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Los aspirantes de Cuauh a candidaturas locales

 

Aunque probablemente se haya intentado, el año que terminará con esta semana fue insuficiente para resolver la crisis política que empezó hace más de una década en Morelos y de la que las administraciones de Graco Ramírez Garrido y Cuauhtémoc Blanco Bravo, son lo mismo síntomas que partes de la infección.

Adelantar los tiempos políticos, es decir, obligar a que las campañas rumbo a la elección del 2024 iniciaran muchos meses antes de lo programado lo mismo por la tendencia nacional que por la urgencia de llenar los vacíos en el poder público de Morelos no parece haber funcionado más que para acrecentar el clima de polarización que vive el estado, y acaso ofrecer alguna esperanza en los más incautos.

Pero el domingo que concluye el año, aún faltarán cinco meses para la elección constitucional que servirá para relevar alcaldías, diputaciones locales, gubernatura, congreso federal y presidencia de la República; y 273 días para que Cuauhtémoc Blanco entregue el gobierno a una de las tres mujeres que contenderán por sucederlo, Lucy Meza Guzmán, Margarita González Saravia o Jessica Ortega de la Cruz. En efecto, adelantar los procesos internos no alteró el calendario, las fechas legalmente establecidas para las elecciones y los relevos en las legislaturas y el gobierno son las mismas. En todo caso, el desgaste para muchas figuras políticas comenzó mucho antes de lo programado.

Más que agradecer por la esperanza, tendríamos que reprochar a muchas de las autoridades locales y federales el descuido que las campañas provocaron en su tarea regular. Algunos desde el inicio del 2023, otros ya entrado el año, pero casi una decena de funcionarios de primer nivel de la administración de Cuauhtémoc Blanco han ocupado su tiempo más en la preparación de eventuales candidaturas a posiciones locales y federales, que se disputarán el 2 de junio.

Las secretarias de Desarrollo Económico y Trabajo, Cecilia Rodríguez; Administración, Sandra Anaya; Contraloría, América Jiménez Molina; los secretarios de Movilidad y Transporte, Eduardo Galaz Chacón; Salud, Marco Antonio Cantú Cuevas; Desarrollo Social, Alfonso de Jesús Sotelo; Desarrollo Sustentable, José Luis Galindo; los coordinadores de asesores, Víctor Mercado y la de la Comisión Estatal del Agua, Jaime Juárez López; los directores del Instituto de la Educación Básica, Eliacín Salgado de la Paz, y el Servicio Nacional del Empleo en Morelos, Jorge Mario García Ávila; la directora del Instituto de Crédito, Fabiola del Sol Urióstegui; por lo menos, han buscado nominaciones de Morena a cargos de elección popular; y salvo en el caso de la Comisión Estatal del Agua, cuyo trabajo no ha sido terrible en esta administración, y el Instituto de Crédito, cuya función meramente administrativa no tendría que presentar problema alguno, prácticamente todas las otras áreas enfrentan crisis que van de mayúsculas a menores pero recurrentes.

Pocos de ellos, por cierto, tienen oportunidades reales de lograr siquiera la candidatura que buscan. Por ejemplo, cuatro de los citados buscan la nominación para la alcaldía de Cuernavaca; otros van por candidaturas que han sido muy trabajadas por otros aspirantes fuera del círculo del gobernador; unos más han fracasado rotundamente en intentos anteriores para lograr la postulación. De hecho, el único que tiene algo seguro es el coordinador de asesores quien ya fue anotado como candidato a senador de mayoría en la primera fórmula por Morelos.

Pero en la búsqueda de nuevos empleos con cargo al erario, lo cierto es que todos descuidaron en mayor o menor medida su trabajo y en ese sentido serían de alguna forma corresponsables de lo que ocurre en el estado.

Al final, la mayoría de los dichos enfrentará a un electorado que rechaza mayormente al gobernador, Cuauhtémoc Blanco, de quien eventualmente tendrían que deslindarse si todavía les es posible. Por lo pronto, hasta donde se sabe, ninguno de los funcionarios de la actual administración tiene el aval de la precandidata de Morena a la gubernatura, Margarita González Saravia, parte porque no está en su intención meterse mucho en la contienda, y otra parte porque sin decirlo abiertamente, está marcando una distancia cada vez mayor con el gobernador y todo lo que él representa.

Curiosamente, el mayor factor de encono a superar es el que se presenta en las filas de Morena, donde los aspirantes usan desde ya toda suerte de descalificaciones y denuestos para minar a los contrarios. Probablemente los mejores amigos de la oposición en Morelos son, involuntariamente, quienes más los vituperan: el equipo del gobernador que podría aún costarle muchos votos a Morena y sus aliados.

Por cierto, para Cuernavaca, la coalición Fuerza y Corazón por Morelos postulará a José Luis Urióstegui Salgado y Movimiento Ciudadano tiene su precandidata única en Myredd Mariscal Villaseñor (una activista que se acercó al PRI, PAN, PRD y RSP cuando aún se llamaban Frente Amplio, pero no logró ser considerada); y Morena y aliados aún están por definir entre 16 aspirantes que incluyen a por lo menos un representante de cada uno de los grupos internos de Morena.

@martinellito

martinellito@outlook.com