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PALO DADO NI DIOS LO QUITA

 

La sabiduría popular se refleja en sus dichos y saberes. Palo dado ni Dios lo quita es un dicho que usamos para evidenciar hechos consumados e irrevocables. Este refrán mexicano coincide con el dicho romano quod factum, factum est, (lo hecho, hecho está). Shakespeare en Macbet inmortaliza esta idea en la célebre frase What is done, is done.

El 2 de junio acudimos a las urnas con diferentes visiones de lo que esperamos y queremos para México. Y como dicen en mi rancho, “aiga sido como aiga sido”, hoy tenemos ya una mujer presidenta electa a nivel nacional y una gobernadora a nivel estatal. Los resultados en otras entidades también están ya definidos, así como la posible composición de las cámaras baja y alta del poder legislativo.

Para la presidencia del país, Claudia Sheinbaum (aún no puedo escribir su apellido sin consultarlo) obtuvo una mayoría cercana al 60 por ciento de acuerdo con los resultados dados a conocer por el INE. Un 40 por ciento del universo de los votantes lo hizo por otras opciones.

En nuestra entidad Margarita González resultó electa como la primer gobernadora de nuestro estado con una ventaja de un 50 por ciento de los votantes. Un 50 por ciento de los votantes, sufragó por otras opciones. En los municipios del estado de Morelos la distribución de las presidencias estuvo más equilibrada, hubo ganadores de la coaliciones y de diferentes partidos. El estado se pintó de colores.

Los jueves me reúno con un grupo de profesores jubilados de diferentes universidades del país. Nos reunimos en plan de camaradería y para comentar y entender los diferentes fenómenos sociales, culturales, económicos, políticos y más en los ámbitos local y global. Es un grupo heterogéneo en disciplinas como la filosofía, matemáticas, química, agronomía, medicina y otras más. Nos enriquecemos con visiones diferentes del mundo. A veces compartimos nuestras reflexiones con los medios, como en este caso.

En nuestra más reciente reunión surgieron muchas interrogantes tales como si ¿Las políticas del país se encaminan a centralizar más el poder en el ejecutivo? ¿Qué contrapesos limitarían un poder irrestricto de suerte que se pueda escuchar la voz de las minorías que en el caso nacional lo representa el 40 por ciento de la población de votantes que optó por opciones diferentes?

Otra de las preguntas que surgió fue si ¿La presidenta evidenciará una postura prudente, incluyente y gobernará de igual manera a los que votaron a su favor, a los que no votaron por ella y a quienes se abstuvieron? La apuesta y la esperanza de todos los presentes fue que su gestión será incluyente.

¿Tendrá entre sus prioridades la seguridad, la salud, educación, la disminución de la pobreza a través de potenciar el trabajo bien remunerado para todos? Por otro lado, se cuestionó ¿Si dada su formación académica privilegiará el cuidado del medioambiente para revertir la depredación histórica de la naturaleza y acciones para ralentizar un calentamiento global cuyos efectos ya empezamos a sentir?

Ante esta serie de preguntas la filosofía del palo dado ni dios lo quita, además de un proceso de aceptación, implica una serie de profundos impactos sociales y humanos, entre otros el de la convocatoria a la responsabilidad personal y social asumiendo las consecuencias, alentando la responsabilidad y la reflexión.

Palo dado ni Dios lo quita, en el contexto de los conflictos y la polarización supone la búsqueda de soluciones en lugar de lamentarse por lo que no ocurrió. Esta filosofía popular implica una visión de futuro al reconocer que si bien el pasado no se puede cambiar, podemos centrarnos en el presente y en la construcción del futuro.

Palo dado ni Dios lo quita nos invita a no quedar atrapados en la culpa y el resentimiento. Por otro lado, la filosofía de este refrán popular convoca a la cultura de algo que nos humaniza y que muchas veces entendemos como algo despectivo o intrascendente, me refiero al perdón y a la reconciliación, valores y acciones que urgen ser parte de una cultura mundial.

En síntesis, palo dado ni Dios lo quita no es solo una actitud de aceptación sino un desafío para aprender de los errores y tomar decisiones que se reflejen en el crecimiento personal y colectivo y que actúa como un incentivo para la resiliencia, la responsabilidad y que nos invita a la acción creadora, constructiva y solidaria de un mundo mejor.