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Eva Castañeda*

 

Raúl Zurita es hoy en día un referente obligado para la poesía chilena y latinoamericana en general. Su obra poética se circunscribe mayoritariamente a la experiencia de la dictadura militar. No obstante, también conecta con las múltiples historias de agravio y vejación que muchos de los países latinoamericanos viven, especialmente aquellos quehan sido víctimas de regímenes dictatoriales. La reflexión que ha guiado la escritura del poeta chileno está marcada indefectiblemente por las vivencias dolorosas de la violencia. El poeta chileno se aleja de la poesía política y en su lugar acude a formas que rebasan por mucho la discursividad tradicional. Por ejemplo, su necesidad de protesta frente a la dictadura lo llevó a realizar una serie de actos que podrían calificarse desde desmesurados a cuestionables: quemarse los ojos con amoniaco y la mejilla con un hierro ardiente, escribir en el desierto de Atacama o en el Cielo de Nueva York son algunas de las acciones que evidencian “que el discurso lírico debe montarse sobrenuevos soportes materiales. […] Zurita no cree que la poesía pueda ser factor de transformación social, pero está convencido que su presencia en el mundo es absolutamente necesaria”. Amén de los ejemplos señalados, es cierto que no toda su obra excede los límites textuales; sin embargo, estas prácticas resultan ser evidencias contundentes de su poética y, por tanto, de la manera, excesiva si se quiere, de entender el acto reativo.

Esta disputa en lo que él llama el terreno concreto del lenguaje, se dirimió mediante formas alternativas, rutas que los artistas de la Escena de Avanzada habían puesto en marcha. En ese contexto, la posición estética era también política, por lo que frente al monólogo de la dictadura había que poner en práctica una escritura que preservara el recuerdo de aquellos cuerpos que habían sido torturados y más tarde desaparecidos; la poesía para Zurita no es contemplación pasiva, su tarea, si es que puede asignársele una, es la recuperación de la memoria. De tal modo quepoesía y memoria invitan a pensar al otro desde su particularidad para luego abarcar el cuerpo social. La obra del autor chileno nos plantea una serie de interrogantes que es posible desentrañar en la medida que analicemos el fenómeno de modo integral, es decir, considerar que la poesía y, en términos generales, la literatura de la dictadura en Chile echó mano de la interdisciplinariedad para nombrar de otro modo lo sucedido. Eso explica que, por ejemplo, Raúl Zurita trascendió la página y los soportes tradicionales para expresarse en otras materialidades. Estos cruces disciplinares han arrojado resultados sumamente interesantes en la poesía latinoamericana reciente, pues se ha apostado por escrituras que cuestionan su realidad o, dicho de otro modo, estamos frente a una poesía indócil que reflexiona sobre sus circunstancias sociales, políticas y estéticas. Lo que en modo alguno es un ejercicio menor, pues en muchoes herencia de aquellas escrituras que surgieron en contextos de violencia, tal es el caso de los revisado aquí.

 

* Emiliano Becerril invita a la Dra. Eva Castañeda, autora de Decir otro lugar (Elefanta Editorial) y especialista en poesía, a pensar sobre Raúl Zurita.

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