periodismo deportivo en Morelos, fundador y creador de la Copa Morelos, extraordinario padre, amigo, periodista y analista político. Como diría mi querido Nacho en su ausencia, “vámonos por la libre “.

Hasta siempre, Don Nacho, y que la pluma siga escribiendo allá, allá en el cielo. En paz descanse.

Muchas gracias.

Nos leemos en la próxima.

*Padre de familia, político y soñador en busca siempre de un mejor Morelos para todos.