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(Tercera parte)

 

Los efectos culturales, internacionales y religiosos que provocaron los asesinatos de Abraham Lincoln, John F. Kennedy, Martin Luther King Jr. y del intento en contra de Ronald Reagan no solo marcaron la historia política sino también el arte, la literatura, la música, el cine y la memoria colectiva de los Estados Unidos. En el caso del atentado contra Donald Trump todavía la historia está por escribirse. Estos magno-atentados han sido objeto de innumerables análisis, teorías de la conspiración, indignación colectiva pero al final del día han trazado la ruta por la que ha transitado la sociedad norteamericana. Buscando honrar a sus líderes caídos han construido alrededor de sus imágenes una cultura que ha permeado mundialmente y que les ha permitido convertirse en una potencia hegemónica con iconos que se volvieron mitos, que no solo son historiam, sino incluso leyenda.

En el caso de Lincoln, Abe como cariñosamente le llamaban sus cercanos, su imagen ha sido ampliamente representada en monumentos, pinturas y hasta en monedas. Por ejemplo, una de las esculturas mas importantes es la conocida como “The Man” o “Lincoln de Pie” de Augustus Saint-Gaudens que data de 1887 y se encuentra en el Lincoln Park de Chicago; existen replicas en varias partes del mundo, las más famosas en Londres y en la Ciudad de México, esta última se encuentra en el Parque Lincoln en Polanco. Desde luego la más importante es la estatua monumental del décimo sexto presidente de Estados Unidos que está ubicada en el Lincoln Memorial del National Mall en Washington DC, este recinto construido por Henry Bacon es una visita obligada para todos los norteamericanos patriotas. La estatua de Lincoln construida en memoria del pago que hizo de un millón de dólares para liberar a los esclavos de Washington fue esculpida por Daniel Chester y tallada por los hermanos Piccirill en el estilo Beaux Arts, es la segunda más visitada después de la estatua de la Libertad en New York.

“Our American Cousin” la obra de teatro que veía Lincoln cuando fue asesinado es un icono de la cultura norteamericana. Pero el el impacto cultural de Lincoln es inmenso y no para ahí. Otro ejemplo de su inmortalidad es el “Lincoln Portrait” un concierto compuesto por el famoso Aaron Copland que ha sido narrado por un sinnúmero de figuras de todo tipo, políticos, periodistas, artistas, intelectuales y es hoy incluso un símbolo de patriotismo. Permítaseme la comparación: es el huapango de Moncayo de los estadounidenses, solo que además de ser una pieza instrumental también tiene una parte narrada. El texto por cierto es aprendido como un mantra por los niños norteamericanos en las escuelas primarias.

Lincoln es el presidente más pintado de la historia, se pueden encontrar retratos suyos en todos los Estados Unidos. Un presidente venerado con un final trágico, el héroe responsable de que los Estados Unidos se mantuvieran unidos como nación y desde luego honrado por su gran logro de abolir la esclavitud del cual circulan cientos de pinturas alusivas a ambos temas. Inmortalizado en documentales y películas como “Lincoln” (2012) de Steven Spielberg, Lincoln es un héroe vigente en la memoria colectiva de las nuevas generaciones.

Por su lado, JFK, como es conocido por sus siglas, dio lugar al mito del “Camelot norteamericano” en una época dorada donde la esperanza del progreso y la supremacía de los Estados Unidos empezaba a consolidarse. Sin duda es otro de los presidentes más queridos de su historia. Decenas de documentales y series han sido producidas en torno a su liderazgo carismático, asesinato y legado. Por ejemplo “JFK” de Oliver Stone donde las teorías de la conspiración van y vienen; o como el libro del gran novelista Stephen King que re imaginó su asesinato en su novela “11/22/63”. Otra de las obras que inmortalizan a JFK es la “Biblioteca-museo Presidencial de John F. Kennedy” en Boston, Massachusetts, construcción que inició la tradición de que los expresidentes tuvieron sus propios museos.

Un ejemplo más de los héroes caídos es Martin Luther King Jr. quien tiene su propio día conmemorativo en el calendario cívico norteamericano. Todos los 20 de enero son feriados y actualmente son una combinación de homenaje, reflexión sobre la justicia racial y servicio comunitario. Es común ver en ese día a miles de estadounidense haciendo trabajo social en sus vecindarios. También el Dr. King fue inmortalizado en decenas de libros biográficos, por ejemplo “King” de Jonathan Eig recientemente laureado con el Premio Pulitzer 2024; o su propia autobiografía; o los textos donde condensan sus inmortales discursos, el mas famoso “I have a Dream” que es uno de los discursos mas influyentes en la historia de la humanidad. King Jr. también fue inmortalizado en la película “Selma” de Ava DuVernay y Paul Webb que retrata su liderazgo durante la marcha de Selma a Montgomery. Paralelamente, el Dr. King ha sido homenajeado con poemas; con calles con su nombre a lo largo y ancho de los Estados Unidos; y, de manera muy destacada, con música compuesta honrando su legado, no solo de autores de origen afroamericano sino de grupos como U2 y Queen, o solistas como Elvis Presley, Paul Simon, Stevie Wonder o James Taylor.

Reagan sin ser tan mitificado como los magno asesinados, su imagen logró convertirse en símbolo para una generación completa de norteamericanos. Su pasado de actor y su imagen californiana lo hicieron icono de cómo se percibían los norteamericanos de los años 80’s, su carisma y sentido del humor fue un punto de inflexión que fortaleció la cultura consumista norteamericana.

Trump por su parte con su nacionalismo y discurso conservador ha reinventado el origen blanco de esa nación, por un lado. Por otro, su imagen de empresario devenido en político ha sido un imán para redefinir el perfil del político norteamericano. Su imagen caricaturizada en miles de memes no le molesta, al contrario, lo ha utilizado a la perfección en estos tiempos de redes sociales. Es muy pronto para saber la influencia cultural de Trump, pero lo cierto es que empieza a ser la imagen del nuevo político que millones de estadounidenses esperaban por difícil que sea de asimilar para otros tantos millones.

Los efectos internacionales de los magno atentados son significativos pues la percepción global de los Estados Unidos cambió y afectó sin duda las dinámicas geopolíticas. En el caso de Lincoln su lucha por la abolición de la esclavitud lo hicieron una figura respetada internacionalmente. Reforzó las ideas republicanas y democráticas inspirando movimientos de libertad e igualdad en muchas partes del mundo, incluso su legado ha transcendido a través del tiempo.

El caso de JFK es diferente porque su asesinato fue en un momento crítico de la “Guerra Fría”. Poco tiempo antes había pasado la crisis de los misiles en Cuba, decisiones muy difíciles que Kennedy tuvo que tomar pues amenazaban la paz y la estabilidad mundial. Su asesinato generó preocupación sobre el potencial cambio en política exterior del gobierno que lo sustituyó. Su sucesor, Lyndon B. Johnson, quien también heredó la guerra de Vietnam ante una profunda división interna no tenía muchas opciones en materia internacional. No hay duda de que la política exterior de los Estados Unidos después del asesinato de Kennedy tuvo que endurecerse pues sectores importantes de la sociedad consideraron que la postura de Kennedy había sido demasiado flexible y negociadora. Estados Unidos reforzó su sociedad con sus aliados europeos en la lucha contra el comunismo y la política exterior dio un vuelco importante. Aun así, la imagen de JFK como un líder joven y carismático que promovía el progreso y la libertad inspiró a muchos movimientos liberales en todo el mundo.

La reacción por el asesinato del Dr. King fue un avivamiento internacional en la lucha por la igualdad racial en todo el mundo. Las luchas finales contra el colonialismo, sin duda, tuvieron como inspiración el éxito del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. Hay incluso quienes consideran que Nelson Mandela en Sudáfrica fue el Luther King del continente africano. En resumen, del Dr. King se convirtió en un símbolo en contra de la discriminación y la segregación proclamando pacifismo y no violencia, de ahí su legado internacional.

Con Reagan su postura firme contra la Union Soviética y sus estrategias implementadas para terminar con el periodo conocido como la “Guerra Fría” fueron el preludio de la caída del Muro de Berlin. Es decir, con la imagen de un líder maduro y conciliador Washington impuso la agenda internacional, Europa occidental encontró en Reagan a su principal aliado para terminar con el comunismo del este de ese continente.

Al igual que en los Estados Unidos la comunidad internacional, después del atentado contra Trump, unió tanto a los que están de acuerdo con él, como a los que están en desacuerdo contra él. Sus posiciones discursivas en materia de migración son un agravio para los migrantes mexicanos, centroamericanos y latinoamericanos pero aun así tiene el apoyo de millones de latinos en los Estados Unidos. Su retórica asusta pero sus acciones, cuando fue presidente no fueron tan radicales, a pesar de su “muro pagado por México”, que está más bien en su imaginario discursivo. Ni con el “muro” pudo frenar la migración que tiene motivos básicamente de sobrevivencia humana. Lo cierto es que en su administración, a pesar de su retórica, no fue tan duro como lo pregona. Sin embargo, en un potencial nuevo periodo seguirá siendo una incógnita si su discurso faccioso se convertirá en realidad.

Por último, los efectos religiosos de los magno atentados también han sido muy importantes en la sociedad norteamericana. Lincoln es recordado casi como una figura mesiánica que terminó en fin trágico para el cumplimiento de su misión. Sermones y escritos de líderes religiosos tienen más de un siglo poniendo de ejemplo su vida y su muerte convirtiéndolo en símbolo de la justicia divina que guía a un pueblo hacia su libertad. El propio Lincoln en numerosos escritos y discursos hace referencia a textos bíblicos, lo que refuerza su fe protestante, criado por su familia en Iglesias Bautistas tanto de su natal Kentucky como de Indiana a donde pasó la mayor parte de su infancia.

En el caso de JFK, el primer presidente católico de Estados Unidos representó un avance importante de la comunidad católica. Su muerte generó un profundo sentimiento de pérdida en los vecindarios católicos del norte de Boston y en las comunidades irlandeses migrantes que se identificaban con sus creencias. Sus funerales fueron profundamente religiosos con una gran misa católica cargada de simbolismo.

El caso de Martin Luther King Jr. tuvo todavía más impacto en materia religiosa ya que el era pastor Pentecostés de una de las Iglesias más importantes y numerosas del mundo: Asambleas de Dios. Él mismo definía su propia identidad como pastor, hijo de pastor y nieto de pastor. Un mártir cristiano moderno con su mensaje de no violencia y amor al prójimo al tiempo que luchaba por la igualdad racial y pregonaba abiertamente el mensaje de Jesucristo. Su mensaje permeó en todas las comunidades religiosas, incluso en las Iglesias Angloamericanas, pues predicaba que la iglesia es un catalizador de la lucha por la justicia social y responsable de la unión comunitaria. Su legado espiritual sigue siendo objeto de devoción principal pero no únicamente de las iglesias afroamericanas.

Reagan un cristiano presbiteriano declarado tuvo posiblemente los mismos efectos que tuvo Trump. Es decir, interpretan su sobrevivencia como una señal del propósito divino de su liderazgo. Ambos han tenido fuerte apoyo de grupos religiosos que capitalizaron en dividendos electorales haciéndose atractivos para la numerosa iglesia angloamericana que reclama ser la legítima fundadora de los Estados Unidos. Trump, un presbiteriano de testimonio muy controvertido. ha mudado su filiación a no denominacional o Neo-Pentecostés. Al final, con su declaración de: “Tenía a Dios de mi lado” que muchos lo interpretan como parte de un plan divino, sin duda tendrá efectos electorales en comunidades religiosas que creen en la importancia del liderazgo en la historia y en el papel del propio pueblo de Dios en ella, por más mesiánico que parezca.

Concluyo diciendo que las repercusiones profundas de los atentados en contra de Lincoln, Kennedy, King, Reagan y Trump no solo han demostrado ser duraderas, sino que tienen efectos históricos unificadores, logrando crear verdaderos héroes y modelar a las sociedades de sus tiempos. Dios permita que en estos tiempos de polarización se modere el discurso, se proclame la no violencia y se reconcilie a nuestras sociedades que hoy como ayer necesitan paz y prosperidad. Porque habemos quienes seguiremos creyendo que, como dice nuestro glorioso himno nacional mexicano, el destino de nuestra nación y del mundo se siga escribiendo con el dedo de Dios.

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