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Dos poderes en vilo y de vacaciones

 

Claro que ya son vacaciones, pero quien en Morelos las tome podría perderse de determinaciones fundamentales para el futuro inmediato de la política morelense y que seguramente, como cualquier movimiento en cuestiones de poder, tendrán repercusiones en el futuro. Porque la Semana Santa llegó dejando en vilo a los titulares de dos de los tres poderes públicos de Morelos y eso, que podría ser causa de un enorme desastre sólo ha tenido reducidos efectos porque las vacaciones en el estado suelen ser espacios de relajación política, y porque los titulares del Ejecutivo y Judicial sirven sinceramente para bastante poco.

Cuauhtémoc Blanco ya fue notificado a estas alturas de que si quiere ser candidato a diputado federal (“si ya sabes, para qué preguntas”, dice), tendrá que presentar inmediatamente una solicitud de licencia al cargo de gobernador que será procesada por el Congreso del estado para, primero autorizarla y luego nombrar un gobernador sustituto. Sólo esa determinación debería tener a Morelos pegado a las pantallas esperando información, aunque sea nomás para ver un video del preocupado mandatario echando una llanera cáscara mientras otros tratan de hacerle la chamba; lo que sería francamente indignante si no se tratara de una conducta acostumbrada en Blanco Bravo quien casi en cada crisis de gobierno juega fucho o futbol de verdad, según su calendario. Y con tantas crisis que ha habido, pues en dable pensar que Cuauh se la ha pasado pateando el balón con más cariño de lo que trata a cualquier morelense durante prácticamente todo el sexenio.

Lo cierto es que muy pocos tendrían razones para extrañar a Cuauhtémoc Blanco en un Morelos que difícilmente gobernó, como demuestran prácticamente todos los indicadores. Probablemente haya algunos beneficiarios de su administración que lo echen de menos, pero serán los menos.

Pero a decir verdad tampoco son muchos quienes presionan por su salida (presionar es la forma activa de desear en este caso); unos apuestan a que su presencia siga desgastando al partido en el poder, otros consideran que la administración pública no tiene remedio hasta octubre próximo, cuando una nueva gobernadora asuma el cargo. En términos generales, pocos son quienes creen que un gobernador sustituto pueda mejorar las cosas.

En todo caso, lo interesante del eventual retiro de Cuauhtémoc Blanco estaría en los meses que estaría sin fuero y las acciones que las fiscalías General y Anticorrupción podrían emprender de forma inmediata para llevar a proceso al mandatario por presuntos delitos cometidos en su encargo. Es decir, el eventual retiro de Blanco Bravo podría abrir una etapa reivindicatoria más que funcional, lo que puede parecer francamente poco útil, pero en el Morelos de hoy, resultaría uno de los pocos placeres para el más de 70 por ciento de los ciudadanos que reprueban al gobernador.

En el Poder Judicial, a pesar de los buenos augurios con los que llegó después de un periodo nefasto y lleno de acusaciones de corrupción, la administración de Luis Jorge Gamboa Olea cambió muy poco los indicadores importantes de desempeño, que a final de cuentas son los relevantes para la gente. Parte de la falla estuvo en que el pleno del TSJ no acabó de integrarse ni con el nombramiento en paquete de diez magistrados, pero la otra parte sí toca a la responsabilidad de Gamboa quien no pudo cohesionar con un pleno que poco a poco le fue perdiendo la confianza entre escándalos de todo tipo y las grillas que se acostumbran en el Poder Judicial. A Luis Jorge lo chamaquearon muchas veces, se acercó de más al equipo político del gobernador, Cuauhtémoc Blanco, sin considerar que el mandatario estaba peleado con prácticamente todos quienes practican la función pública en Morelos.

El nombramiento del grupo de magistrados a los que Luis Jorge bien podría apodar “la decena trágica” por el efecto final que tendrán en su carrera judicial y política, lo hizo perder absolutamente el pleno, y con ello la posibilidad no sólo de prolongar su mandato, sino hasta de terminarlo. Bien visto, probablemente la salida prematura que podría tomar Gamboa Olea resultaría sana para el Tribunal, el magistrado seguiría siéndolo y el Poder Judicial podría intentar reconformarse de una forma más eficiente para enfrentar los graves pendientes que tiene, especialmente con los “justiciables” como ellos le dicen a la gente de carne y hueso que padece sus decisiones ya sea por lentas, injustas o de plano corruptas.

Aspirantes a la presidencia del Tribunal hay muchos, aunque por ahora parecieran figurar solo dos, Rafael Brito Miranda, la voz más agresiva del grupo opositor a Gamboa OIea, y Francisco Hurtado Delgado, exmagistrado presidente del Tribunal Electoral de Morelos. Los dos tienen sus propios obstáculos, el primero por estar siendo investigado por la Fiscalía Anticorrupción (él dice que por una calumnia); y el segundo por su vínculo con el político morelense Rabindranath Salazar Solorio. Pero en términos reales (y eso es muy preocupante) aparentemente ningún magistrado puede presumir que no tenga obstáculos para presidir el Tribunal Superior de Justicia sin ser señalado por motivos que en Morelos son peccata minuta, pero en otras latitudes pudieran señalarse como faltas gravísimas para un juzgador.

En tales condiciones, pensar en que ambos poderes están de vacaciones por la Semana Santa parecería un mal chiste. No lo es, en el Morelos de hoy parece más importante honrar los asuetos que resolver la buena marcha de la entidad, no vaya a ser que alguien los pescara trabajando y ni modo de desentonar.

@martinellito

martinellito@outlook.com