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Cuernavaca y Cuautla, otro cuento de dos ciudades

 

Parte por la vocación de cada una de ellas, pero también por cómo le ha ido a la ciudadanía con sus gobiernos, las diferencias de desarrollo entre Cuernavaca y Cuautla son enormes y pegan en la capacidad de atraer inversionistas y hasta de mantener abiertas las empresas que ya existen. El Índice de Competitividad Urbana del IMCO pone en números algunas de las diferencias que ya conocíamos entre las dos ciudades, y aunque es un estudio amplio sobre el desempeño de gobierno y ciudadanía requiere de un ejercicio de contraste con las realidades sociales y políticas de las dos zonas metropolitanas de Morelos.

Una más cercana cultural y geopolíticamente a Puebla y la otra a la Ciudad de México, Cuautla y Cuernavaca han vivido historias diferentes que han determinado parcialmente el destino de que hoy gozan o padecen (según la ubicación socioeconómica del habitante). Si bien los contrastes en Cuernavaca parecen ser mucho mayores (la pobreza extrema y moderada conviven muy cerca de la opulencia), la pobreza económica de Cuautla parece ser un homologador mucho más triste.

Hay elementos que parecen fundamentales para los resultados actuales, Cuernavaca ha mejorado en la mayoría de los indicadores que mostraba los años anteriores, mientras Cuautla parece hundirse cada vez más, o en el mejor de los casos mantenerse en los mismos niveles preocupantes que mostraba antes. Una parte de ello parece ser la estrategia de seguridad que en Cuernavaca y su zona conurbada ha logrado reducir moderadamente la violencia, mientras que en Cuautla han aumentado de forma importante los homicidios. El Ayuntamiento de Cuernavaca lleva ya dos años y medio fuera de la estrategia de mando coordinado, lo que le obliga a tener una estrategia propia de seguridad y a invertir en su fuerza policiaca; Cuautla depende total y disciplinadamente del Mando Coordinado, por lo que sus resultados en materia de combate al crimen son similares a los del resto del estado, es decir, prácticamente nulos.

Esta diferencia en materia de seguridad pública parece haber favorecido la presencia de actividades criminales como la extorsión, que agobia principalmente a la zona metropolitana de Cuautla, lo que se traduce en el cierre de empresas y la negativa de inversionistas a arriesgar su capital. En Cuernavaca los cierres de negocios por inseguridad han sido menos, aunque también deben considerarse.

La gestión de las administraciones municipales que concluirán en poco más de cinco meses también ha sido muy diversa. Mientras el alcalde cuautlense, Rodrigo Arredondo se dedicó a pelear con quienes consideraba sus adversarios, y a tratar de construir un bastión político para Morena en la región oriente del estado; en Cuernavaca, José Luis Urióstegui hizo equipo con su cabildo y se dedicaron a trabajar, incluso cuando llegó a mencionarse al alcalde como posible candidato a la gubernatura, Urióstegui no se distrajo y prefirió continuar su trabajo.

Dos alcaldes de la zona conurbada de Cuernavaca ayudaron también a los buenos resultados de la ciudad (que los incluye), Rafa Reyes en Jiutepec cuyo trabajo le valió ganar la diputación local; y Gonzalo Flores, en Xochitepec. De toda la zona conurbada de Cuernavaca, sólo Cuernavaca y Xochitepec mantuvieron los gobiernos que tenían; en la zona de Cuautla ocurrió algo similar, con la diferencia de que el centro urbano más importante cambió de mando. Rodrigo Arredondo perdió la elección con una diferencia mayor del 7%.

Las sociedades también son diferentes, Cuautla es tradicionalmente izquierdista, revolucionaria; Cuernavaca más conservadora, pero con una actividad cultural y económica mucho más dinámica. Ambas sociedades son exigentes con sus gobiernos, aunque en Cuernavaca la vida política es mucho más activa al ser sede de los tres poderes del estado.

Las diferencias entre las ciudades son, en efecto, mayúsculas y aunque evidencian en parte las vocaciones de cada zona, Cuernavaca más industrial y de servicios, y Cuautla con una tradición aún centrada en el campo; también muestran el impacto de las decisiones gubernamentales en el desarrollo económico y social de las ciudades. Algo en lo que, por cierto, no parece ser tan relevante el partido político que asume el gobierno municipal como la personalidad, compromiso y experiencia de los alcaldes y sus cabildos.

Ninguna de las dos ciudades, por cierto, tiene indicadores lo bastante atractivos como para atraer inversiones por sí mismo, de hecho, los pocos proyectos empresariales que se han instalado recientemente en Morelos obedecen más a planes internacionales y factores relacionados con la geografía local, que a la competitividad de cada una de las zonas. De hecho, la inversión más relevante en materia industrial escogió la zona sur de Morelos, no a Cuernavaca o a Cuautla. Mucho tendrán que trabajar los nuevos ayuntamientos de ambas ciudades para mejorar en materia de seguridad, infraestructura y servicios públicos, con el reto adicional de coordinarse con los gobiernos estatal y federal. Gran parte de la inversión en infraestructura, vías de comunicación, tendido eléctrico, generación de energías alternativas, servicios de salud y educación, dependen más de lo que se determine en el Ejecutivo estatal y el federal, que del esfuerzo enorme que pudieran hacer los ayuntamientos.

Hasta ahora todo parece ir bien, por lo menos para Cuernavaca. Los guiños políticos entre el alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui y la gobernadora electa, Margarita González Saravia, no han faltado en materia de seguridad, pero también los anuncios de nueva infraestructura y proyectos de inversión, tanto para Cuernavaca como para Cuautla.

@martinellito / martinellito@outlook.com