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DEMOCRACIA, REALIDAD Y UTOPÍA

 

Giovanni Santori dice que definir el concepto de democracia es mucho más complejo que la simple explicación de su etimología es necesario profundizar en su significado, su simbolismo y en el espíritu del concepto más allá de la mera definición.

Para muchos mexicanos y mexicanas la democracia se concreta en el derecho al sufragio “libre” para la elección de los representantes a los diferentes cargos de elección popular. Para muchas personas la democracia es una práctica periódica que se ejerce en los días de las votaciones.

Para este evento democrático se canalizan enormes cantidades de recursos para convencer al electorado por quién votar, un ejemplo de este ejercicio lo vivimos el pasado 2 de julio. Para muchos ciudadanos esta es la realidad de la democracia.

Al respecto, Giovani Santori, dice que el discurso sobre la democracia está plagado de trampas como el hacer creer que la democracia política se reduce a lograr que las múltiples voluntades de millones de personas se conjunten en la elección de los gobernantes.

Comprender el significado y el espíritu de la democracia nos lleva a entender, que no se reduce al sufragio, sino que, la democracia es una forma de vida. Pensar que la democracia se limita a la emisión del voto es una falacia o cuando menos es un pensamiento reduccionista.

La democracia como forma de vida, es la utopía a la que debemos aspirar los ciudadanos. La democracia es una utopía en construcción cuya responsabilidad es colectiva, es una responsabilidad ciudadana. En este contexto de construcción hago esta reflexión.

El vocablo democracia define una manera de vivir, con respeto irrestricto a los derechos humanos, la dignidad, la libertad, a condiciones de vida igualitarias de desarrollo y crecimiento en lo educativo, lo social, lo económico, cultural, para generar condiciones de bienestar para todos los integrantes de una comunidad. Este es el espíritu de la democracia, esta es su razón de ser, solo así tiene sentido la democracia.

Los derechos humanos son los principios de la convivencia humana, por lo que, son éstos los que dan rumbo a la vida democrática. La democracia se expresa como un garante a los derechos humanos.

Es necesario puntualizar que la democracia como forma de vida entre otras cosas implica no solo la democracia electoral, sino también la democracia institucional, ambas prácticas son necesarias y complementarias en una democracia.

La democracia electoral se centra en el proceso de las elecciones de los gobernantes y representantes donde las elecciones deben ser libres, justas, equitativas, transparentes, legales y legitimas.

En las democracias liberales (tema que abordaré en otra reflexión) se respetan los derechos individuales sin restricciones, así como las libertades civiles y el Estado de derecho. Todo esto implica la supervisión de un organismo independiente exprofeso para este proceso.

Por otro lado, la democracia institucional se enfoca en la gobernanza del país a través de instituciones democráticas sólidas que aseguren la gobernanza, la protección de los derechos humanos, la libertad de los ciudadanos y el Estado de derecho.

Entre las características que deben tener instituciones en una democracia liberal está su independencia y el Estado de derecho el cual se aplique de manera equitativa a todos y todas, incluyendo a los gobernantes. Otras características de una democracia liberal es la separación de poderes, el respeto a los derechos humanos y las libertades. Además, en una democracia liberal es inexcusable la transparencia y la rendición de cuentas.

En síntesis, mientras que la democracia electoral se enfoca en el proceso de elecciones, la democracia institucional se centra en la construcción y mantenimiento de estructuras que garantizan la gobernanza, que bajo un Estado de derecho de protección a las libertades y derechos fundamentales. Ambas, la democracia electoral y la institucional son componentes imprescindibles en la construcción de la utopía de la democracia.

La utopía de la democracia implica que este concepto se conforme como una forma de vida que se concrete en el bienestar de todos y todas, mayorías y minorías con toda su diversidad cultural, ideológica y visiones del mundo.

Al respecto Simón Pérez dice: “La democracia implica una división, una colección de desacuerdos. No es un lugar de gente similar sino de gente diferente. Su principio no es de igualdad sino de igualdad de derechos para que cada quién sea diferente y no obstante las diferencias y los puntos de vista variados, sea posible vivir juntos y sin violencia.