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El movido y riesgoso inicio de la intercampaña

 

La intercampaña no frena, de ninguna manera, la actividad de aspirantes a cargos de elección popular, el suspenso que de sí generan los comicios ni las burradas que suelen decir los políticos para expiar sus omisiones. Prueba de ello es la declaración, digna de antología, de José Antonio Ortiz Guarneros, comisionado Estatal de Seguridad Pública en que advierte que la violencia en el estado podría disminuir una vez pasadas las elecciones del dos de junio, pero tampoco en la fecha dio seguridad. Porque antes de ese día hay demasiadas jornadas de alto riesgo y después vendrán para todos, esperemos, decenas y cientos de días en que probablemente sigamos con el Jesús en la boca porque el comisionado de seguridad no asegura ni siquiera un calendario.

Probablemente sería hora de que alguien le leyera al vicealmirante comisionado el alcance de su comisión, que además de en las leyes debe anotarse en alguno de los manuales de procedimientos o descriptivos del cargo que ocupa desde el primer día de la administración de Cuauhtémoc Blanco. De hecho, en el manual de organización de la oficina del comisionado se establece como misión de la comisión: “contribuir a la implementación de políticas públicas, en coordinación con los tres órdenes de gobierno y representantes de la sociedad civil, para preservar la estabilidad social, la seguridad ciudadana y el desarrollo del estado, en el marco de la Coordinación Estatal de Seguridad pala la Construcción de la Paz” el documento fue actualizado el 30 de octubre del 2020 y tiene la firma del comisionado Ortiz Guarneros en tinta azul como revisor. Unas páginas más adelante del mismo documento, en la 17, se establece como la primera atribución del comisionado “conservar y preservar el orden, la tranquilidad y la seguridad pública en el Estado, así como la prevención del delito”. En ninguna parte del documento, por cierto, se establece que el comisionado deberá tener la esperanza de que la violencia en el estado se reduzca, y mucho menos, como apuntan sus declaraciones, que tal descenso se presente de forma natural o espontánea.

Y conforme las cifras de inseguridad en el estado se dan a conocer, por ejemplo, un aumento preliminar de por lo menos 38% en los homicidios dolosos entre 2022 y 2023, y el comisionado sigue culpando del aumento en la violencia a la proximidad del dos de junio, el capítulo de seguridad adquiere cada vez mayor cariz político en una arena de por sí bastante competida o polarizada, provocando, entre otras cosas que muchos de los aspirantes reconsideren su participación.

Por ejemplo, hasta el momento de escribir estas líneas los partidos Verde Ecologista y del Trabajo estaban fuera de la coalición Juntos Seguiremos Haciendo Historia y ya se planteaban reconfiguraciones para los siglados de la coalición y las nominaciones que, en solitario ya, harían PVEM y PT. Y si bien el escenario puede cambiar, no sería la primera vez en las últimas semanas que eso pase con ambas fuerzas políticas, el factor que parece haber roto los acuerdos iniciales radica en el anhelo del grupo en el gobierno estatal de hacerse de las más candidaturas posibles para poder mantener algo de fuerza política después de que Cuauhtémoc Blanco se vaya del Ejecutivo, sea al futbol o a algún espacio político a por lo menos 73.5 kilómetros de Cuernavaca.

En el caso del PT, nos adelantan, la manzana de la discordia sigue siendo la segunda posición de la coalición por el Senado de la República, que de acuerdo con el siglado de la alianza le correspondería a la representación del socialismo maoísta y caería idealmente en la diputada Tania Valentina Rodríguez; pero la insistencia del grupo del gobernador para castigar las que llaman deslealtades de la diputada que ha sido severa crítica de Cuauhtémoc Blanco y su gestión, han servido para impulsar a uno de sus más ilustres cuadros (oh, yes) la secretaria de Administración, Sandra Anaya.

Básicamente, entonces el reto es poder conciliar a los grupos internos de Morena con algo más que las candidaturas aparentemente insuficientes para tanto postulante, de forma que pueda aún cumplir con los compromisos adquiridos para formar su coalición local.

Lo cierto es que por lo menos dos cuadros que buscaban espacios en coalición con Morena, el ex alcalde de Cuautla, Jesús Corona Damián, y la diputada por el décimo distrito, Verónica Anrubio Kempis, están mucho más cerca de la coalición Fuerza y Corazón por Morelos (PAN. PRD, RSP y PRI), que de Juntos Seguiremos Haciendo Historia. En el caso de la diputada, Nueva Alianza, el partido a cuya fracción parlamentaria pertenece, ya la considera una baja en sus eventuales postulaciones.

Y mientras la descomposición interna en los partidos continúa por el arrebato de nominaciones, y el comisionado de seguridad espera que las cosas mejoren después de la elección, el estudio de Integralia Consultores, Diez Riesgos Políticos para el 2024, plantea para Morelos un peligro muy alto de un escenario en que “las organizaciones criminales capturan a los gobiernos locales para disponer de recursos clave, como datos personales, dinero público, policías y otros funcionarios a su servicio, entre otros, para: i) operar con impunidad, ii) consolidar o diversificar sus áreas de negocios, y iii) neutralizar a organizaciones rivales”.

Frente a tales posibilidades, bastante mezquino resulta andarse peleando hasta por las regidurías, cuando lo que Morelos esperaría es que todos sus políticos construyan un frente común para lograr la paz y tranquilidad del estado, aunque sea sin el comisionado Ortiz Guarneros.

@martinellito

martinellito@outlook.com