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Y tampoco cesan los lesbofeminicidios alrededor del mundo, siguen en aumento los crímenes de odio en contra de las mujeres lesbianas, llevamos así ya muchos años, y hasta el día de hoy la mayoría de estos crímenes -el 99%- sigue impune, dentro de esta estadística muchas mujeres lesbianas activistas, defensoras de derechos humanos han sido asesinadas, o bien parejas de mujeres lesbianas que ya se encuentran haciendo vida en común y que se han encontrado en sus vidas, en sus comunidades, con vecinos, conocidos o “amigos” o personas lesbofóbicas, quienes han realizado estos actos de violencia en contra de ellas, y que muchas veces han sido también violaciones sexuales o “violaciones correctivas” ya que piensan y dicen “es lesbiana porque nunca ha estado con un hombre”.

En la mayoría de estos casos los lesbofeminicidios, se han realizado delante de las parejas para infringir y ocasionar dolor al presenciar tales actos y por supuesto dejar un claro mensaje de odio en contra de las mujeres lesbianas.

En el año 2022 un fuerte caso de lesbofeminicidio fue el de Noemí Medina y Tania Montes, en el Estado de Chihuahua, y en el que las autoridades por todos los medios trataron de ocultar y asegurar que de ninguna manera se trataba de un crimen de odio, ni nada relacionado a su orientación sexual, ellas fueron encontradas en bolsas de basura y arrojadas en la carretera en Ciudad Juárez, otra pareja de mujeres lesbianas también en 2022 fueron atacadas en Tijuana, Baja California, en este ataque sobrevivió una de ellas quien refirió que el ataque se debió a que eran pareja.

Según estadísticas de la organización Letra S en México, se reportaron 28 lesbofeminicidios entre los años 2015 y 2021 tan solo en nuestro país, y aun no tenemos las estadísticas definitivas de los años 2022 y 2023, únicamente -y de acuerdo a datos que aporta la población LGBTTTIQAP+- tenemos un número previo de 15 crímenes de odio en contra de mujeres en México en estos dos últimos años, y ante lo cual nos alarma ya que nos damos cuenta de que los números van en aumento y esto solamente en contra de las mujeres lesbianas.

Las autoridades continúan en lo mismo, ya que reportan y atienden el asesinato de una persona LGBTTTIQAP+, y no se implementan los protocolos de actuación y de atención correspondientes, por lo que se tipifican estos crímenes de odio, como homicidios simples, y como siempre para los encargados de la justicia todas las personas son heterosexuales… en el caso de las mujeres lesbianas, nunca van más allá, si acaso y si bien nos va, investigan en función del género, pero no de la orientación sexual de las víctimas, y la mayoría de las y los policías, ministerios públicos y fiscalías en general, no están capacitadas y capacitados en temas de la población LGBT+ y es más fácil como siempre dar “carpetazo” a la investigación.

Y por supuesto, no faltan los familiares que nunca aceptaron la orientación sexual o identidad de género de sus hijas e hijos, y que prefieren no aportar ningún dato y ya no hacer nada, “no vayan a decir algo los vecinos que mi hij@ era gay o lesbiana” es más fácil decir “murió” y ocultar estos crímenes de odio y no aportar ningún dato que pueda lograr justicia en contra de las víctimas.

A las mujeres lesbianas nos siguen invisibilizando y violentando, ya que a diario podemos sufrir violencia u acoso en todos los ámbitos, laboral, escolar, en el transporte, en nuestras propias familias, en las comunidades, hasta en “la tiendita de la esquina”; debemos frenar y erradicar toda esta violencia que llega hasta el punto más fuerte: los lesbofeminicidios y, por supuesto, si las autoridades resultan incompetentes para ayudar a la población LGBTTTIQAP+ debemos, lamentablemente, que continuar realizando y contemplando nuestras propias medidas de seguridad, por lo menos hasta que esto finalmente avance en la sociedad mexicana.

En cuanto a la protección a nuestros derechos humanos y, fundamentalmente, la vida, la pregunta es ¿hasta cuándo?; las mujeres lesbianas tenemos autonomía de nuestros cuerpos, de poder decidir con quien nos relacionamos erótico-afectivamente, por lo que de ninguna manera debemos de ser cuestionadas o juzgadas por la decisión de nuestras vidas personales, y mucho menos violentadas.

Tenemos derecho a casarnos con nuestras parejas y a conformar una familia lesbomaternal tener hijas e hijos si así lo decidimos, ya somos más de cuatrocientas mil familias a nivel nacional; la intolerancia, el odio o los prejuicios hacia las mujeres lesbianas y hacia la población LGBTTTIQAP+ en general no pueden prevalecer más, a partir de ya, los discursos de odio que promuevan líderes políticos, líderes espirituales y grupos conservadores deben de ser castigados con todo el peso de la ley.