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Morena: exceso de confianza o puro desorden

 

El partido en el poder publicó casi para cerrar la semana su listado de candidatos a las alcaldías y diputaciones locales de Morelos para el dos de junio próximo. Al ver los nombres de muchos de los aspirantes, uno pensaría que el partido padece un exceso de confianza enorme que lo lleva a impulsar a sus reservas o a veteranos ya muy cansados para la mayoría de las posiciones.

Salvo los casos de Rafa Reyes Reyes, en el sexto distrito, y los de David Ortiz Muñiz en Jiutepec, Alan Martínez García en Jojutla y Agustín Alonso Mendoza en Yautepec, candidaturas bastante sólidas y que desde ahora parecen altamente competitivas; y en otra categoría (prefigurando seguramente elecciones bastante cerradas pero ganables) las de Juana Ocampo Domínguez en Temixco; Claudia Mazari Torres, Puente de Ixtla; y Alfredo Sánchez Vélez; Tepalcingo. La apuesta en general de Morena pareciera destinada a ponerse a tiro de una oposición que va creciendo a medida que se acercan las campañas locales y podría darles sustos en algunos de los enclaves que el partido guinda considera irremediablemente suyos.

Morena juega al riesgo o tiene números que todos los demás desconocen o se creen de la ventaja que les reportan sus encuestas de propaganda, levantadas en zonas proclives a ellos como una herramienta para estimular a sus bases, otrora enjundiosas y ahora preocupadas algunas y otras evidentemente molestas por las decisiones que ha tomado el dirigente nacional del partido, Mario Delgado, aparentemente de la mano del gobernador, Cuauhtémoc Blanco y su fraternísimo Ulises Bravo.

Cuando en un partido de futbol americano es el último cuarto y un equipo lleva una ventaja de 21 puntos o más, suele meter a jugar a suplentes o a sus cuadros más chafitas para que administren el juego y no exponer a sus titulares. Para muchos, lo que está ocurriendo en Morelos sería algo más o menos así. Morena siente que puede ganar por una amplia ventaja en casi todo el estado y entonces cumple compromisos, hace acuerdos oscuros y lanza a Rodrigo Arredondo por la reelección en Cuautla, por ejemplo. Hay, sin embargo, un dato que permite otra hipótesis.

Isaac Pimentel, alcalde de Ayala fue postulado tardía pero oficialmente como candidato de Morena por la diputación federal por el tercer distrito. Con eso, el partido le cumplía uno de los acuerdos que se hicieron para que el antes panista edil se uniera al grupo de Ulises Bravo junto con más de diez alcaldes más, y ayudara al grupo del gobernador y su hermano a hacerse del control del partido que hoy parece divertirlos tanto. Hasta aquí todo iría bien, pero apenas unos días después del registro de Pimentel, el alcalde apareció también en el listado de candidatos a diputaciones locales, ahora por el décimo distrito, que abarca Yecapixtla y Ayala. Es decir, en medio de una rebatinga por las nominaciones de Morena en Morelos que ha dejado fuera de la jugada a muchos que se consideraban con méritos para ganar cualquier elección (al fin que lo que importa aparentemente es la marca y no el valor competitivo de los candidatos), Morena dio dos candidaturas diferentes a un solo sujeto que, imaginamos tendrá una rentabilidad electoral como para ganar la mitad del estado o por lo menos, la quinta parte de éste.

Por supuesto que el señor Pimentel debió haberse asustado mucho así que inmediatamente dijo que gracias pero no gracias y que el seguiría en la fila para contender por la diputación federal en la que una contienda que parecía fácil podría complicarse con las nominaciones de las activistas Yndira Sandoval Sánchez, de Fuerza y Corazón por México, y Mayra Anayatzin Martínez Vergara, de Movimiento Ciudadano; a quienes entre el índice de inseguridad y violencia, particularmente contra las mujeres en la demarcación que abarca, Axochiapan, Ayala, Cuautla, Tepalcingo, Jantetelco, Jonacatepec y Temoac, y la nominación de alguien señalado por las propias mujeres de Morena como agresor de género (Rodrigo Arredondo en Cuautla), podrían estarles haciendo la mitad de la campaña.

Lo que parece evidente es que, o hubo un intento de madrugar al candidato para marginarlo de la contienda federal y entregar la candidatura a alguien más, o Morena se olvidó de que ya lo había postulado y no teniendo aspirantes en la zona para disputarle al panista Francisco Sánchez Zavala la diputación de mayoría en el décimo distrito, un lapsus los hizo anotar a su excompañero de partido.

Mientras en Cuernavaca, la sorpresiva nominación de Alejandra Flores Espinoza para enfrentar a José Luis Urióstegui por la alcaldía, fue tomada por algunos como una jugada maestra de Rabindranath Salazar, relacionado políticamente con la futura candidata; otros menos dispuestos a reconocer que Salazar aún tiene algún peso político en Morelos, dicen que fue para no causar más fricciones entre el grupo del gobernador Cuauhtémoc y el de la candidata Margarita. Él impulsaba a Sergio Pérez o cualquiera que no fuera Javier Bolaños, y el equipo de ella al ex panista; así que al no haber acuerdos se designó a la tercera a fin de que ninguno de los grupos se sintiera tan agraviado y trabajara a favor de otras fuerzas políticas. El efecto, de inicio, parece ser el contrario al que se buscaba y por eso Margarita González ha tomado a Flores Espinoza bajo su regazo, como para transferir la influencia que la candidata a la gubernatura tiene sobre los morenistas locales. Si bien la estrategia podría funcionar unos días, pronto quedará claro que los valores políticos no son trasferibles (pregúntenle a Rabindranath Salazar o a Cuauhtémoc Blanco), y Flores tendrá que navegar sola en aguas profundamente turbulentas y frente a un alcalde que lleva tres años sorteando tempestades de forma más o menos airosa. Por ahora no se ve que Morena pueda recuperar Cuernavaca.

@martinellito

martinellito@outlook.com