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GRANDES HUÉSPEDES DE CUERNAVACA DEL SIGLO XX

“Desde luego hay muchos exilados de uno u otro tipo en Cuernavaca y los ha habido por años y años, los exilados republicanos españoles y antes de eso los exilados alemanes y antes de eso exilados de toda América Latina; porque si uno tiene que ser exilado ¿dónde hay otra población más bella, amable y agradable que Cuernavaca?

Fast Howard.

Margarita González Saravia *

“Conocer nuestra historia es tener identidad con nuestra tierra.”

Cuernavaca se convirtió desde inicios del siglo XX en un destino de atracción de residencias de descanso y de estancias temporales para los sectores pudientes de la Ciudad de México, para intelectuales y artistas nacionales e internacionales, así como para la élite de la política mexicana. También, temporalmente, tuvo huéspedes de distintas nacionalidades muy importantes por sus diversas trayectorias.

Además de su clima, la cercanía a la Ciudad de México, la hermosa carretera y atractivos importantes como sus paisajes, los pueblos que la rodean, el club de golf Cuernavaca ubicado en el centro de la ciudad, el Casino de la Selva con sus monumentales murales, el hotel Chulavista con una hermosa vista panorámica, el pintoresco centro con su quiosco, las nieves, su imponente catedral del siglo XVI, las hermosas barrancas, el restaurante Las Mañanitas, entre otros atractivos, hacían de la ciudad un lugar paradisíaco para el descanso.

Voy a enumerar solo algunas de las celebridades que se asentaron en esta hermosa ciudad en el siglo XX y que hicieron de ella un destino internacional.

En 1927 el embajador norteamericano Dwight Morrow, instaló su residencia en Cuernavaca, promovió y financió a Diego Rivera para que pintara los murales del Palacio de Cortés. Morrow también fue visitado por su yerno: el legendario piloto Charles Lindbergh, primero en cruzar el océano Atlántico.

En 1929, Frida y Diego pasaron una temporada en la ciudad donde varios intelectuales los visitaban hospedándose por algunos días.

Hacia 1933 la legislatura de Morelos declaró al expresidente Plutarco Elías Calles como ciudadano morelense pues se había convertido en residente de Cuernavaca. Su estancia en la ciudad atrajo la atención de importantes políticos mexicanos, empresarios y artistas quienes, a su vez, construyeron casas de descanso.

En 1936, el escritor inglés Malcom Lowry, se inspiró en Cuernavaca para realizar su magnífica obra “Bajo el Volcán” y se instaló varios años en la ciudad durante dos períodos de su vida. John Houston, famoso cineasta americano conoció a Lowry y llevaría más tarde a la pantalla cinematográfica la famosa novela.

Llegó en 1948, Martha Gellhorn, periodista y escritora estadounidense pionera del periodismo ejercido por mujeres y corresponsal de guerra. En ese mismo año se instaló en Cuernavaca Alfonso Reyes para realizar la traducción de la Ilíada de Homero, escribiendo también su poemario: Homero en Cuernavaca. Leonard Berstein, director de la filarmónica de Nueva York, vivió una temporada en la ciudad. En 1949 Erich Fromm, filósofo y psicoanalista alemán estableció aquí su residencia. En los años 50 Fast Howard, izquierdista norteamericano perseguido por el macartismo y refugiado en México, escribió en la capital morelense una de sus importantes obras: Cristo en Cuernavaca.

En 1959, Barbara Hutton, heredera de las tiendas Woolworth, compró una propiedad de 120,000 metros cuadrados en Jiutepec para fincar su residencia en lo que hoy es el Hotel Sumiya.

En 1960 Cedric Belfrage y su esposa Mary abrieron una casa de huéspedes para exiliados sudamericanos convirtiéndola en punto de encuentro para intelectuales de la izquierda latinoamericana. En 1961 Iván Illich, teólogo, sacerdote de la izquierda internacional se instaló en Cuernavaca impulsando una corriente crítica del pensamiento. En ese mismo año Robert Brady, multimillonario americano y coleccionista de arte compró una casa anexa a la catedral, convirtiéndola posteriormente en un museo. En 1963 Hayes Helen, dama del teatro estadounidense se asentó en la calle Las Casas. En 1967 John Spencer, intelectual inglés se instaló en Cuernavaca y nos dejó como legado La Casona y la barda perimetral de la iglesia de los Reyes en Tetela del Monte. En 1974 murió en Cuernavaca David Alfaro Siqueiros, muralista mexicano dejando como legado para nuestra ciudad La Tallera. Unos años más tarde en 1979 murió en Cuernavaca Charles Mingus uno de los jazzistas más importantes del mundo.

Son muchos más los grandes huéspedes que ha tenido nuestra ciudad y que no hemos podido mencionar aquí por falta de espacio. De hecho, pienso que para cada uno bien valdría la pena escribir un artículo. Su legado arquitectónico, cultural y turístico ha sido muy importante y, a pesar de los cambios que ha sufrido Cuernavaca en el transcurso del tiempo, la esencia de aquellos años todavía perdura.

*Ciudadana Morelense

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