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El ridículo debate sobre el presupuesto, algunos datos

 

De los 35 mil 647 millones de pesos que tiene el gobierno de Morelos, incluidos los tres poderes y órganos autónomos, 33 mil 31 millones corresponden a los llamados ingresos federalizados, es decir, recursos que el gobierno federal transfiere al estado en diversos capítulos presupuestales. En efecto, el 92.7% del presupuesto de Morelos no proviene de la recaudación estatal. Así que más allá de los debates grilliles en torno a la aprobación del presupuesto 2024 en el Congreso del Estado de Morelos, convendría una discusión seria sobre las formas en que el estado puede generar mayores recursos propios que permitan solucionar las enormes necesidades de las dependencias para mejorar el servicio público y que requieren miles de millones de pesos para resolverse, aún bajo el más legítimo espíritu de austeridad.

El gobierno de Morelos captará en el 2024 poco más de dos mil 615 millones de pesos, y si bien la cancelación del incremento al impuesto a la nómina impactó en el monto, lo cierto es que el monto que el gobierno estatal esperaba obtener por ese aumento era menor de los 500 millones de pesos y podría haber llevado a la quiebra a decenas de pequeños negocios y al desempleo a miles de morelenses.

Morelos es un estado pobre y su gobierno ha sido incapaz, históricamente, de revertir esa pobreza a través de políticas públicas que permitan el crecimiento económico y con ello fortalezcan la recaudación y eleven la participación de los recursos propios en el presupuesto del estado.

Los siguientes datos pueden ilustrar el tamaño del problema: Al segundo trimestre del 2023, la economía local ha crecido 2.4%, una cifra mucho menor a la meta requerida (4.5%) para aumentar mínimamente el ingreso familiar superando factores como el aumento poblacional. En el mismo periodo el país ha crecido a un ritmo de 3.3% y 23 entidades lo han hecho mejor que Morelos. Oaxaca, Tabasco, Quintana Roo, Durango, Yucatán, Campeche, San Luis Potosí, Aguascalientes y Baja California, han crecido más del 4.5%.

Hasta noviembre, en Morelos se han creado sólo 8 mil 481 empleos formales, apenas el 48% de la meta para cubrir las necesidades estatales, 22 entidades han creado más empleos que Morelos y 14 de ellas superaron incluso la meta.

Los trabajadores en Morelos producen 151 pesos en promedio por hora trabajada, la novena productividad más baja en el país y casi 49 pesos por hora menos que la meta. Procesos anticuados, falta de infraestructura, baja capacidad en los equipos de trabajo, escasa innovación, difícil interacción con la burocracia, son algunos de los factores que intervienen en esa baja productividad. Todos ellos han sido ignorados o por lo menos desatendidos en las políticas públicas del gobierno estatal.

Al tercer trimestre del 2023, el 63.6% de la fuerza laboral morelense se emplea en la economía informal. Después de Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Tlaxcala, Chiapas y Puebla, Morelos es el estado con mayor proporción de trabajadores informales en el país. El problema es antiguo, hace por lo menos 18 años, el trabajo formal en el estado se ha visto superado ampliamente por la economía informal. Tampoco en este capítulo ha habido políticas públicas suficientes para estimular la formalidad empresarial ni laboral. La persecución no es una política en una economía que no permite a los formales obtener beneficios sustancialmente superiores a los de los informales.

Si a estos retos se suma, y es necesario hacerlo, una ola criminal que parece incontenible y ha llevado al cierre de cientos de negocios formales de todo tipo, restaurantes, bares, hoteles, consultorios y clínicas médicas, comercios, etcétera; y la altísima percepción ciudadana de corrupción en todas las esferas de gobiernos, la nimia recaudación que cada año logra el estado, resulta más que obvia.

La tarea entonces parece mucho más simple y requiere de una conjunción de esfuerzos entre el sector productivo, que requiere modernizarse, eficientar sus procesos, mejorar la productividad, impulsar el consumo, reforzar los salarios; y el gobierno del estado, que en todas sus esferas y niveles debe ocuparse en generar estímulos a la productividad, el empleo, el consumo, brindar certeza a las empresas, recompensar verdaderamente la formalidad y productividad empresarial y laboral, mejorar los procesos de recaudación para hacerlos más sencillos, y sobre todo, con carácter de urgente, erradicar la inseguridad y la corrupción.

La discusión recurrente sobre el presupuesto de egresos, los vaivenes de cabilderos, los pactos entre el Ejecutivo y el Legislativo para lograr la aprobación de un proyecto de alcance francamente mediocre (la cobija era muy pequeña para las necesidades), suele ser muy atractiva en términos de chismecitos, pero nos distrae siempre de lo que tendríamos que revisar: Morelos es un estado muy pobre y los pleitos por centavos nos alejan de la búsqueda de los millones de pesos que requerimos para crecer. Esos deben conseguirse entre todos.

No redactamos aquí un programa económico para las candidatas a la gubernatura del estado, pero sin duda las líneas generales expuestas acá, requieren de su atención inmediata, en ello radica gran parte del éxito que desde ahora nos debe el próximo gobierno.

@martinellito

martinellito@outlook.com