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El 11 de mayo de 1846 el expresidente estadounidense James Knox Polk dirigió un mensaje hacia su congreso que exigía declarar la guerra a México en tanto que se había derramado “sangre norteamericana en suelo norteamericano” (Santos Medina, Ramos, Benítez García y Rosas Camacho, 2010, p. 226). Durante los últimos días de mayo del presente año, videos y fotografías han circulado sobre la tensa situación entre Ciudad Juárez y Texas, en donde personal militar dispara balas de pimienta y de goma hacia migrantes a través de la frontera estadounidense hacia el territorio mexicano. En una analogía, ha sido derramada “sangre centroamericana, sudamericana y migrante en suelo mexicano”. La disparidad, la geografía y la palabra, que a veces tocan el futuro, no permiten a México actuar de la misma forma en la que actuó hace casi dos siglos el gobierno estadounidense. Aquí algunas notas.

Videos y fotografías fueron publicados a través de medios como Norte de Ciudad Juárez, Swissinfo, El Sol de México, CNN y The Washington Post para evidenciar que elementos de la Guardia Nacional de Texas disparan balas de goma y de gas pimienta hacia personas migrantes. Como si la noticia no fuera alarmante ya, las balas fueron disparadas hacia el lado mexicano de la frontera entre Texas y Ciudad Juárez. Fotógrafos como Francisco Servín graban el momento en que las balas son disparadas hacia el lado mexicano. De acuerdo con entrevistas de algunos migrantes es común que las autoridades realicen este tipo de acciones, incluso con infancias y mujeres (Forbes Staff, 2024).

Uno testimonio venezolano describe “Los policías de allá de El Paso (EU) tienen pistolas con gas pimienta, ahorita al Ejército (la Guardia Nacional de Texas) también le dieron y ahorita no nos podemos acercar ahí porque nos disparan. Son unas bolitas que si se revientan en el cuerpo de uno le pica, arde la cara, se ahoga uno, se ahogan los niños” (Forbes Staff, 2024). El uso de la fuerza no es moderado hacia las personas migrantes, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró el miércoles 15 de mayo que el gobernador de Texas se había “moderado” y que se busca una “ mantener una buena relación” con Estados Unidos (Forbes Staff, 2024), días después se comienzan a tener noticias de este tipo de actos. La violencia en el Río Bravo y los múltiples mecanismos que utiliza el gobierno de Texas para evitar que los migrantes pasen han sido documentados (Miranda, Vargas, Zárate, Jara y Villarreal, 2023), (Villarreal, 2024), usan desde palas, púas, láseres, gritos, insultos, jaloneos, entre otros.

La analogía entre “sangre norteamericana en suelo norteamericano” y “sangre centroamericana, sudamericana y migrante en suelo mexicano” no es exagerada, ni ahistórica. Los enfrentamientos tensos entre México y Estados Unidos tienen que ver en un primer momento con la tendencia expansionista de Washington. En el pasado, por la intención de anexionar Texas a la nación americana, las justificaciones o excusas fueron variadas: “incidentes o escaramuzas”, tratados de compraventa y secesiones de guerra, entre otras. La cuestión de la soberanía siempre estuvo presente, tema poco conocido por el autor de este texto entre los estudios migratorios, mucho se habla de nacionalidades y ciudadanías, así como de la modificación del papel tanto de los actores como de los espacios en materia de soberanía. A estos temas se suman otros tópicos adyacentes no menos complejos como la disparidad económico-militar, la hegemonía, la raza, el género y la geografía. Sería incauto decir que México puede hacer reclamaciones al nivel que las hizo Polk en su momento, considerando la asimetría de poder existente entre ambos países. Uno de los únicos mecanismos es denunciar. Sin embargo, aunque los medios son una forma de denuncia, la conciencia mediática se ha vuelto nula. Ignorar la información se ha vuelto común en el revuelo mediático, tal como ocurre con el caso de Palestina en Medio Oriente.

Los medios sí juegan un papel importante para visibilizar, la presencia de periodistas hace que las medidas sean “moderadas” por parte del personal militar texano hacia los migrantes. Es común ver en videos y fotografías que los militares texanos guardan “cierta compostura”, pero no siempre, frente a cámaras y otros actores. Lo lamentable es comenzar a caer en el sueño, aunque las cosas se sepan y los hechos estén despiertos, las voluntades políticas duermen o gustan de la inacción placida. La cuestión ya no es si un árbol cae y nadie lo escucha ¿Realmente ese árbol cayó?, ahora la cuestión es: un árbol cae, la gente lo escucha, pero los presentes ni se inmutan.

*Momoxca, internacionalista, escritor y migrantólogo.