loader image

 

Sal

(Primera parte)

Carmelo Enríquez Rosado*

“La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar.”

Karen Blixen/Isak Dinessen

Pásame la sal, le pedí a un amigo canadiense durante una comida hace ya algunos años, mientras estiraba su brazo para darme el salero me preguntó: ¿no sería bueno saber la historia de la sal? -sería interesante, comenté y la conversación discurrió acerca de ese tema y derivó hacia otros asuntos triviales como ocurre en una reunión informal entre amigos. El tema se fue como los restos de comida, al cesto.

Algún tiempo después volvió a mi mente aquella reunión familiar y entre los trozos de recuerdos regresó aquella pregunta: “¿no sería bueno saber la historia de la sal?”.

A mi mente llegó no la sal, sino el mar, y la nueva pregunta era ¿Por qué el agua del mar es salada? Durante millones de años los ríos y las tierras, deshielos, evaporación del agua, y las erupciones volcánicas han ido depositando en los océanos diferentes sales minerales. Con el tiempo, el conglomerado de estos sedimentos ha provocado que las grandes masas de agua oceánicas alcancen un índice de concentración de sal o salinidad medio del 3,5%, es decir, 35 gramos de sal por cada litro de agua. Del mar regresamos a la sal.

La mayoría de los habitantes del mundo tiene acceso a la sal común, pero en general se pondera la gran importancia de este compuesto químico (el único mineral comestible directamente) en la historia de la humanidad. Ya desde el siglo VI Casiodoro afirmó: “El hombre puede vivir sin oro, pero no sin sal” y siglos antes Plinio proclamaba: “el verdadero gozo de la vida no podría existir sin el uso de la sal”

La pregunta original de mi amigo no atendía una necesidad, sino una curiosidad y en la búsqueda traté de encontrar respuesta a la pregunta. No necesariamente una historia, no, tan solo mostrar algunos rasgos. Empecé a buscar y encontré en los registros de la historia de Occidente a Egipto, y China los países precursores en la producción de sal.

Sal en el mundo

Perdí la comunicación con mi amigo Mark, se fue a trabajar a Egipto. Podría exclamar un ¡oops! si supiera de las momias preservadas con las arenas salinas de los desiertos de Egipto, si además de los ritos funerarios, percibiera también el uso culinario y de la cura en sal de la carne, el jamón y el pescado. La historia data de 3000 años antes de Cristo.

Mesoamérica produjo sal desde los orígenes de su agricultura, el autoconsumo constituía uno de los elementos más importantes del comercio. Dada la dependencia de todas las culturas de este mineral, se desarrollaron en cada región distintas técnicas para su explotación tanto costeras como de tierra adentro.

Los Mayas en América la empleaban además como moneda. En la invasión española los lugares de producción de sal se convirtieron en objetivos a dominar. La actividad pesquera incrementó la demanda de sal y fue necesario buscar nuevos mercados para la ampliación del comercio del pescado en salazón.

Salar de Uyuni

El mayor desierto de sal en el mundo: el salar de Uyuni, y cuenta con importantes reservas minerales; incluidos millones de toneladas de litio, azufre, boro, carbono, magnesio, potasio y ulexita.

Ofrece espectaculares paisajes sobre costras de sal durante la época de sequía y un «espejo infinito» del reflejo del cielo, se confunde con el horizonte durante la temporada de lluvias.

Sus 10.000 millones de toneladas de sal disponibles permiten al país extraer y comercializar cerca de 25.000 toneladas de sal cada año; Sus riberas son el hogar de decenas de especies autóctonas y en peligro de extinción así como hogar de comunidades indígenas como los aimaras o aymaras. Hasta aquí te cuento mi estimado amigo y sigue la 2ª parte.

*Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública

Foto: planetden.com